Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
Frente Externo  
 
21/08/2006 | Cómo la pérdida de derechos de propiedad causó el colapso de Zimbabwe

Craig J. Richardson

Por muchos años Zimbabwe fue conocido como la “joya” de África. Rico en recursos naturales y tierra fértil, produjo suficiente comida para alimentar a su gente y exportar a otros. El sector agrícola constataba 60 por ciento de los insumos para la producción de su base de manufacturación—por lo tanto la agricultura era verdaderamente la columna vertebral de la economía.

 

Sin embargo, como muchos otros países africanos, Zimbabwe tenía una base de manufacturación sofisticada también. El sector empleaba a miles de trabajadores que producían desde textiles, hasta cemento, químicos, productos de madera, y acero. Zimbabwe también tenía un sector bancario sólido, un turismo vibrante, y más represas que cualquier otro país de África Sub-Sahariana con la excepción de Sudáfrica. La mayoría de las personas confiaban en la policía y creían que el sistema judicial trataba los casos de manera justa; de hecho, el bajo nivel de delincuencia era similar al de muchos países europeos. Tal vez lo más importante es que el país tenía un estado de derecho sólido, con un sistema de derechos de propiedad moderno que permitía que los dueños utilizaran el valor de sus tierras para desarrollar y construir negocios nuevos, o expandir los anteriores. Todo aquello condujo al crecimiento del PIB real, el cual en promedio era de 4,3 por año luego de la independencia en 1980.[1]

La disparidad en las tierras agrícolas

A pesar de esos éxitos, la noción de una reforma agraria era popular políticamente antes del 2000, cuando el Presidente Robert Mugabe comenzó a confiscar las tierras agrícolas comerciales. Cualquiera sobrevolando Zimbabwe en un día claro hubiera visto las diferencias en las regiones agrarias y tal vez hubiese entendido mejor la preocupación muy enraizada del país con respecto a la reforma agraria. En algunas áreas del país había grandes pedazos de tierra bien irrigada de granjas comerciales, produciendo miles de hectáreas de tabaco, algodón, y otros cultivos tradicionales. En otras regiones había pequeñas y polvorientas granjas comunales que estaban apretadas, usualmente sufriendo de falta de agua. Estas granjas producían maíz, nueces de tierra, y otros cultivos tradicionales. Cerca de 4.500 familias blancas eran propietarias de la mayoría de las unidades agrícolas comerciales. En contraste, 840.000 agricultores negros esgrimían escasos ingresos de sus tierras comunales—una herencia del colonialismo.

Más de un 80 por ciento de las unidades comerciales agrícolas de los blancos habían cambiado de propietarios desde que Mugabe subió al poder en 1980, y menos de un 5 por ciento de los agricultores blancos podían rastrear sus ancestros hasta los colonizadores ingleses originales que llegaron en los 1890s. Aún así, las desigualdades entre los negros y los blancos irritaron los pedidos de Mugabe y de otros para devolver las “tierras robadas” fértiles a los ciudadanos negros.[2]

No obstante, lo que muchos observadores dejaron pasar por alto era que la fertilidad de la tierra no era determinada solamente por la cantidad de lluvia recibida por ella o por la calidad de la tierra en sí. Aunque muchas tierras comunales tendían a estar en áreas más secas, muchas estaban ubicadas directamente adyacentes a las unidades comerciales agrícolas o en áreas que recibían mucha lluvia. Además, había unidades comerciales agrícolas en áreas muy áridas de Zimbabwe. Pero en casi todos los casos, las áreas comunales eran secas y chamuscadas, mientras que las tierras comerciales eran verdes y lujuriantes.[3]

La disparidad en derechos de propiedad

¿Por qué la diferencia entonces? Gran parte de la respuesta yace en la diferencia en derechos de propiedad entre las dos áreas. Las granjas comerciales tenían títulos de propiedad sólidos que les dio a los agricultores grandes incentivos para administrar eficientemente la tierra y le permitió al sector bancario prestarle fondos para la maquinaria, las tuberías de irrigación, semillas y herramientas. Esas instituciones desarrollaron los sistemas de distribución de agua más sofisticados en el sur de África (excluyendo a Sudáfrica). De las 12.430 represas en toda la región, una sorprendente porción de 10.747 están en Zimbabwe. Aunque Zimbabwe tiene tan solo 7 por ciento de la tierra de la región, tiene 93 por ciento de toda el área de la superficie de agua de reserva.[4] Aquello le dio al país una tremenda amortiguación en contra de las sequías. Las unidades comerciales agrícolas grandes también empleaban a alrededor de 350.000 trabajadores negros y muchas veces proveían con dinero a las escuelas y clínicas locales. Las granjas comerciales de pequeña escala y no comerciales, administradas por cerca de 8.500 agricultores negros, tenían acceso a crédito y también eran productivas.

