En un país donde los videntes, la astrología y lo sobrenatural son elementos de referencia para un amplio sector de la población -incluidas las élites-, numerosos habitantes de Rangún colocaron la noche de este sábado velas encendidas frente a sus casas para "ahuyentar la mala suerte".

Aunque la mayoría de los visionarios que pululan en torno a las pagodas más conocidas de Rangún, la de Sule o la emblemática de Shwedagon, adelantaron en la prensa local una jornada de festejos para este domingo que concluiría con la victoria de una "bella mujer" como apuntó el conocido astrólogo San Zar Ni Bo.

"La carta del tarot número ocho muestra a una bella mujer cerrándole la boca al león [el símbolo del partido del presidente Thein Sein]", manifestó Ni Bo.

El previsible triunfo electoral de la Premio Nobel podría convertirse en "la venganza electoral" de la Premio Nobel y de los millones de birmanos que la votaron en 1990 y vieron cómo los uniformados les arrebataban sus esperanzasdemocráticas.

La cita electoral de 1990 fue una catástrofe para Birmania, pero asentó la imagen casi icónica que Suu Kyi ya se había ganado durante la revuelta de 1988 y especialmente desde la histórica alocución que protagonizó el 26 de agosto de ese año en la citada pagoda de Shwedagon.

"En tanto que hija de mi padre, no puedo permanecer indiferente a lo que está pasando", declaró en aquella jornada aludiendo a lo que entonces era su único respaldo político: ser la heredera del general Aung San, el héroe de la independencia de Birmania, que murió asesinado antes de verla.

Hasta esa sublevación popular que los militares aplastarían dejando mas de 3.000 muertos, el destino de Suu Kyi parecía destinado a ejercer simplemente como ama de casa.

Había nacido en 1945 y a los 15 años se alejó de Birmania para irse a vivir con su madre a la India. Después se desplazó a estudiar a Inglaterra, donde se casó con Michael Aris, con el que tuvo dos hijos.

Su regreso en 1988 a su nación ni siquiera estuvo motivado por la algarada popular sino por la enfermedad de su progenitora.

Pero, a partir de ese instante, Suu Kyi se consagró al activismo político y la oposición a la dictadura que se instauró en Birmania en 1962. Un empeño que le costó 15 años de arresto domiciliario, perder el contacto con su esposo -que murió en 1999 sin poder verla- y sus hijos, y sobresaltos personales como los graves ataques que sufrió en 1996 y en 2003 a manos de turbas vinculadas al régimen militar.

Myo Khin fue uno de aquellos jóvenes que la encumbró como una suerte de icono personal. Él tenía entonces 17 años.

"Yo actuaba como correo entre los rebeldes [los estudiantes que decidieron iniciar la lucha armada] y la gente de Suu Kyi. La adorábamos", rememora.

La liberación de la 'Dama' -así la apodan sus admiradores- en noviembre de 2010 fue uno de los primeros indicios de la tímida apertura que asumieron los uniformados desde esa fecha y que se acrecentó con el acceso a la Presidencia en marzo de 2011 de quien ahora es su principal competidor electoral, el ex general Thein Sein.

Desde ese año, Birmania ha registrado significativas transformaciones económicas y políticas pero, como dijo el politólogo Nicholas Farrelly a Afp, hay "dos grandes factores que no han cambiado: el aura carismática de Suu Kyi y la influencia sostenible de la élite militar".

El carisma de la opositora no ha evitado que algunos sectores de intelectuales y veteranos de la lucha contra la dictadura hayan criticado su comportamiento autoritario.

"En el partido no se tose sin su permiso", dice ahora Myo Khin, que se ha desvinculado de la Liga.

Como escribió el activista pro demócrata Aung Din, la Liga Nacional para la Democracia funciona como una compañía privada donde "Suu Kyi es el presidente del consejo de administración y los miembros del comité ejecutivo central son nombrados por su lealtad [a la jefa del Consejo], mientras que los militantes son accionistas menores que no tienen ningún derecho a votar".