Junto a la Estatua de la Libertad se erige uno de los lugares más emblemáticos de la historia de EEUU: la isla de Ellis. Usado como aduana de la inmigración desde 1850, este peñasco frente a Nueva York vio pasar a 20 millones de personas hasta su cierre definitivo en 1954. Mientras que los pasajeros de primera y segunda de los barcos transoceánicos accedían sin problemas a la Gran Manzana, los de tercera tenían que pasar un examen médico y legal exhaustivo en estas instalaciones. El protocolo se alargaba durante cinco o seis horas. El que era aceptado recibía los papepeles para viajar al continente. El que no, tenía que regresar en el mismo barco al país de origen.

Hoy, la isla de Lesbos, en Grecia, se ha convertido en la nueva isla de Ellis de Europa, el lugar de llegada, filtro y devolución, donde los turistas de primera que viajan desde Turquía en el ferry acceden a la zona comercial del puerto de Mitylene pero donde los parias de las guerras siria, iraquí o afgana tienen que conformarse con jugarse la vida en embarcaciones de fortuna fletadas por las mafias. A esta isla y las de alrededor ha llegado casi un millón de refugiados e inmigrantes en busca de una oportunidad. Allí mismo, durante varias horas, se les registra en un centro de tránsito levantado en las instalaciones de una antigua cárcel (Campo de Moria), que hace las veces del viejo edificio del islote estadounidense, hoy convertido en museo de la inmigración.

Frontex hace entrevistas personales, las fotos y el papeleo. Desde allí mismo serán devueltos a Turquía aquellos que la Unión Europea considere no aptos según el nuevo y polémico pacto con Ankara. Y el resto, los que han llegado ya, se quedará en Grecia como en un extraño limbo, sin poder avanzar hacia los Balcanes pero sin poder volver tampoco a sus países de origen. Sólo los sirios, en virtud de ese acuerdo, podrán volver a Europa en el sistema de reubicación de refugiados que, hasta ahora, ha resultado lento e ineficaz.

Según las autoridades griegas, hay casi 50.000 refugiados varados en territorio heleno, de los que 14.000 (4.000 de ellos son niños) continÚan hacinados en el barro de Idomeni, frontera con Macedonia. Y es una cifra creciente: cada día llegan decenas de nuevas embarcaciones a Lesbos, Kos o Samos. Ayer arribaron 2.373 personas y murieron cuatro adultos y un bebé en aguas turcas, como la gran mayoría de los ahogados.

Con la llegada de la primavera, las organizaciones de rescate en la zona prevén que se multipliquen las embarcaciones. "No todos los que llegan saben que la ruta de los Balcanes ha sido cerrada. Sobre todo los afganos e iraquíes", aseguran fuentes humanitarias desde Lesbos. "Y seguirán llegando".

Grecia, que asume a la fuerza ese papel de nueva isla de Ellis a pesar de su crisis económica, acondicionará ocho nuevos centros de acogida temporal de refugiados. En la actualidad, solo hay 3.000 plazas de acogida para solicitantes de asilo en el país, por eso harán un esfuerzo para llegar hasta los 20.000. El portavoz de la coordinadora del Gobierno para la gestión de los refugiados, Yorgos Kyritsis, precisó que cuatro de las ocho instalaciones (antiguos cuarteles militares) empiezan a funcionar desde hoy mismo en la región de Tesalia, en el centro de Grecia.

A estos centros se les unirán hoteles alquilados en Termópilas y Épiro y dos campings de vacaciones en la región de Ática. Muchas de estas zonas tienen una gran concentración de población griega refugiada del conflicto con Turquía de principios del siglo XX. Por ejemplo, en Épiro residen los descendientes de los griegos que vivían en la Capadocia. O en el barrio de Neos Kosmos, en Atenas, hogar de la diáspora de Esmirna ante la invasión de 1922. El Gobierno griego anunció que creará 2.300 puestos de trabajo temporales con el objetivo de hacer frente a las necesidades crecientes de los refugiados.

La presión policial en el Egeo y los rumores de devolución en caliente a Turquíaprovocan que los refugiados tomen rutas cada vez más peligrosas. Hasta la OTAN anuncia una ampliación de su operativo en las islas griegas. Esta semana fueron rescatados 120 personas en una embarcación que viajaba a Samotracia, una isla mucho más lejana que Lesbos, donde en 1863 se encontró la Victoria alada que se muestra con orgullo en el Louvre de París.