Las tierras comunales, por otro lado, muchas veces eran plagadas por problemas como los de la tragedia de los comunes, todo mientras que la tierra se volvía sobre-utilizada y erosionada considerablemente a través del tiempo. Además, sin títulos de propiedad, habían disputas frecuentes acerca de los derechos de uso de la tierra entre los residentes de las aldeas y el jefe de la aldea, ya que cada aldea había complicado las restricciones de cómo se podía o no usar la tierra.

Desafortunadamente, el rol vital que los derechos de propiedad jugaban en ser el eje de la economía de Zimbabwe fue invisible para la gran mayoría de personas. Lo que fue inmediatamente aparente para cualquier observador era el enorme y tangible contraste entre las grandes y lujuriosas unidades comerciales agrícolas y las pequeñas y polvorientas unidades agrícolas comunales. Los veteranos de la guerra vieron a las unidades comerciales agrícolas como un precio justo por haber respaldado a Mugabe durante el movimiento para la independencia hace 20 años y ellos continuaron pidiendo las tierras comerciales antes de las elecciones parlamentarias del 2000. Sin embargo, la constitución de Zimbabwe no permitía la confiscación de tierras sin compensación adecuada y la gente obediente de Zimbabwe apoyaba aquella noción. A principios del 2000, ellos rechazaron el intento de Mugabe de expandir los poderes confiscatorios del estado en un referendo. Además, en una encuesta del 2000 conducida por la Fundación Helen Suzman—basada en Sudáfrica, solo 9 por ciento de los ciudadanos de Zimbabwe decían que la reforma agraria era el asunto más importante en la elección.

Algunos de los consejeros de Mugabe aparentemente entendían más la situación como para socavar los derechos de propiedad. A principios del 2000, a Mugabe se le dio un memorando confidencial por parte del Banco de la Reserva de Zimbabwe, el banco central del país. El memo predecía que avanzar con las confiscaciones de tierra resultaría en el retiro de la inversión extranjera, en defaults en los préstamos agrícolas, y en un colapso masivo de la producción agrícola.[5]

El memo luego resultaría ser contundentemente profético. Desafortunadamente, Mugabe lo ignoró. Entre el 2000 y el 2003, su gobierno procedió y autorizó la confiscación de cerca de todas las 4.500 unidades agrícolas comerciales. El objetivo oficial era el de dividir las tierras en cientos de miles de parcelas pequeñas para los agricultores negros tradicionales. En la práctica, gran parte de las parcelas acabaron en las manos de los que apoyaban políticamente a Mugabe y de los funcionarios del gobierno, quienes tenían una sabiduría deficiente acerca de la producción agrícola.

La implosión económica

Las predicciones del memo del banco central luego retornarían para frustrar a los ciudadanos ordinarios. Durante los próximos cuatro años, la economía comenzó a desmoronarse con velocidad creciente. Para el 2003 esta estaba encogiéndose más rápido que cualquier otra en el mundo, a una taza de 18 por ciento al año.[6] La inflación estaba subiendo por un 500 por ciento, y los ciudadanos de Zimbabwe perdieron más de un 99 por ciento de su valor de tipo de cambio.[7] Hoy la economía continúa su extraordinaria caída libre. Aquí hay algunas cosas que han ocurrido desde el 2000:

• Los inversionistas financieros han huido, preguntándose si otros negocios serán confiscados luego. La inversión extranjera directa cayó a cero para el 2001 y la tasa de riesgo para la inversión para Zimbabwe del Banco Mundial se disparó de un 4 por ciento a un 20 por ciento en aquel año también.

