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13/12/2015 | El 'impeachment' afloja en las calles de las ciudades brasileñas

Germán Aranda

Miles de brasileños piden la salida de Dilma, aunque con menos afluencia de lo previsto. En Río, auguran marchas mayores en marzo, reeditando lo de 2015.

 

Tal vez como apuntaban algunos manifestantes en el paseo marítimo de Copacabana un calor de casi 35 grados con un 60% de humedad no sea el clima más apetecible para protestar a favor del impeachment contra la presidenta de Brasil Dilma Rousseff. Pero lo cierto es que cuando la destitución de la mandataria está más viva que nunca desde que el pasado 2 de diciembre fue aprobada su votación en la Cámara de diputados, la pérdida de fuerza de las voces opositoras en las calles del país dieron este domingo un poco de oxígeno a la jefa de estado, que podría haber recibido un durísimo golpe si las marchas se hubieran desbordado.

A falta de cifras de la policía en las principales ciudades del país y contando con los infladísimos números de participación ofrecidos por los organizadores, entre 38.000 y 300.000 personas habrían salido a las calles a pedir el cese de la mandataria. Contando, no obstante, con la estimativa de este diario de que no serían más de 40.000 en São Paulo y unos 4.000 en Río, la cifra difícilmente alcanzaría los 100.000 manifestantes. Decenas de miles de personas, en cualquier caso, que suponen un importante retroceso con el alrededor de un millón de personas convocado por los mismos colectivos el pasado 16 de agosto o los más de dos millones el 15 de marzo de este año, en la mayor protesta de la historia de la democracia del país.

A la espera de marchas mayores

El Movimiento Brasil Livre y Vem para rua, de corte liberal y principales organizadores de las marchas junto al más conservador Revoltados On Line, tuvo poco tiempo para divulgar el evento, pero los principales grupos de comunicación dieron una amplia cobertura a las marchas. En Río, había quien avisaba de que "esto es sólo el calentamiento" y esperaban marchas mayores en los próximos meses, especialmente el 13 de marzo de 2016, reeditando la histórica protesta de 2015.

Las últimas semanas han sido tal vez las más convulsas de la democracia brasileña desde la caída del ex presidente Collor de Mello, que fue destituido también por un proceso de 'impeachment' y bajo una fuerte presión de las calles.Después de que el presidente de la Cámara Eduardo Cunha aceptase el proceso de cese justificado por irregularidades fiscales en 2014, Rousseff y el vicepresidente Michel Temer, hasta la fecha el hombre más fiable del PMDB en la coalición de gobierno, vivieron un bizarro episodio al filtrarse una carta en el que el segundo de Dilma le expresaba su decepción al sentir que ella no confiaba en él. Los medios locales citan fuentes cercanas al PMDB al augurar una traición de Temer para proclamarse presidente del país, pues sería el primero en la línea sucesoria en caso de destitución de Rousseff.

En cualquier caso, el posicionamiento de su partido, que es también el partido del propio Cunha y que forma parte de la coalición de Gobierno, será clave para la decantación del 'impeachment' en las votaciones de la Cámara y del Senado.

Por ahora, el juicio político a la mandataria ha sido frenado por el Supremo y, paralelamente, las acusaciones de mentiras y corrupción contra Cunha siguen su curso en una Comisión de Ética que evalúa su presunta participación en el megaescándalo corrupto en torno a Petrobras, el mayor de la historia del país..

'La población en la calle rompe cualquier gobierno'

En clima de apacible paseo de domingo, familias con niños y hasta sus perros, marcharon por la Avenida Paulista al grito de "Olé, olé, estamos en la calle para acabar con el Partido de los Trabajadores" y "¡Queremos el impeachment!". Las ropas amarillas, camisetas "anti-Dilma" y muñecos inflables o máscaras que caricaturizaban a la mandataria y al ex presidente Lula, vestido de presidiario, dibujaron de nuevo el 'atrezzo' de las marchas.

La abogada Luisa Raiola, de 63 años, aseguró que "la población en la calle rompe cualquier gobierno".

Según proclamaban los organizadores de la manifestación desde los altavoces, "Argentina ya consiguió sacar a su cáncer, Venezuela sufrió una derrota y ahora falta que Brasil haga algo". Para Renan Santos, del Movimiento Brasil Libre, Rousseff tiene que salir del Gobierno porque "cometió delitos fiscales y la situación económica está horrible". En efecto, la recesión del 1,7% en el tercer trimestre de 2015 la colocan como uno de los países con la economía más débil del mundo, la inflación acumulada del 10% ahoga el consumo de las clases medias y trabajadoras y la devaluación del real con respecto al dólar complica el panorama en el mercado financiero global.



El Mundo (España)

 



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