Miles de personas huyen de sus países debido a las guerras, la miseria y la falta de un presente y futuro mínimamente seguro. En el caso europeo, pugnan por llegar especialmente a Italia, Grecia y España para desplazarse hacia el Norte Europeo y Gran Bretaña.

La Comisión Europea propuso en mayo una solución con tres instrumentos: salvar vidas, acoger a los refugiados y combatir el tráfico de personas. Nadie ha objetado rescatar a los que se ahogan pero las resistencias han sido muy grandes ante la sugerencia de abrir las puertas a más inmigrantes y refugiados de acuerdo con las capacidades económicas de cada miembro de la UE y según cuántos refugiados han acogido en los últimos años.

La mayor parte de los gobiernos europeos han preferido escuchar la prédica de los partidos anti inmigración, y el eco de algunos partidos de izquierdas, en vez de atender a los principios legales sobre asilo y refugio. Asimismo, han optado por cerrar las fronteras con medidas de corto plazo, y librar peleas mezquinas como la de París y Londres por la crisis en Calais, en vez de pensar que la cuestión de la inmigración y el asilo necesitan soluciones negociadas, empezando por regularizar y ordenar la llegada de personas para evitar el tráfico ilegal.

Al contrario, el 20 de julio pasado los miembros de la UE no se pusieron de acuerdo sobre cómo acoger a 40.000 potenciales refugiados que esperan en Grecia e Italia, además de otros 20.000 que se encuentran en terceros países. Gran Bretaña (que está exenta de cupo) y la mayor parte de los países del Este europeo y los bálticos se oponen a las cuotas. A España le correspondía acoger a 4.300 refugiados pero sólo aceptó 1.300.

La propuesta que tuvo más apoyo fue la de combatir a los traficantes con medidas militares, cuestión complicada que choca con la posible violación de la soberanía de las aguas territoriales de Libia.

Europa no puede solucionar los conflictos en Siria, Palestina o Libia, pero necesita, entre otras medidas, una diplomacia proactiva que vincule reforma política, cooperación, desarrollo, seguridad regional y respeto al Derecho Internacional. Peter Sutherland, el Representante Especial de Naciones Unidas para la Migración Internacional escribió en mayo pasado: "Nadie le pide a la UE que haga lo imposible. Pero seguramente 500 millones de ciudadanos europeos tienen la suficiente generosidad y recursos para ayudar al menos a unos pocos centenares de miles -inclusive unos pocos millones- de personas que lo han perdido todo. No hace mucho tiempo, los propios europeos estuvieron desesperados pidiendo el mismo auxilio".

Mariano Aguirre dirige el Norwegian Peacebuilding Resource Centre. www.peacebuilding.no