Los ejemplos de Alaska y particularmente de Noruega donde se hace ese reparto no son válidos pues en esos países la infraestructura (viviendas, escuelas, hospitales, cárceles, vías de comunicación, etc.) se encuentra prácticamente completa; las instituciones públicas y privadas (escuelas, universidades, tribunales, etc.) funcionan a cabalidad y eficientemente; el desempleo ha desaparecido casi totalmente llegándose al nivel del pleno empleo técnico; los salarios superan con mucho los niveles del gasto corriente y dejan un amplio margen para el ahorro; los fondos de pensiones cubren las necesidades de los anianos e incapacitados de modo que la renta petrolera excede a las necesidades y puede ser invertida para generar nueva renta o ser repartida entre quienes ya lo tienen todo sin que ello afecte la economía nacional.

En cambio en Venezuela todo está por hacerse (vías de comunicación, viviendas, escuelas, hospitales, cárceles, etc.) y nada funciona debidamente (escuelas, universidades, tribunales, etc.) en todo el territorio nacional por incapacidad y por falta de recursos; el desempleo y el subempleo rampantes mantienen ociosa a una gran parte de la población; los salarios escasamente igualan al salario mínimo oficial mientras la inflación se lo come de día en día de modo que la renta petrolera es insuficiente para realizar la infraestructura y cubrir las necesidades de la población y no puede ser invertida para generar nueva renta o ser repartida entre quienes no tienen nada sin que ello afecte determinantemente a la economía nacional.

Por todo eso considero que la mejor manera de hacerle llegar la renta petrolera a la población es dándole la oportunidad de trabajar para convertir al país del erial en que se encuentra en uno en que exista una infraestructura funcional en todos sus aspectos; en que los médicos, enfermeras, maestros de escuela, profesores universitarios, policías, secretarias, empleados públicos de todo tipo ganen lo suficiente para mantener un nivel de vida que les permita no solo subsistir comiendo arepas ocasionalmente sino que puedan adquirir una vivienda, distraerse yendo al cine, viajar en vacaciones y ahorrar para su vejez.

En mi opinión y en la de muchos por no decir todos un maestro de escuela, una enfermera o un médico debían estar ganando actualmente el doble, el triple o cuatro veces más de lo que gana, si se hiciera esto la renta petrolera no alcanzaría para repartirla, pero se construiría un país en que sí se podría repartir el sobrante como en Alaska o en Noruega.

Otro aspecto que no puedo dejar de mencionar es el valor humano del trabajo que es tratado magistralmente por Su Santidad Juan Pablo II en su Encíclica "Laborem Exercens". Según esa Encíclica el trabajo tiene dos vertientes, una subjetiva por la cual quien trabaja se desarrolla haciéndolo, y una transitiva por la cual quien trabaja modifica el ambiente en que lo hace.

No le neguemos a nuestros ciudadanos la posibilidad de desarrollarse trabajando ni la de modificar el ambiente en que lo hace dándole el dinero de la renta petrolera al cual tiene tanto derecho, pero no más que el que tiene al trabajo.