Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Dossier Francisco I  
 
12/07/2015 | Un papa propenso a abrazar las raíces del populismo latinoamericano

Loris Zanatta

¿Por qué el Papa lleva flores a la isla de Lampedusa, lugar simbólico del egoísmo europeo frente a la inmigración, y nunca pensó hacerlo en el Malecón de La Habana? ¡Miles de personas han muerto en el estrecho de Florida tratando de evadir la isla! Silencio.

 

Diario La Nación.com. 10/7/2015 - A primera vista, Francisco dice cosas que quien tenga un poco de sensatez suscribe: garantizar la paz, combatir el hambre, proteger la naturaleza, priorizar al humano y su dignidad, luchar contra la explotación, la desigualdad, la cultura del descarte.

Claro, se puede objetar que sus diatribas en contra de la economía de mercado son simplistas y no ayudan a combatir la pobreza, y que su forma de demonizar el dinero recuerda la que en un tiempo la Iglesia reservaba al sexo. Pero las palabras del Papa son populares, reflejan el sentido común.

Si se las mira en una perspectiva histórica, sin embargo, son menos inocuas.
En ese sentido, Francisco tiene enemigos: para Jorge Bergoglio, eran "la racionalidad iluminista" y las clases medias de América latina, enfermas de "mentalidad colonial", laicas, consumistas.

Y tiene preferencias: "Los movimientos populares de signo nacional", vehículos de la cultura católica. ¿La política, la Constitución, la democracia, el Estado de Derecho? Muy bien. Pero antes está la "cultura", sobre la cual deben inspirarse las instituciones políticas para conservar su legitimidad.

¿Sorprende la preferencia del Papa por los gobiernos populistas? Claro, no son todos iguales entre ellos. Pero es secundario: los Morales, los Castro, los Correa, los peronistas, los chavistas y los sandinistas encarnan lo nacional y lo popular. Los otros son de otro palo. Son éstas las raíces del populismo en América latina y Bergoglio siempre adhirió a ellas.

Es cierto, hubo un tiempo en que el populismo se fue por otro camino. Pero ya el comunismo pasó y el Papa está feliz de poder reconducir al redil a las ovejas desorientadas. ¿Acaso la fe comunista no había sido la herejía cristiana del siglo XX? ¡Así que nadie le pida a Rafael Correa aprobar una ley sobre el aborto! Y qué rápido fue Evo Morales en marginar sus rituales incaicos.

Nicolás Maduro hoy, como Hugo Chávez ayer, invoca a Cristo, y el "enemigo colonial" es el opositor Henrique Capriles, demasiado laico. ¿Y Raúl Castro? Ya volvió a las fuentes jesuíticas que siempre inspiraron al régimen cubano. ¿Cristina Kirchner? Mutatis mutandis, lo mismo.

Más que las palabras de Francisco, sin embargo, hacen ruido sus silencios. ¿Por qué tanto escándalo contra la "cultura del descarte" y ni una palabra para las víctimas de la represión en Cuba o en Venezuela? ¿Acaso no tienen dignidad? ¿El papa político le gana en esos casos al pastor? Qué decir del arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, hombre cercano al Papa, y de sus grotescas declaraciones: en Cuba no hay prisioneros políticos. Mientras, una conocida artista era llevada a la cárcel por leer a Hannah Arendt en la calle.

¿Por qué el Papa lleva flores a la isla de Lampedusa, lugar simbólico del egoísmo europeo frente a la inmigración, y nunca pensó hacerlo en el Malecón de La Habana? ¡Miles de personas han muerto en el estrecho de Florida tratando de evadir la isla! Silencio.

Liber Press (Organismo Internacional)

 



 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House