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27/04/2016 | Europa: entre el vacío y la intensidad

Pablo Rodriguez Suanzes

Obama hizo una defensa certera de lo que ha sido y ha logrado la UE; algo tan obvio que pasa inadvertido a quienes deben tomar las riendas.

 

Ayer, en Hannover, Barack Obama hizo el discurso que los líderes europeos han sido incapaces de hacer en los últimos cinco años. Obama es buen orador, un especialista en este tipo de eventos, pero la clave no estuvo en la expresividad o el sentido del humor, ni en la puesta en escena, sino en el contenido. El presidente de EEUU hizo una defensa certera, sencilla y directa de lo que ha sido la UE, lo que ha conseguido y de lo que está permitiendo que pase ante sus ojos. Algo tan obvio que pasa inadvertido para quienes deben tomar las riendas.

"Quizás necesitáis a un outsider, alguien que no sea europeo, para recordaros la magnitud de lo que habéis logrado", reprochó ayer el norteamericano a los principales líderes comunitarios. Porque ni Merkel, ni Hollande, ni Cameron, niRenzi ni ningún otro de los primeros ministros europeos han hecho o querido o sabido hacer. No porque no lo sepan, ni lo valoren, sino porque anteponen toda clase de intereses nacionales, políticos o personales a una apuesta a largo plazo. No porque no tengan las razones o la capacidad, sino porque han optado, deliberadamente, por otra vía.

Hay tres ideas, simplemente tres, que se pueden perder en el mar de palabras y las menciones a cosas tan concretas como la amenaza rusa o del Estado Islámico. La primera, que la UE de verdad, la que ha cambiado la vida a 500 millones de personas, es mucho más que un acuerdo económico, una moneda más o menos común y facilidad para viajar sin pasar demasiados controles. Es un compromiso, un proyecto, un éxito per se. No sólo un objetivo sino un camino que cobra sentido según se construye.

La segunda idea fuerte es que vivimos en el mejor mundo de la historia. Que jamás nos ha ido mejor. Y que los europeos, los ciudadanos, los votantes, deben escucharlo. "Somos afortunados por vivir en la era más pacífica, próspera y progresiva de la historia de la humanidad. Esto puede sorprender a los jóvenes que en la televisión o los teléfonos sólo ven malas noticias cada día. Pero hace décadas de la última guerra entre las grandes potenciales. Más gente que nunca vive en democracias. Somos más ricos, sanos y mejor educados que nunca antes", dijo Obama en Alemania. Y nunca antes llevó más razón. Si se pudiera elegir cuándo nacer, pero no el sexo o la nacionalidad, la apuesta más segura y lógica sería ahora. Y, probablemente, en la Unión Europea.

La recesión, el paro, la corrupción y las injusticias han hecho perder la fe y la perspectiva a millones de europeos. Cansados, irritados, ya no ven Europa como solución, al modo de Ortega, sino como carísimo justificante de un status quopoco democrático. Y no hay un discurso, una narrativa, internacionalista que frene el desencanto. Tienen que venir de fuera, Obama o cualquier turista, a reírse de nuestro pesimismo y hacernos ver la increíble suerte que tenemos.

La tercera idea, la más importante ahora mismo, es que, precisamente por estar, por ser un oasis, "no podemos ser complacientes porque fuerzas peligrosas amenazan hoy con dar marcha atrás al mundo y nuestro progreso no es inevitable". Media docena de crisis afectan a los 28 Estados Miembros. La de refugiados, Grexit, Brexit, el populismo y extremismos, la incapacidad de formar gobiernos. Una recuperación económica en pañales, falta de transparencia o el aumento de las desigualdades. Crisis de verdad, potencialmente devastadoras. "Si hay un vacío, si no resolvemos estos problemas, veremos a los que tratarán de explotar esos miedos y frustraciones y canalizarlos de una forma destructiva", alertó Obama.

Lo que está en juego es gravísimo. Va mucho más allá de un PIB en negativo o unas elecciones. A la vuelta de la esquina está la posible ruptura inminente de la UE. Está el fin de Schengen. Están las medidas contraterroristas que pueden cercenar durante una generación libertades civiles.

Washington quiere una Europa unida porque es vital un aliado fuerte, único e influyente. Europa necesita ser un bloque porque fragmentada su voz vale la quinta parte. Porque la estabilidad, la armonía y la prosperidad se han logrado, como la arquitectura más _básica, con un delicado y elegante juego de pesos y contrapesos que puede derrumbarse si se mueve uno de sus pilares.

De todas las frases acertadas pronunciadas ayer por Obama quizás la más precisa fue la referencia al poema de Yeats La segunda venida, escrito hace casi un siglo con la Gran Guerra y la Revolución Rusa en la retina. Un recuerdo triste y doloroso de esa época y una advertencia sobre los tiempos en los que "los mejores carecen de convicciones y los peores están cargados de apasionada intensidad".

El Mundo (España)

 



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