Hofer, de retórica populista y Van der Bellen, pragmático y distante, se enfrentan en las urnas en medio del declive de los partidos tradicionales.
Austria
elige este domingo en segunda vuelta nuevo inquilino para la Jefatura del
Estado con las encuestas a favor del candidato del euroescéptico y
ultranacionalista partido FPÖ, Norbert Hofer, ventaja que mantiene desde
que comenzó la carrera y que ahora, más cerca que nunca de la meta, suscita
preocupación dentro y fuera del país, especialmente en Bruselas.
Hofer,
de 45 años, ganó la primera vuelta el pasado 24 de abril con el 35 por ciento
de los votos, dejando únicamente en la competición por la Presidencia y con el
21,3 por ciento del escrutinio, al antiguo líder del partido de Los
Verdes,Alexander Van der Bellen, de 72 años, que concurre como independiente.
Ambos
mantuvieron un último cara a cara ante las cámaras de televisión en la noche
del jueves, que arrancó con el edulcorado mea culpa de los candidatos por la
bajeza e insultos que se profirieron en el debate anterior, celebrado a modo de
experimento, sin moderación.
"Mentiroso",
"masón", "desvergonzado",
"excomunista" "facha" o "snob" fueron
algunos de los calificativos que se intercambiaron y con agresividad los
aspirantes a la Jefatura del Estado, ofreciendo con ello una imagen muy lejana
de las formas, la moderación y referencia moral que se presuponen al cargo. Las
visitas a los extractos del debate colgados en internet van por las 300.000 y
los comentarios -para todos y de todos los gustos- se cuentan igualmente por
miles.
En su
último enfrentamiento y en esta ocasión con moderación, los candidatos se
esforzaron en recomponer los platos rotos para evitar que el espectáculo
"de gladiadores luchando en el fango" que el viejo profesor Van der
Bellen reconoció que habían dado, aunque hubo momentos de enorme tensión.
Ataque
de la moderadora a Hofer
Uno de
los ataques más llamativos provino de la moderadora y fue tan frontal que Hofer
quedó próximo al K.O. Le interrogó sobre una visita de éste a Israel en julio
2014 y durante la que, según cuenta el candidato del FPÖ cuando tiene
oportunidad de hacerlo, vio cómo las fuerzas de seguridad acribillaron a una
mujer en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.
Hofer
volvió a contar su "terrible experiencia", tras lo cual, se dio paso
a un vídeo en el que un portavoz de la policía israelí negaba que en las fechas
de la visita de Hofer se hubiera producido ningún incidente de ese tipo o
hubiera muerto por disparos alguien en Jerusalén o en cualquier otra ciudad
israelí.
"¿Qué
significa esto? ¿Está intentando demostrar que miento?", increpó Hofer a
la moderadora, a lo que ella respondió, "no, lo que estoy intentando es
hacer mi trabajo de periodista". Hofer replegó velas no sin afirmar antes:
"Ahora veo cuál es la objetividad de esta cadena", la ORF2. El
público en el plató aplaudió.
Hofer,
que no ha evitado coquetear con la ideología nazi llegando a asegurar
que el 8 de mayo, día de la capitulación del III Reich "no fue un día para
la alegría" afronta la segunda vuelta con la disposición de ser "el
presidente de todos los austríacos", lo que para él significa "los
austriacos de cuna".
Van der
Bellen, tan moderado como insulso, desprovisto de carisma, aspira por el
contrario a ser presidente de todos los que viven en Austria, país sede de
organismos internacionales y con una notable comunidad de expatriados,
especialmente en Viena.
"Los
austriacos, primero"
"Para
mi los austriacos están primero", le replicó Hofer, para quien los
extranjeros -ya sean migrantes económicos o refugiados- sólo quieren a Austria
por su generosidad en las prestaciones sociales, "lo que a todas luces
debe acabar" y "porque Austria tiene medio millón de
desempleados".
La
moderadora preguntó a Hofer si estaba en contra de la nacionalidad otorgada,
por ejemplo, a la soprano rusa Anna Netrebtko, o podría imaginar ser también su
"presidente" a lo que el candidato del FPÖ respondió que las
personalidades que realicen una labor destacable para Austria pueden ser una
excepción a la regla.
Hofer,
con una retórica populista y más cercana a la calle; Van der Balle, con su
verbo pausado, pragmático y distante, se han abierto camino en las urnas en
medio del sintomático declive que experimentan los partidos tradicionales, los
socialdemócratas del SPÖ y los populares del ÖVP.
Socios
en la actual coalición de gobierno, eliminados ambos en la primera vuelta de
las presidenciales, lo que no sucedía desde el final de la II Guerra Mundial,
el SPÖ y el ÖVP siguen con especial atención las elecciones del domingo y no
sólo porque sabrán con que presidente deberá trabajar el Ejecutivo, sino porque
unos y otros podrán medir de cara a las elecciones de 2018 la fortaleza del
verdadero enemigo común, el FPÖ.
Algunos
analistas aventuran que el triunfo de Hofer podría desencadenar un terremoto
político en Austria con réplicas en la Unión Europea, que pasaría contar con
país miembro presidido por un ultranacionalista y euroescéptico confeso con
funciones limitadas pero más amplias y determinante que en otros países del
entorno europeo, entre ellas cesar a ministros o a todo el gobierno sin ningún
requerimiento legal. Basta con que considere que no hace bien su trabajo.