Los autores seculares de Bangladesh se encuentran en pie de guerra por losasesinatos que sufre su comunidad a manos de radicales islamistas desde hace un año. El último se produjo el sábado, cuando fue asesinado a machetazos el propietario de una editorial que había publicado libros de un bloguero laico ejecutado en febrero.

En los últimos cuatro días cientos de editores, publicistas, escritores o libreros han salido a la calle y han cerrado sus negocios para exigir seguridad, justicia y una libertad de expresión que ven cercenada. La comunidad universitaria, cuna del movimiento secular, se ha unido a las manifestaciones.

A primera hora de este martes se reiniciaron las protestas en varios puntos de Dacca, capital bangladesí, con marchas que cortaron carreteras, sobre todo en zonas universitarias. El hartal (bloqueo) ha durado hasta mediodía, tal como habían anunciado los convocantes previamente.

Faisal Arefin Dipan fue hallado muerto el sábado en la oficina de su editorial, Jagriti Prokashoni, con heridas de machetes en el cuerpo. Dipan era el editor de Avijit Roy, uno de los cuatro blogueros laicos asesinados de manera similar este último año.

El mismo día en otro ataque semejante resultaron heridos Ahmedur Rashid Tutul, propietario de la editorial Shuddhashar, y sus colegas Ranadipam Basu y Tareq Rahim. No ha habido ningún detenido por esos ataques.

En el Hospital Universitario de Dacca, Tutul relató al diario Dhaka Tribune los pocos recuerdos que conserva del asalto. "Después del primer golpe en la cabeza, no podía entender qué estaba pasando. Sólo puedo recordar a Tareq tratando de protegerse con las manos y a Ranadipam utilizando sillas como escudo contra los atacantes armados con machetes".

"Este no es un incidente aislado. Comenzaron matando a los autores, luego a los blogueros y ahora el objetivo son los editores", dijo Mustafa Selim, director de la Asociación de Académicos y Editores de Bangladesh (BACPA), en la manifestación de ayer frente al Club Nacional de Prensa, donde se quemaron libros en señal de protesta.

Se ha expandido una sensación de miedo entre la comunidad secular, que acusa al Gobierno de hacer poco por restablecer el orden y a la policía de hacer nada por evitar los ataques. Los manifestantes denuncian que Dipan, quien había notificado hasta cuatro amenazas de muerte, no contaba con medidas de seguridad apropiadas.

"Los asesinos deben ser capturados tan pronto como sea posible. Hay que poner fin a esta pesadilla", afirmó a AFP el editor Farid Ahmed, quien fue amenazado de muerte el domingo a través de un mensaje de texto. "Parece que la publicación de libros se ha convertido en un gran crimen estos días", dijo el editor Robin Ahsan.

El grupo radical Ansar al Islam, vinculado a la rama de Al Qaeda en el subcontinente indio, reivindicó los ataques del sábado contra autores "ateos y blasfemos" y amenazó con seguir asesinando a quienes osen insultar al Islam.

La policía bangladesí, no obstante, atribuye este y otros casos a Ansarullah Bangla Team, un grupo islamista local. Desde agosto han sido detenidos al menos 15 miembros de esta organización que las autoridades relacionan con la publicación de una "lista negra" de blogueros bangladesíes.

Los recientes asesinatos separados de dos extranjeros y un ataque contra la minoría chií en Dacca han acentuado la creciente violencia extremista que atraviesa el país de 160 millones de habitantes, la mayoría musulmanes. El Gobierno ha negado que detrás de estos sucesos esté el Estado Islámico, a pesar de que supuestamente este grupo reivindicó estos tres incidentes.