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11/07/2016 | Amin Maalouf: ''La xenofobia y el populismo son las consecuencias de la crisis europea''

Alexis Rodriguez-Rata

“No veo a los británicos tomando una decisión que inevitablemente acabaría en la separación entre Escocia e Inglaterra”, asegura el escritor e intelectual sobre el ‘Brexit’

 

Amin Maalouf (Beirut, 1949) creció en una familia árabe católica en un país, Líbano, y una zona del mundo, Oriente Medio, en disputa por cada una de las principales creencias monoteístas. Tras estudiar economía, política y sociología, fue periodista en su país de origen y, ya iniciada la guerra, desde 1976 y exiliado junto a su familia, en París.

Hoy es escritor a tiempo completo y poseedor de prestigiosos premios literarios como el Goncourt, la Maison de la Presse o el Príncipe de Asturias de las Letras, además de miembro de la Academia Francesa.

Originario de Líbano, sitúa a menudo el Mediterráneo como lugar de encuentro y convivencia entre la historia y la geografía, las lenguas y la cultura, aunque él habla de tolerancia.

Maalouf vive en Francia pero pasa largas temporadas en el canal de la Mancha, en las conocidas como Channel Islands, a medio camino entre el país que canta la Marsellesa y el que entona el God Save the Queen; en el límite -hoy más real- entre la Europa continental y la insular; en un territorio que rememora cada día un pasado de muerte, división y rencor a menudo olvidado cuando no ignorado.

¿Qué significa el Brexit para Europa? ¿Tan peligroso es?

Cuando supe el resultado del referéndum, estuve preocupado. Hoy no. Estoy convencido de que el Brexit está acabado. Para ser puesto en marcha debería iniciarlo la petición del Gobierno británico, y esto es muy difícil que suceda. Cuando en septiembre se escoja a un nuevo premier que sustituya a David Cameron, el Partido Conservador seguramente opte por una persona que votó por el Remain sin ansias por invocar el artículo 50 y que deberá gestionar un resultado no legalmente vinculante pero sí de alguna forma moralmente vinculante. Este nuevo líder seguramente acabará convocando unas nuevas elecciones generales y los votantes seguramente elegirán una Cámara de los Comunes masivamente favorable a seguir en la UE. No veo a los británicos tomando una decisión que inevitablemente acabaría con la separación entre Escocia e Inglaterra.

La UE es criticada por su funcionamiento “no democrático”. ¿Puede ser reformada? Y si es así ¿cuál cree que es la primera decisión o paso a dar?

Los ciudadanos, en una sociedad democrática, no quieren ser gobernados por líderes no elegidos de forma transparente. Esto debe cambiarse. Por supuesto que hay muchas otras reformas que deben ser puestas en marcha para salvar el sueño europeo, pero esa es, desde mi punto de vista, la más indispensable. Y la crisis actual es el momento en el que debe darse tal reforma fundamental. El líder de la Comisión debería ser elegido en un voto celebrado en todos los países de la UE el mismo día.

Pero, ¿existe un ‘pueblo europeo’ que lo haga posible? ¿O la desconfianza entre los Estados y los pueblos es todavía un gran problema de cara a una integración política europea real?

El deseo por un futuro en común existe entre los europeos –aunque sea menos potente de lo que era cuarenta años atrás. Es por eso que la labor de los líderes de la Unión Europea debería ser crear unos lazos fuertes en el continente de cara a incrementar y consolidar tal deseo. Y en todos los niveles: lingüístico, cultural, educativo, etc. Encargarse de la economía y de las instituciones políticas no es suficiente si el objetivo es dar a todos los europeos, cualquiera que sea su país, color, lengua o credo, razones de peso para sentirse compatriotas.

De hecho, el racismo, la competencia por los puestos de trabajo, etc., han sido argumentos centrales entre los que apoyaban el Brexit, como también lo fue para los franceses, holandeses, etc., cuando se debatía una especie de Constitución europea en 2005. ¿La nacionalidad es todavía un valor central a nivel global y dentro del proyecto europeo?

En mi opinión, el incremento de la xenofobia y el populismo no es la causa de la crisis actual. Es su consecuencia. Si hubiéramos construido una Unión Europea con fundamentos más sólidos, instituciones electivas a las que los ciudadanos pudieran recurrir y con una mayor atención en la construcción cultural de una identidad europea en la que ser holandés o danés fuera parte de ser europeo y no una especie de protesta contra Europa, habríamos sido capaces de tratar todas estas cuestiones con serenidad y eficiencia. Sin embargo, la crisis que inicia el referéndum británico puede ser también el momento perfecto para afrontar los errores del pasado y adoptar una visión diferente.

Vivimos en un mundo cada vez más globalizado. ¿Qué significa en él la integración europea? ¿Es tan importante como lo parecía en el pasado?

El éxito del proyecto de integración europeo es hoy más importante que nunca. El mundo globalizado está en desorden y requiere con urgencia de un modelo para gestionar su diversidad. Europa debería proveer tal modelo. ¿Seremos capaces de crearlo? Los retos son enormes y hasta hoy no se ha encarado de forma adecuada. Pero sigo esperanzado.

La Vanguardia (España)

 



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