Hay escenas dantescas, como la de una familia pernoctando en un cementerio o la de un anciano, en cama desde hace años, que descansa en el altillo más elevado de su vivienda para que no se lo trague el agua.

La tragedia se repite, año tras año. Así pasan quinquenios, décadas y… la vida. Los gobernadores también pasan, los presidentes vuelven a pasar y la gente se muere con el agua al cuello sin que uno solo se anime a realizar y ejecutar un plan de infraestructuras prioritario para paliar este problema periódico.

Las fotografías de este año podrían ser las mismas del pasado y del anterior. Las crónicas son similares aunque esta crecida es mayor. La gente no camina por la calle, se mueve en canoas, aguanta en los tejados o donde puede.

Quilmes, Tigre, Lujan con la catedral recibiendo el agua y no precisamente bendita, San Antonio de Areco… La lista de localidades afectadas sigue, un año más.

Las elecciones primarias se realizaron en muchos lugares entre fango y charcos, se trasladaron colegios para votar porque los oficiales estaban anegados. Los pronósticos del tiempo anticipaban entonces el mal tiempo, la “sudestada”, la gran tempestad que desborda los ríos.

Daniel Scioli, gobernador de la provincia y favorito a suceder a la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no tomó nota, incluso dijo que esos no eran los pronósticos. Partió rumbo a Italia como si en su provincia no pasara nada. Lo hizo cuando las inundaciones ya eran la noticia nacional. Tuvo que volver de inmediato. Anunció subsidios, habló del cambio climático, de “monitoreo de la situación”, de “lo más importante, atender a la gente” etc, etc.

Mauricio Macri, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aire y adversario en las elecciones presidenciales, había salido antes, de inmediato a ofrecer el dispositivo de emergencia de la capital en pos de la provincia. De paso, desgranó el plan de obras públicas que habría que implementar. Cosas como estas pueden hacer perder o ganar votos decisivos y Scioli lo sabe.

En este escenario de drama, un año más, tampoco Cristina Fernández de Kirchner puso la cara. Agota a los argentinos con sus “cadenas nacionales” para dar rienda suelta a sus impulsos y cargar contra la justicia, los medios de comunicación o lo que se le cruce en su camino o en su mente. El cálculo de que le “salpique” la mala noticia se impone.

En este último drama el secretario general de la Presidencia, Wado de Pedro, salió tarde pero salió, e invitó a los damnificados a que visiten la web del Gobierno. “Allí se puede encontrar toda la información para la coordinación de lo que va a ser la ayuda el día después, cuando se vaya el agua y la televisión, que es el momento en que tenemos que estar presente“. Por si alguien no lo habían entendido, insistió: “El vecino necesita un apoyo personal, saber que se fue la televisión y alguna presencia más fuerte, pero sigue la solidaridad entre nosotros”.

Los vecinos lo necesitaban ayer. Para mañana lo que precisan es otra cosa: la ejecución de las obras y que su presupuesto llegue a destino.

Como decíamos, un año más y… un año menos.