Según la dirigencia empresaria, en Olivos Cristina Kirchner le habría pedido al Presidente garantías de impunidad. Macri lo rechazó y así se inició la saga del traspaso de mando.
Mauricio
Macri tiene –a partir de hoy– un gran desafío: dejar atrás el estancamiento y
que la economía comience un nuevo sendero de crecimiento.
Antes le
espera una dura tarea política: sincerar las variables que hereda de Cristina
Kirchner y corregir los fuertes desequilibrios macroeconómicos.
El
discurso de ayer del Presidente provocó satisfacción en el movimiento
empresario: habló de la unidad, parafraseó a Arturo Frondizi e insistió en la
necesidad de generar las condiciones para la inversión y el desarrollo.
Ahora
todos esperan la presentación que hará el lunes en la Unión Industrial, frente
a la comunidad de negocios. Macri hablará ante 1.600 empresarios y la cúpula
del Grupo de los 6. Junto a Adrián Kaufmann Brea, cerrará la Conferencia
Industrial y hará su primera presentación como Presidente en una cumbre
empresaria.
Las
entidades han tomado la decisión política de salir a apoyar al nuevo gobierno y
darle un voto de confianza. Los detalles se conocieron en el último encuentro
del G-6.
En esa
reunión, los hombres de negocios ventilaron una información inquietante. Según
ellos, el conflicto que terminó con la ausencia de Cristina en los actos se
inició durante una reunión que, en la Quinta de Olivos, sostuvieron a solas
Cristina y Macri.
Contaron
que allí Cristina reclamó garantías explícitas de Macri para frenar
investigaciones sobre la corrupción kirchnerista. Ahí defendió a Alejandra Gil
Carbó. Las fuentes dicen que Macri se sorprendió y respondió: “Cristina, yo no
manejo la Justicia y no voy a poder garantizarte nada.” La reunión terminó de
inmediato.
Escucharon
la versión Adrián Kaufmann Brea, Jorge Brito, Carlos de la Vega, Luis Etchevere
y Juan Chediack. Juraron absoluta discreción, pero todos conocen que las
denuncias de corrupción atormentan a la ex presidenta.
En el
G-6 también admiten que la herencia económica de Cristina deja márgenes
estrechos. Macri –dicen– está obligado a dar señales concretas de
gobernabilidad y generar un consenso político en favor de las correcciones.
Ya habló
del tema en privado –el miércoles– con Sergio Massa. Hoy recibe a Daniel Scioli
y a Margarita Stolbizer.
Para
eso, sus equipos deben dar muestras de solvencia técnica al encarar los fuertes
desajustes y presentar un plan económico que cierre monetaria y fiscalmente.
Alfonso
Prat Gay y Federico Sturzenegger trabajan, en silencio, en un sinceramiento de
la economía, que consistirá en dos medidas iniciales:
– Un
salto cambiario, con un dólar unificado que costaría por encima de los 14
pesos. Ese billete podría cotizar al inicio más alto, como el dólar Bolsa.
–Un
aumento fuerte de la tasa de interés doméstica, para mantener controlado el
tipo de cambio en el corto plazo.
Prat Gay
también mantiene informados a los líderes políticos. Compartió un desayuno con
Massa y le confió: “Al comienzo la tasa aumentará todo lo que sea necesario.”
Ambas
decisiones buscan desandar el dañino camino del atraso cambiario que generó
Axel Kicillof y así ponerle un torniquete a la evaporación de las reservas.
Kicillof dejó el BCRA vacío de dolares.
El
equipo económico evalúa el momento de las decisiones. Hoy podría haber algunos
anuncios, pero todo se concentra para la semana próxima.
Tienen
el freno de Jaime Durán Barba: el publicista no quiere que las malas noticias
opaquen el inicio de gobierno de Macri.
En la
intimidad, Prat Gay confía en que el efecto negativo inicial será transitorio y
que después dará frutos una de sus especialidades: la instrumentación de pautas
monetarias y de inflación bianuales decrecientes.
Fue lo
que llevó adelante durante su mandato en el Banco Central. Le costó un
enfrentamiento con Roberto Lavagna y la ruptura final con Néstor Kirchner.
Ahora
tiene una ventaja inmediata: en el movimiento empresario existe un aval para la
normalización económica.
Así se
expuso el miércoles en el encuentro de los “jefes” de las empresas españolas
que acompañaron al rey Juan Carlos. Fue comandado por Joan Rosell, titular de
la poderosa Confederación Española de Organizaciones Empresarias y participaron
el jefe de Telefónica de España, César Alierta, y el embajador Estanislao
Grandes Pascual. Los hombres de negocios ibéricos coincidieron en sostener que
se abrirá una etapa propicia a las inversiones, pero quieren conocer el plan
económico integral.
Igual,
ninguno de los ajustes se hará sin antes aumentar el volumen de las reservas.
Como adelantó Clarín, se confirmó que negocian vías para reunir unos 15.000
millones de dólares. El contacto con el secretario del Tesoro Jack Lew apunta a
eso. La conversación fue el jueves pasado y lo difusión, un día después.
La
misión de Luis Caputo a Manhattan tuvo el objetivo de desbloquear restricciones
para armar una mega-operación financiera con Wall Street.
Se trata
de lo siguiente: se haría a través del BCRA y colocando Bonar 2024 a un pool de
bancos extranjeros. Sería por 5.000 millones de dólares y estarían Deutsche
Bank y JP Morgan.
Caputo
comunicó la iniciativa a Daniel Pollack. El Gobierno busca que el juzgado de
Thomas Griesa no afecte la transacción.
En
principio, la ingeniería de la colocación está exenta de la jurisdicción de
Griesa: el BCRA no es objetivo de persecución del tribunal de Manhattan.
Pero
Caputo también le trasmitió a Pollack una definición política clave: a partir
de marzo, Macri tiene la decisión de buscar una solución al conflicto con los
fondos buitre.