¿Por qué el Papa lleva flores a la isla de Lampedusa, lugar simbólico del egoísmo europeo frente a la inmigración, y nunca pensó hacerlo en el Malecón de La Habana? ¡Miles de personas han muerto en el estrecho de Florida tratando de evadir la isla! Silencio.
Diario La Nación.com. 10/7/2015
- A primera vista, Francisco dice cosas que quien tenga un poco de sensatez
suscribe: garantizar la paz, combatir el hambre, proteger la naturaleza,
priorizar al humano y su dignidad, luchar contra la explotación, la
desigualdad, la cultura del descarte.
Claro, se puede objetar que sus diatribas en contra de la economía de mercado
son simplistas y no ayudan a combatir la pobreza, y que su forma de demonizar
el dinero recuerda la que en un tiempo la Iglesia reservaba al sexo. Pero las
palabras del Papa son populares, reflejan el sentido común.
Si se las mira en una perspectiva histórica, sin embargo, son menos inocuas.
En ese sentido, Francisco tiene enemigos: para Jorge Bergoglio, eran "la
racionalidad iluminista" y las clases medias de América latina, enfermas
de "mentalidad colonial", laicas, consumistas.
Y tiene preferencias: "Los movimientos populares de signo nacional",
vehículos de la cultura católica. ¿La política, la Constitución, la democracia,
el Estado de Derecho? Muy bien. Pero antes está la "cultura", sobre
la cual deben inspirarse las instituciones políticas para conservar su
legitimidad.
¿Sorprende la preferencia del Papa por los gobiernos populistas? Claro, no son
todos iguales entre ellos. Pero es secundario: los Morales, los Castro, los
Correa, los peronistas, los chavistas y los sandinistas encarnan lo nacional y
lo popular. Los otros son de otro palo. Son éstas las raíces del populismo en
América latina y Bergoglio siempre adhirió a ellas.
Es cierto, hubo un tiempo en que el populismo se fue por otro camino. Pero ya
el comunismo pasó y el Papa está feliz de poder reconducir al redil a las
ovejas desorientadas. ¿Acaso la fe comunista no había sido la herejía cristiana
del siglo XX? ¡Así que nadie le pida a Rafael Correa aprobar una ley sobre el
aborto! Y qué rápido fue Evo Morales en marginar sus rituales incaicos.
Nicolás Maduro hoy, como Hugo Chávez ayer, invoca a Cristo, y el "enemigo
colonial" es el opositor Henrique Capriles, demasiado laico. ¿Y Raúl
Castro? Ya volvió a las fuentes jesuíticas que siempre inspiraron al régimen
cubano. ¿Cristina Kirchner? Mutatis mutandis, lo mismo.
Más que las palabras de Francisco, sin embargo, hacen ruido sus silencios. ¿Por
qué tanto escándalo contra la "cultura del descarte" y ni una palabra
para las víctimas de la represión en Cuba o en Venezuela? ¿Acaso no tienen
dignidad? ¿El papa político le gana en esos casos al pastor? Qué decir del
arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, hombre cercano al Papa, y de sus
grotescas declaraciones: en Cuba no hay prisioneros políticos. Mientras, una
conocida artista era llevada a la cárcel por leer a Hannah Arendt en la calle.
¿Por qué el Papa lleva flores a la isla de Lampedusa, lugar simbólico del
egoísmo europeo frente a la inmigración, y nunca pensó hacerlo en el Malecón de
La Habana? ¡Miles de personas han muerto en el estrecho de Florida tratando de
evadir la isla! Silencio.