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06/05/2016 | Colombia - ''Hay una franja de la población colombiana con adicción a la sangre''

Salud Hernández-Mora

La ex candidata presidencial regresa a Colombia durante cuatro días para haber sobre el proceso de paz con las FARC.

 

Regresó a Colombia en una corta visita de cuatro días para hablar de paz, tras ocho años de ausencia. Ferviente defensora del proceso con las FARC, aún se le saltan las lágrimas cuando recuerda algunos momentos dramáticos de sus seis años de secuestro. Pero ha perdonado, se siente "muy feliz" con su nueva vida, alejada de la política y muy cerca de los suyos. Desde hace un lustro reside en Oxford, donde terminará pronto la tesis doctoral en Teología. La ex candidata presidencial yPremio Príncipe de Asturias de la Concordia de 2008, recibe a EL MUNDO en el hotel de Bogotá donde se hospeda.

 
¿Dónde está ahora su hogar?

Donde mis hijos estén.

¿Entre Europa y Estados Unidos?

Mi hijo está en Estados Unidos y mi hija ahora en Oxford pero es un paréntesis de París. Me paso el tiempo mirando a ver cuándo me quieren ver, pidiendo pista de aterrizaje. Tuve un nieto de Lorenzo en enero (muestra una foto de un bebé precioso). Y mi hija va a dar a luz un niño en agosto. He estado los últimos días hablándole a la barriga de Melanie.

¿Va a volver a Colombia?

Yo nunca me he ido. Colombia está en mí. Donde esté yo, estoy en Colombia, es mental. Lo que hago, lo que pienso, lo que oigo, tiene siempre esa conexión con Colombia.

Y eso que este país no le trata bien. Un día le elevan a los altares y al siguiente le arrojan a la hoguera por pedir una indemnización al Estado (por su secuestro)

Yo creo que he cometido errores. Todas las víctimas tenemos derecho a la reparación, es un deber de la nación. La sociedad tiene que entender que no es una limosna. Pero me faltó entender que en Colombia no me ven solo como víctima sino como una mujer fuerte de la política. Y aquí somos ocho millones de víctimas. Lo que espero es que el país esté entendiendo que es necesario reparar, más que todo moralmente.

Moralmente no es sencillo, aún no hemos escuchado a las FARC, después de tres años largos de conversaciones, pronunciar la palabra perdón

El tema del perdón es diferente, es un acto individual, es un proceso que empiezas como una especie de catarsis de tu pasado. Perdonar es liberarse, salir de las cadenas del odio y la venganza y mirar para el futuro. Yo perdono, trato de perdonar y lloro cada vez que me piden que hable de ciertas cosas.

¿Lo hace por usted entonces, porque al otro no le importas?

El otro ni se entera que estás con el dolor, ni le importa, ni existes. Lo que yo siento es que la reparación moral es que se diga la verdad.

Tampoco la tenemos

El tema de la verdad te libera. Todo el mundo da su versión de los hechos y las víctimas no podemos porque ya hay una verdad, la del gobierno o la de la guerrilla. Y yo pido, óigame mi verdad, lo que yo viví.

¿Usted dice que perdona porque ejerce un liderazgo social y cree que debe decirlo o porque realmente lo siente?

Porque es una lucha diaria. Creo que es un ejercicio espiritual. Lo que yo sé es que hay una decisión racional, intelectual, de perdonar. Yo, intelectualmente, los perdoné. Pero me pones a hablar de cuando sucedió tal cosa, cuando le hicieron tal otra a una persona, pese a que creo que ya estoy por encima de todo, no puedo controlarlo y lloro.

¿Qué le duele más?

Los años que se perdieron y el sufrimiento que causó (el secuestro), la muerte de mi papá (llora) me duele, cuando oigo a mi niña diciendo que me buscaba en las caras de otras mujeres (llora).

Hablemos de política, que es menos doloroso. Siempre que vienes pensamos que se lanzará en las siguientes elecciones, ¿será en el 2018?

¿Para qué lanzarme? ¿Para hacer lo mismo? Si en Colombia hay una sed de algo en lo cual yo sienta que hago una diferencia. No sé. La política no es ningún placer, puede que para muchos sea un negocio y para otros una manera de expresarse, pero en mi caso yo ya cumplí un ciclo.

¿Qué va a hacer con su vida? No es usted una persona para dedicarse solo a ver nietos
Pero sí quiero dedicarme a eso. Mi prioridad es mi familia. Todo lo demás son arandelas, salvo Colombia que es mi razón de vivir.

¿Qué sintió cuando aterrizó en Bogotá, que nunca se había ido?
Sentí que me había ido largo tiempo. Sentí cambios de la energía de la gente.

