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05/09/2015 | Refugiados- Perdonen por nuestro Gobierno

Patxi López

Ha hecho falta ver la imagen de un niño ahogado para que ya no podamos seguir ocultando por más tiempo nuestra vergüenza. El asilo político es un principio moral de la propia democracia europea.

 

Ha hecho falta ver la imagen de un niño ahogado, encallado como un pequeño bote en la playa, para que ya no podamos seguir ocultando por más tiempo nuestra vergüenza. Pero no es el primero, otros niños como él y miles de adultos han perecido en la trágica huida. El Mediterráneo se ha convertido en una enorme fosa común que traga cada día de forma anónima a los refugiados desesperados. Sabíamos todo eso. Lo sabíamos, pero ha sido necesario que este niño sirio nos diera una enorme bofetada con su muerte para obligarnos a abrir los ojos al horror que sufren los que escapan de la muerte.

Los españoles sabemos lo que es huir de la muerte y de la represión. Nos acordamos de los campos de internamiento de Argelès-sur-Mer, de Gurs y de tantos otros. En abril de 1939, 500.000 personas cruzaron la frontera con Francia escapando de la represión franquista. Parece que el señor Rajoy no se acuerda o no quiere acordarse.

Y el conjunto de Europa también lo sabe: durante los años 1945 y 1946, millones de personas expulsadas o desplazadas deambulaban por Europa buscando un sitio para comenzar una nueva vida.

La vieja Europa es el continente que más refugiados ha tenido durante el siglo XX. Hoy son los sirios los que tocan nuestra puerta, igual que los republicanos españoles que cruzaron el pirineo nevado en 1939 llevando consigo únicamente su propio cuerpo y el miedo.

Y dice el señor Rajoy, y otros que no quieren asumir ninguna responsabilidad, que el problema hay que resolverlo en origen. Ya. Pero qué casualidad que digan esto los que nunca han querido mover un dedo. Los que han recortado todas las ayudas a países en desarrollo. Los que no han querido asumir que la miseria ajena, que las violaciones en otros países, son también nuestra responsabilidad aquí. Señor Rajoy, tenemos este enorme drama porque no hemos sabido, y muchos no han querido, resolverlo. Se nos llena la boca hablando de políticas comunes de inmigración, de reforzar la ayuda a los países que tienen estos problemas, y lo único que les hemos mandado han sido drones.

Hemos dejado durante muchos años que África agonizara entre sus violencias; un continente diezmado por el hambre y las enfermedades, mientras sus dictadores guardaban en Europa el expolio de sus países.

Hemos aplaudido las primaveras árabes para después no hacer nada para que pudieran consolidar la democracia. Hemos soportado una guerra interminable y criminal en Siria sin tomar medidas reales.

Sólo hemos tenido expresiones de horror anta la barbarie del Estado Islámico (IS) y estamos permitiendo que 40.000 fanáticos sanguinarios campen a sus anchas arrasando Siria e Irak.

Sr. Rajoy, este enorme drama de hoy es el resultado de no haber resuelto el problema en origen.

Eso ya es tarde para los que están huyendo estos días de Siria. Miles de personas que son la imagen de la vida huyendo desesperadamente de la muerte y cuya fuerza es tan formidable que no hay mar ni muro que la detenga.

No es sólo un problema de fronteras o de seguridad interna de la Unión Europea como nos quiere hacer ver la derecha, es una cuestión de humanidad, es una crisis humanitaria. Son personas que mueren huyendo de la muerte mientras piden refugio en nuestra casa. La capacidad más humana, lo que de forma más radical nos separa de los animales es la capacidad de sufrir con el dolor ajeno. Demostrémoslo.

Hoy nos toca poner en práctica la solidaridad con estos refugiados. Y hace falta voluntad y medios; las buenas palabras y alguna limosna, reducida al mínimo por el egoísmo inhumano, no son suficientes.

Es verdad que es un problema complejo y que afecta a toda la Unión Europea. Es verdad que nos hace falta una política común, pero, desde luego, la solución no está en levantar de nuevo fronteras nacionales blindadas.

Pero además, más importante que recoger a regañadientes a unos grupos de refugiados, es entender que el asilo político, es un principio moral de la propia democracia europea. No se trata de una discusión de cuotas, se trata de defender y no renunciar a un valor ético que dé sentido a la propia existencia de la Unión.

Todas las sociedades deben tener unos valores profundos que hacen que sus miembros se sientan partícipes de un mismo proyecto y comprometidos con él. No es solo por solidaridad, es también por nuestra propia decencia, para no tener que vivir con nuestra propia conciencia amordazada.

Una organización de activistas húngara, recientemente ha puesto carteles de publicidad con el siguiente lema: "Perdón por nuestro Gobierno", al ver a su Presidente hablar con arrogancia y egoísmo sin medida.

Yo, también, hoy con vergüenza quiero decir: perdonen por nuestro Gobierno, los españoles no somos así. Conocemos el sabor a salitre de las lágrimas del miedo. Nos queda humanidad para sufrir con el dolor ajeno. Tenemos solidaridad suficiente para acoger, como acogieron a la generación de nuestros padres que escapaba de la dictadura.

Patxi López es secretario de Acción Política y Ciudadanía de la Ejecutiva Federal del PSOE.

El Mundo (España)

 



 
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