Los atentados de París fueron organizados desde Molenbeek, el barrio más pobre, joven y densamente poblado de Bruselas. Publicando en La Vanguardia, España, el 16/11/2015.
Un
moderno restaurante tailandés, un bloque de edificios con aire trendy, plazas
sin coches para crear espacios para la convivencia, nuevos parques
infantiles... Los intentos de cambiar la imagen y la dinámica
deMolenbeek se aprecian muy discretamente por todo el barrio, pero no
parecen haber sido muy efectivos. Los políticos belgas se echan las
culpas entre sí por la penosa situación del barrio, el más pobre
de Bruselas, el más joven, el más densamente poblado... Molenbeek es
territorio "extranjero", dijo hace unos años el ministro de
Exteriores, Didier Reynders, para gran escándalo en el pequeño mundo político
belga... Pero Molenbeek no es solamente un problema belga.
El barrio está
en el radar de los servicios antiterroristas de todo el mundo desde
antes del 11-S, pero la situación no ha mejorado. En Molenbeek pernoctaron los
asesinos del comandante Masud que luchaba contra los talibanes en Afganistán,
igual que Hasan el Haski, autor intelectual del 11-M en Madrid. Aquí alquiló
una habitación Mehdi Nemmouche para planificar su ataque al Museo Judío de
Bruselas. Y en estas calles se albergó, en casa de una hermana, Ayub el
Kahzani, el hombre que trató hacer una matanza en un tren Thalys en agosto.
Molenbeek es
más que la posada del yihadismo, por mucho que su actual alcaldesa, la
liberal Françoise Schepmans, diga que muchos de los citados terroristas
"estén sólo de paso". Se ha convertido en su patio de atrás. Varios
vecinos dan cuenta de la peligrosa transformación durante los últimos diez o
quince años y no se extrañan de que los atentados de Paríshayan sido
organizados aquí, incluso perpetrados por jóvenes del barrio. "Yo no me
meto en líos, pero ves el ambiente que hay en los cafés adonde van los
jóvenes... No hace falta nada para que reaccionen", opina un kosovar
llegado al barrio hace 20 años.
"Cuando
vi los ataques de París, lo primer que pensé fue: 'Eso viene de aquí' . Y no me
equivoqué", comenta Salvatore, un belgoitaliano que no se cansa de
advertir de lo peligroso que es el barrio. Hace año y medio, cuenta, unos
chicos mataron a otro con un kaláshnikov por una nadería. "Los jóvenes,
aquí... Es una catástrofe. No hay trabajo. Circula mucha droga, y son muy manipulables".
Por "los caíds" (jefecillos de bandas criminales) y las ideas
extremistas, opina cerca de la casa donde vivía uno de los siete detenidos en
relación con París.
Francia
distribuyó ayer la foto de un supuesto implicado en los ataques, Salah
Abdeslam, nacido en 1989 en Bruselas, de nacionalidad francesa, que pudo
ocuparse de tareas logísticas. Las autoridades francesas han pedido a España
que controle las 24 horas del día sus fronteras, en especial por Euskadi. Salah
es hermano de Ibrahim, uno de los suicidas de la sala Bataclan. Se cree que hay
un tercer hermano implicado, que podría ser la persona detenida en Molenbeek
horas después de cruzar la frontera francobelga en coche con más hombres.
La alta
concentración de población magrebí (80% en algunas zonas) hace que los
terroristas puedan moverse sin levantar sospechas por las siempre bulliciosas
calles del barrio. Su alcaldesa admite que hay auténticos guetos en su
interior. Más de 96.000 personas viven apelotonadas en menos de seis kilómetros
cuadrados (la densidad de población duplica la media de Bruselas), con una tasa
de paro del 30% (40% para los jóvenes). Todos estos factores hacen de Molenbeek
un terreno fértil para la delincuencia y el extremismo. "La culpa de todo
esto la tiene Moureaux", sostiene un belga autóctono, en alusión al
anterior alcalde, por haber dejado "pudrirse el barrio". Cualquier
señal de alerta sobre la radicalización de sus jóvenes se veía como un ataque a
su política de multiculturalidad, recuerdan sus rivales. Los programas de
desradicalización están dando resultados en todas partes salvo en este barrio,
critica Jan Jambon, ministro del Interior. "Voy a limpiar
Molenbeek", ha prometido en tono amenazante.