Usted conoce bien España, donde una negociación de tú a tú con ETA sería impensable, pero el gobierno apoya el proceso con las FARC. ¿La vida y libertad de los colombianos vale menos que la de los españoles?

De pronto estamos más adelantados espiritualmente que los españoles. Y hay una diferencia: no existe el mismo sentimiento nacionalista en España que en Colombia.Los de ETA no se sienten españoles pero en Colombia todos somos colombianos a muerte. Cuando nosotros nos matamos estamos matando al hijo, el hermano de las entrañas de uno. Llevamos cien años matándonos por política en un país apolítico, en un país donde nos une mucho más que lo que nos divide. La paz es un reto y necesitamos ser audaces. El riesgo es equivocarnos pero lo prefiero a matarnos.

¿Cree que quienes critican el proceso de paz merecen los calificativos de enemigos de la paz: buitres de la guerra?

No. Creo que es importante la crítica. Pero poniéndolo en perspectiva, hay críticas que son constructivas y otras que tienen intencionalidad. Creo que en Colombia hay una franja de la población con adicción a la sangre.

¿Cree que los 7 millones que votaron por Uribe tienen esa adicción?

No todos, pero sí algunos. Y pienso que es una adicción como las drogas, el alcohol, porque es la adrenalina, el país de machos donde los hombres son hombres si matan a alguien. Eso hay que trascenderlo. Tenemos que abrir paso a otro tipo de relaciones humanas. Creo que la paz es un bello riesgo que tenemos que correr con audacia y valentía.

En las encuestas, la mayoría apoya negociar, pero el 80% no quieren que los jefes guerrilleros hagan política y sí que vayan a la cárcel

Hay que hacer una pedagogía y explicar a la gente que no ganamos la guerra. Estuvimos con Uribe con todo para que acabara con las FARC, con apoyo de los norteamericanos, y no pudo.

¿No deberían sacrificarse los jefes de las FARC e ir a prisión en aras de la paz?

En un proceso negociado no hay ninguna parte que tenga todo. Si queremos obtener todo lo que pides, es guerra.

¿Estaría de acuerdo en que Timochenko vaya al Congreso?

Depende. La justicia para mí es capital, la cárcel en Colombia es un acto punitivo y tiene que ser un tránsito del ser humano para volver a empezar. La cárcel no es importante para la víctima, es más importante la verdad.

Los mismos que defienden el no a la cárcel para las FARC peleaban para que los paramilitares pasaran más años en prisión y a ellos tampoco los derrotaron. ¿No es arbitrario?

Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande por no dejar que las ideologías se tomen el proceso de paz. El momento en el que estamos es en el fiel de la balanza y ahí nos tenemos que quedar. Queremos una paz, pero no cualquiera. La quiero justa y duradera.

¿Qué le dejaría tranquila con esas imágenes que todavía le hacen llorar?

Que un proceso como el que yo viví no se vuelva a repetir, que las personas que actuaron como actuaron entiendan lo que eso significa, deshumanización para ellos y para nosotros. Lo que quiero es que al final la persona que salga de ese proceso de paz entienda la responsabilidad, el lujo de ser colombiano. No podemos seguir alimentando íconos como Pablo Escobar.

El jefe del ELN, alias "Gabino", dijo que deben secuestrar porque no tienen acceso al mercado financiero internacional

Están muy equivocados y es que tienen una mentalidad autista. Deben entrar en un proceso dialéctico con nosotros porque la verdad es que todos tenemos odios, pero el amor por Colombia tiene que ser superior. Tiene que entender que no es aceptable.

¿Sería mucho pedir para calmar a gente que se sacrificaran por la paz y los jefes fueran presos unos años?

Tienen que ir a la cárcel como un proceso para que puedan salir y decir: lo hice, ya pagué, y ahora puedo opinar. Lo que no podemos decir a la gente de las FARC es que no opinen y que piensen como nosotros y si no, los aniquilamos. Hay que entender al otro y lograr que la paz sea un buen negocio para cada colombiano, un mejor negocio que la guerra.

¿Hace planes para el futuro?

Aprendí a vivir en el presente. Estoy feliz, muy feliz, también porque Colombia está cambiando.

¿En qué le ayuda estudiar Teología?

Clarifica los conceptos. Uno tiene muchas preguntas y la teología permite llegar a un nivel de reflexión que las verdaderas preguntas tienen unas respuestas que satisfacen aunque una sabe que todo es incompleto. Y te encuentras con Dios de la mejor manera, que es intelectual. ¿Sabe que es fundamental en los católicos y que le sienta a Colombia y quisiera decirlo? Nosotros creemos en el pecado original y el pecado original es la aceptación de que no somos perfectos. Qué liberación, porque si uno cree que es perfecto termina matando al otro porque no cambia. Viva la imperfección para poder tolerar en nuestras diferencias.

El Mundo (España)

 



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