El interrogatorio a Enrique Márquez, detenido por colaborar con el yihadista de California, proporciona un relato aterrador de la radicalización de Syed Farook desde su adolescencia. El miedo al terrorismo regresa a Estados Unidos.
Primero,
bombas para crear el caos. Después, ejecutar a tiros a las víctimas
aterrorizadas. Syed Farook llevaba al menos cinco años planeando un atentado
así. Tuvo en mente objetivos como los conductores de una autopista, o los
estudiantes de su universidad. Finalmente, lo hizo contra sus compañeros
de trabajo de los servicios de salud de San Bernardino, California, el
pasado 2 de diciembre, durante una fiesta de Navidad. Mientras Estados
Unidos buscaba respuestas, un hombre de 24 años llamado Enrique Márquez, que
trabaja en un Walmart cercano, las tenía casi todas.
Al día
siguiente, Márquez llamó al teléfono de emergencias 911. Dijo que se quería
suicidar.
- ¿Qué
ocurre? ¿Por qué te quieres suicidar?
- No sé.
Mi vecino. Es el tirador de San Bernardino.
- ¿Tu
vecino estaba en el tiroteo de San Bernardino? ¿Murió o era el tirador?
- Era el
tirador.
- ¿El
tirador?
- El
gilipollas ha utilizado mi arma.
Ese día,
Márquez se bebió nueve botellas de cerveza y se presentó en un hospital, donde
fue ingresado en el módulo de psiquiatría. Entre el 6 de diciembre y el pasado
jueves, agentes del FBI fueron a interrogarlo a diario. El jueves fue
detenido y puesto a disposición judicial. El resultado de todas esas
conversaciones se recoge en el pliego de cargos presentado, y arroja el que
seguramente es el relato más completo que haya hecho nadie fuera de Guantánamo
sobre un intento de atentado islamista en Estados Unidos.
Márquez
se mudó a Riverside, en los suburbios del Este de Los Ángeles, en 2004. Tenía
13 años y se hizo amigo de su vecino de 17, Syed Farook, estadounidense hijo de
inmigrantes paquistaníes. Farook tenía una gran influencia sobre Márquez. En
2007, se convirtió al islam. Según su relato ante los investigadores, ambos
escuchabanlas enseñanzas de Anuar El Aulaki,líder de Al Qaeda en Yemen, en su
discurso El más allá. Farook proporcionaba a Márquez todo tipo
de material fundamentalista disponible en Internet, como la
revista Inspire Magazine, la publicación oficial de Al Qaeda en la
Península Arábiga, y vídeos de la milicia Al Shabab, asegura el relato de la
fiscalía basado en los interrogatorios.
En algún
momento de 2011, la conversación entre los dos jóvenes dio un salto importante.
Empezaron a planear atentados. Se les ocurrió, según ha relatado Márquez,
atacar la biblioteca de la universidad local pública de Riverside, a la que
habían acudido ambos. El plan era arrojar bombas caseras en el interior y
después disparar contra la gente mientras salía por la puerta. Márquez ha
contado con todo detalle que también querían atentar de forma similar en una
autopista. Tirarían bombas a la calzada para bloquear el tráfico. Después,
Farook caminaría entre los coches ejecutando a tiros a los conductores
atrapados. La tarea de Márquez era disparar desde una colina cercana a los
policías y las ambulancias que se acercaran. Márquez ha señalado a los
investigadores en Google Maps el lugar exacto donde planeaban hacerlo, un tramo
sin salidas de la autopista 91, para que no hubiera escapatoria. Tan seguros
estaban de sus planes que Márquez compró los dos rifles de asalto que
finalmente Farook utilizó el pasado día 2. Los compró él, ha confesado, porque
es de raza blanca. Temían que el aspecto árabe de Farook le trajera problemas
con el control de antecedentes. Le costaron 750 dólares cada uno.
En algún
momento de 2012, dejaron de hablar de estas cosas y se distanciaron, asegura
Márquez. Él se empezó a preocupar tras la detención de varias personas por
aquella época en la misma zona por planificar un viaje para unirse a Al Qaeda y
matar norteamericanos. Uno de ellos, Ralph Deleon, fue condenado el pasado
febrero a 25 años de cárcel. A pesar de este distanciamiento, en 2014 Márquez
accedió a casarse con una familiar del hermano de Farook para conseguir la
residencia a cambio de 200 dólares al mes. No consta que tuvieran contacto
posterior.
Además
de arrojar luz sobre el misterio de Syed Farook, cuya familia y
amigos dicen estar impactados de que pudiera hacer algo así, el
relato de Márquez echa por tierra la impresión inicial de que fue Tashfeen
Malik, una mujer paquistaní educada en Ryad con una visión muy conservadora del
Islam, la que aceleró la radicalización de su esposo norteamericano.
Farook buscaba un compañero para matar a sus vecinos desde hacía
años, mucho antes de conocerla.
Durante
los diez días de interrogatorios, Márquez ha tenido derecho a permanecer
callado para no autoincriminarse. También ha tenido derecho a que hubiera un
abogado presente en su declaración. Cada día, los agentes que iban a visitarlo
le recordaban estos derechos y cada día renunció a ellos. Se le imputan cargos
de conspiración para facilitar armas a terroristas, mentir en la compra de las
armas y participar en un matrimonio de conveniencia. Las penas máximas sumarían
35 años. Tras comparecer ante un juez federal de Riverside fue enviado a
prisión sin fianza.
La
secuencia exacta de los hechos
El
pliego de cargos contra Enrique Márquez revela también la secuencia exacta del
atentado, según la información recopilada por los investigadores.
El
pasado día 2 de diciembre, entre las 8:43 y las 8:47 de la mañana,
una mujer buscaba material en las redes sociales sobre ISIS, el grupo
terrorista que opera en Irak y Siria. La mujer fue identificada posteriormente
como Tashfeen Malik, paquistaní de 29 años, residente en Redlands, en el área
de San Bernardino, California.
A esa
misma hora, su marido, Syed Farook, norteamericano de 28 años, llegaba al
Inland Regional Center, un centro para discapacitados en una de cuyas salas sus
compañeros en el departamento de sanidad del condado de San Bernardino iban a
celebrar la fiesta de Navidad. Entró en el local a las 9.05, pasó una
hora y media allí con sus víctimas y a las 10:37 salió del local,
dejando tras de sí una bolsa. Horas después, los agentes descubrieron que
dentro había tres bombas caseras unidas a un sistema de detonación que falló.
A las
10:58, un todoterreno negro aparcó frente a la entrada. Al menos un
individuo con equipamiento militar se bajó entró en el local y disparó a sangre
fría contra los presentes. Murieron 14 personas y 21 resultaron heridas. A
las 11:14 de la mañana, alguien puso en Facebook un mensaje que decía:
“Juramos lealtad al califa Abu Baker Al Bagdadi”, líder de ISIS y su
califato islámico. La cuenta sería identificada después como un seudónimo de
Malik.
Cuatro
horas después, entre las 15:00 y las 16:00 el vehículo fue
identificado cerca de la casa de los Farook. Tras una persecución por las
calles de Redlands, sus ocupantes abrieron fuego contra la policía desde el
asiento trasero y desde el asiento del conductor. Recibieron miles de disparos.
Eran Syed Farook y Tashfeen Malik, armados con los rifles de asalto comprados
por Enrique Márquez. Tenían una niña de seis meses.