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04/08/2015 | Así son los campamentos de esclavos para forjar terroristas de Sendero Luminoso

Pao Ugaz

Desde los años 90 esta banda peruana secuestra a personas en la selva. A los niños los adoctrinan y entrenan como guerrilleros. A las mujeres las violan para que procreen nuevos milicianos

 

La policía peruana ha rescatado a siete niños y ocho adultos de la etnia ashaninka secuestrados por la banda terrorista Sendero Luminoso en la selva de Perú desde la década de los noventa. El viceministro de Defensa, Iván Vega, señaló que este rescate es la segunda parte del operativo en el que se liberó hace pocos días a 26 niños y 13 adultos en el Valle del Río Ene, Apurímac y Mantaro (VRAE), ubicado en un área inhóspita del centro de Perú.

Los niños están en un estado de salud «deplorable, con enfermedades en la piel y desnutrición», informó Vega. El funcionario gubernamental consideró que aún existen entre 60 y 80 menores secuestrados por esa banda terrorista.

Los rescatados –que en su mayoría provienen de la etnia ashaninka- vivían como esclavos en pleno siglo XXI bajo las huestes de los hermanos Víctor y Jorge Quispe Palomino, quienes lideran la única facción de Sendero Luminoso que sigue en guerra contra el Estado peruano, desde que se capturó a la facción liderada por «Artemio» en el valle del Huallaga en el 2012 y al líder máximo, Abimael Guzman en 1992.

Los secuestros a hombres, mujeres y niños de la etnia ashaninka se iniciaron en la década del noventa cuando los senderistas se adentraron en el corazón de la selva peruana huyendo de la persecución del ejercito.

El testimonio de un hombre que huyo del campamento fue clave para que la policía peruana organizara desde hace más de tres meses el operativo llamado «Reencuentro 2015» que acabó en la liberación de los rehenes, en el que no hubo ninguna víctima.

Violaciones

Según explicó el viceministro de Defensa, los liberados (mujeres y niños) forman parte de la «masa de producción» de los terroristas porque les proveen de comida que cultivan ellas mismas y de combatientes, al darles hijos, productos de sucesivos abusos sexuales.

«Esta operación tuvo como objetivo recuperar a las personas que estaban bajo cautiverio de Sendero Luminoso en un denominado 'campamento de producción'. Un campamento de producción es una zona geográfica donde los terroristas concentran a niños para que se dediquen al cultivo y a la crianza de animales, y a las mujeres jóvenes para embarazarlas y procrear 'pioneritos'. Es decir, niños senderistas para adoctrinarlos y continúen con la guerra», explicó Vega.

Los niños recibían clases de cómo ser militante de la banda terrorista, es decir, cómo usar armas bajo la ideología que impulsan los hermanos Quispe Palomino.

Según el informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación que se publicó en el 2003; calculan que de 55.000 pobladores de la etnia ashaninka sufrieron la pérdida del 10 por ciento de su población a manos de Sendero Luminoso, que unos 10 mil fueron desplazados y al menos 5.000 permanecieron cautivos.

Las mujeres liberadas por la policía peruana «han estado 25 a 30 años secuestradas, sometidas a una violencia permanente, prácticamente a una situación de violencia sexual repetida», refirió la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), Marcela Huaita, al tiempo que agregó que algunas son mayores de 60 años.

Apoyo a narcotraficantes

Los campamentos de Sendero Luminoso reúnen a las llamadas «masas cautivas», grupos de personas retenidas para trabajar en labores agrícolas y apoyar militarmente a los terroristas.

El periodista y autor de «Sendero. La guerra milenaria en Perú» Gustavo Gorriti explica que el Sendero de los hermanos Quispe Palomino «es una organización nueva, con una doctrina y una estrategia insurreccional completamente diferentes a las del senderismo histórico, al que hoy repudia y condena apasionadamente».

Con este rescate, las fuerzas del orden buscan mostrar a 4 años del gobierno de Ollanta Humala, que están cada vez mas cerca de acabar con las bases de la facción senderista liderada por los hermanos Quispe Palomino, quienes desde fines de los noventa se han movido a sus anchas por el inhóspito territorio del VRAE; enfrentándose militarmente con el Estado, brindando protección a los comerciantes de droga y cobrando cupos a las empresas energéticas que funcionan en la zona.

ABC (España)

 



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