• Como el gobierno ya no respetaba los títulos de propiedad de tierra, había mucho menos colateral para préstamos bancarios. Docenas de bancos colapsaron y aquellos que no, se negaron a extender crédito para los agricultores.

• La tierra comercial agrícola perdió aproximadamente tres cuartos de su valor agregado solamente entre el 2000 y el 2001 como resultado de los títulos de propiedad perdidos. Aquella pérdida de un año, de acuerdo a mis calculaciones, fue de $5,3 mil millones—más de tres veces y media la cantidad de toda la ayuda externa dada por el Banco Mundial a Zimbabwe desde su independencia en 1980.[8] Sin los activos en el sistema bancario, las grandes redes de actividad económica colapsaron a través de todos los sectores de la economía. Setecientas compañías cerraron para fines del 2001 como también la producción industrial se redujo por un 10,5 por ciento en el 2001 y por un 17,5 por ciento en el 2002.[9]

• El colapso del sector agrícola derivó en una gran hambruna, mientras que los agricultores comerciales se fueron a otros países africanos tales como Zambia, Nigeria, y Ghana llevándose con ellos el conocimiento específico de las prácticas de la producción agrícola.

 

El gobierno de Zimbabwe ha culpado del colapso económico a una variedad de factores externos, incluyendo a las conspiraciones occidentales y al racismo. La excusa más potente de Mugabe, sin embargo, resultó ser la sequía. En la cumbre de septiembre de 2005 en las Naciones Unidas él reiteró que la economía de Zimbabwe está sufriendo debido a “continuos años de sequía”.10 De hecho, las represas en Zimbabwe estaban llenas durante todo el declive económico.[11] Desafortunadamente, las tuberías de irrigación ya no son propiedad de nadie, así que están siendo excavadas y retiradas de la tierra como deshecho, sin costo alguno. Algunas hasta son derretidas para hacer maniguetas de ataúdes, una de las pocas industrias crecientes que quedan en el país.

Aún así, algunas personas le creen a Mugabe. La sequía de 2001-02, por ejemplo, fue denominada como una de las peores en los últimos 50 años por un funcionario del FMI.[12] De hecho, luego de que analicé los datos de 93 por ciento de las estaciones de lluvia de Zimbabwe, resulta que la “sequía” de 2001-02 tenía la posición número trece en los últimos 50 años, con el nivel de lluvia del 2001-02 colocándose solo un 22 por ciento por debajo del promedio. Como lo muestra la Gráfica 1, la relación cercana entre la lluvia y el crecimiento del PIB se desconectó drásticamente en el 2000, el primer año de las reformas agrarias. Los años siguientes muestran una caída de lluvia por encima del promedio, aún mientras la economía continuaba desmoronándose.

Mis econometrías estiman que el efecto independiente de las reformas agrarias, luego de ajustar para la caída de lluvia, la ayuda externa, el capital, y la labor y la productividad de éste resultó en una reducción anual del PIB de 12,5 por ciento para cada uno de los cuatro años entre el 2000 y el 2003.[13] La reducción en caída de lluvia en la temporada de cultivo de 2001-02 contribuyó a menos de un séptimo del total del colapso. Sin lluvias por encima del promedio, la economía de Zimbabwe hubiera estado en una condición peor aún, por más difícil que sea de creer eso.

Zimbabwe por lo tanto representa un estudio de caso contundente sobre los peligros de ignorar el estado de derecho y los derechos de propiedad al implementar las (muchas veces bien-intencionadas) reformas agrarias. Ahora hemos visto como los mercados de Zimbabwe colapsaron extraordinariamente rápido luego del 2000, con un efecto estilo dominó. La lección aprendida aquí es que los derechos de propiedad privada bien protegidos son cruciales para el crecimiento económico y sirven como el eje de una economía de mercado. Una vez que esos derechos son socavados o removidos, las economías tendrán la tendencia de colapsar con una velocidad sorprendente y devastadora. Eso es debido a la consecuente pérdida de la confianza de los inversionistas, la desaparición del valor de la tierra y la desaparición de sabiduría e incentivos emprendedores—todos los cuales son ingredientes esenciales para el crecimiento económico. Espero que esta experiencia no pase desapercibida en otros países que se encuentren en la encrucijada de la reforma agraria.

