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21/07/2015 | El nuevo mapa político del Oriente Medio

José E. Mosquera

El acuerdo nuclear que firmaron la troika: Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y Rusia con Irán, que puso fin a los 35 años de enfrentamientos entre EE.UU. y Teherán, es un acuerdo que cambia de manera irreversible el mapa geopolítico del Oriente Medio, aminora un poco la violencia extrema en esta convulsionada región y fortalece el legado de la política exterior de la administración de Obama, en el Oriente Medio.

 

Este acuerdo es un punto de partida de una nueva era en las relaciones de cooperación del país asiático con el mundo occidental, como lo señaló atinadamente su presidente Hasán Rohaní, porque además de disminuir las tensiones políticas y militares en la región, genera cambios en las relaciones e intereses de Estados Unidos y UE con Irán, y con otros países de Asia. Sin embargo, no acaba con las rivalidades entre el poder chiíta en Irán y el poder sunita en Arabia Saudita. 

En el mundo islámico, el 85% de la población es sunita y sólo el 15% son chiítas, pero estos últimos son mayorías en Irak, Irán, Bahréin y Líbano. En el Oriente Medio, Arabia Saudita es la gran potencia regional del mundo árabe y del sunnismo. En cambio, Teherán es del chiísmo y eso tiene un peso estratégico en el nuevo mapa político que se abre paso con la firma de este acuerdo.

Irán es un actor clave en el tablero del poder político en la región por sus riquezas energéticas y su ubicación geográfica. Es un país que une al Oriente Medio con Asia Central y el Golfo Pérsico. Además, es un jugador de primera línea en dos ejes estratégicos, en el arco del islam que va desde el Cuerno de África hasta Indonesia, y en el construido con Siria, Irak y el Líbano para mantener sus rivalidades de potencia regional con Arabia Saudita.

Por eso los primeros países en criticar el acuerdo han sido Arabía Saudita e Israel, dos potencias con las cuales Teherán compite en la supremacía regional. Arabia Saudita acusa a Irán de fomentar las milicias chiítas dentro de su territorio y dice que es una amenaza para sus intereses estratégicos por el apoyo que ofrece al régimen sirio, a Hezbollah en el Líbano y los rebeldes en Yemen.

Entre tanto, para Israel también es preocupante, porque Irán no reconoce el derecho a existir del Estado hebreo y apoya la lucha de Hamás. Israel como la potencia nuclear de la región se verá obligada a abrir un ciclo de nuevas negociaciones sobre su seguridad e intereses con Arabía Saudita y otros países del Golfo Pérsico para enfrentar los desafíos de las reactivaciones de relaciones de Irán con occidente.

Y más aun cuando es un acuerdo por el cual todos los signatarios se sienten ganadores por lo que significa para la paz mundial. Por un lado, EE.UU. y las potencias de la UE logran que Irán garantice que con su programa nuclear no obtendrá por ahora la bomba atómica y coopere en la estabilidad de la región; se convierta en un aliado para la defensa de sus intereses estratégicos en la región y en Eurasia.

Por el otro lado, Irán obtiene que las potencias occidentales le levanten las sanciones económicas que mantiene en cuidados intensivos a su económica y lograr descongelar recursos por US$100 millones que podrá invertir para convertirse en una de las mayores economía regionales. Igualmente, Rusia juega un papel trascendental en la definición de nuevos roles en la geopolítica del Oriente Medio y euroasiática.

Es un acuerdo político que impactará la economía mundial debido a que Irán tiene la cuarta y las segundas mayores reservas de petróleo y de gas del mundo. Un país que produce 2,85 millones de barriles diarios de petróleo, se calcula que con el levantamiento del bloqueo su producción aumentará en un millón de barriles diarios. 

De manera que habrá una mayor sobreoferta de crudo en el mercado mundial y, desde luego, que tendrá un impacto en el precio internacional. Sobreoferta que se traducirá en buenos dividendos para los países compradores, pero con un impacto muy negativo para las economías de países productores como Venezuela, Colombia, Ecuador, Sudán, Nigeria y Angola, entre otros. 

EE.UU., como aliado de Irán en la región, reforzará su posición frente a Rusia y China. Los chinos son sus mayores socios comerciales e inversionistas y los rusos sus mayores proveedores de armas. Los intereses económicos de los estadounidenses y los europeos con su viraje le apuntan a tener un buen pedazo de la torta de un mercado de 78 millones de habitantes. 

América Economía (Chile)

 



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