Para Keiko Fujimori perder la Presidencia de Perú, cuando sentía que la tenía al alcance de la yema de los dedos, debe ser doloroso pero, quizás, más dura le resultó la caída al enterarse de que su propio hermano, Kenji, ni siquiera fue a votar por ella. La decisión, de explicaciones variadas y ninguna confirmada, sirve en bandeja la ocasión para abrir el melón de la sucesión en Fuerza Popular, el partido de la familia.

Las elecciones del 2021 tendrán, sin duda, un candidato de apellido Fujimori pero, quizás, ya no sea Keiko. «La lucha por el poder es inminente. La derrota de la hermana, con la que ya tenía diferencias y había tensiones, le permite a Kenji proponerse como el nuevo líder», observa Carlos Novoa, profesor de la Universidad de Lima.

Dos derrotas consecutivas, en el 2011 y este año, son difíciles de defender frente al congresista más votado en las mismas elecciones. «Keiko se sentía,con motivo por los sondeos, Presidenta de Perú hace una semana. Había repartido ministerios y cargos. Incluso, la embajada en el Vaticano a Martha Chávez», símbolo del «Fujimontesinismo» más duro, recuerda Noboa.

El momento es perfecto para Kenji, «un joven de 36 años con más carisma y empatía con la gente que su hermana», matiza el profesor. «Favorito de su padre –añade- es el más parecido. Recorre las zonas humildes, y llora, sin fingir, con los pobres».

La «reingeniería del partido», como advierte Noboa, pondrá en juego la solidez del clan y sus ambiciones pero Kenji, no traiciona, ya lo había avisado en Twiter: Si Keiko no gana me postularé en el 2021.