Fuente: Departamento de Servicios Meteorológicos Zimbabwe; y Banco Mundial, Indicadores de Desarrollo Mundiales (Washington: Banco Mundial, 2002). 2003 es una calculación de la OCDE.

Notas

*Este ensayo fue publicado originalmente el 14 de noviembre de 2005 (Cato Economic Development Bulletin No. 4).

Este boletín está basado en Craig J. Richardson, “The Loss of Property Rights and the Collapse of Zimbabwe,” Cato Journal 25, no. 3 (Fall 2005).

1. Esto excluye 1992, año en el que Zimbabwe experimentó su peor sequía en los últimos 50 años, causando que el PIB caiga por un 9 por ciento. No hubo otros años de crecimiento negativo durante los 1990s, excepto 1999, en el cual el PIB cayó por un 0,7 por ciento.

2. Geoff Hill, The Battle for Zimbabwe (Cape Town: Zebra, 2003), p. 102.

3. Esto puede ser visto fácilmente en fotos satelitales de Zimbabwe que muestran la evidente diferencia entre las tierras comunales y las comerciales, aún cuando están directamente adyacentes de si mismas. Ver http://www.geog.umd.edu-/LGRSS/Projects/degradation.html.

4. Veliyl V. Sugunan, “Fisheries Management of Small Water Bodies in Seven Countries in Africa, Asia, and Latin America,” FAQ Fisheries Circular, no. CMXXXIII, FIRI/C933, Sección 2.3.1., 1997. Ver http://www.fao.org/documents/show_-cdr.asp?url_file=/docrep/W7560E/W7560E02.htm.

5. Hill, p. 110.

6. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, African Economic Outlook 2003/2004—Country Studies: Zimbabwe (Paris: OECD, 2004), p. 357.

7. Fondo Monetario Internacional, Zimbabwe: 2003 Article IV Consultation—Staff Report (Washington: IMF, July 2003), p. 28.

8. Richardson.

9. “Bankers Slam Zimbabwe’s Policies,” BBC News Online, Septiembre 4, 2001, http://news.bbc.co.uk/1/hi/business-/1524821.stm.

10. “Let Them Eat Potatoes, Says Mugabe,” The Star (South Africa), Septiembre 19, 2005. Ver http://www.thestar.co.za/-index.php?fSectionId=128&fArticleId=2881963.

11. Por ejemplo, Andrew Natsios de U.S.AID reportó en agosto 20 en una rueda de prensa extranjera, que había mucha agua en las represas de Zimbabwe durante el clímax de la sequía del 2001-02. Además, el Daily News de Zimbabwe reportó en mayo 15 de 2002 que, de acuerdo a Peter Sibanda, Bulawayo, el director de servicios de ingeniería de Bulawayo, las represas en la provincia de Matabeleland estaban llenos en un 74 por ciento. Ver http://www.zimbabwesituation.com/may16_2002.html-#link14.

12. Ismaila Usman, “Statement by Ismaila Usman, Executive Director for Zimbabwe,” Fondo Monetario Internacional, Article IV Report, Zimbabwe, 2003.

13. Richardson.

Craig J. Richardson es profesor asociado de Economía de Salem College y autor de The Collapse of Zimbabwe in The Wake of the 2000-2003 Land Reforms (Lewiston, NY: Edwin Mellen, 2004). Este ensayo fue publicado originalmente el 14 de noviembre de 2005 (Cato Economic Development Bulletin No. 4)

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.

El Cato (Estados Unidos)

 


Otras Notas Relacionadas... ( Records 1 to 10 of 1004 )
fecha titulo
09/05/2014 Liberator's hubris and the South African election
23/01/2014 Incomes in Africa Have Barely Budged for the Last 15 Years
04/01/2014 A ‘Marshall Plan’ for Africa’s employment challenge
28/12/2013 Sudán del Sur se enfrenta a su tercera guerra civil en 50 años
13/12/2013 La Sudáfrica de Mandela
15/11/2013 Análisis: Hacer negocios de África
11/11/2013 DR Congo: Extending Peace After M23’s Demise – Analysis
05/11/2013 La República Democrática del Congo declara la 'victoria' sobre el grupo M23
31/10/2013 Secuestros en África: ¿Debe pagarse el rescate?
03/10/2013 Zimbabue: Cuando espiar es decreto ley


 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House