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12/07/2016 | Claves del fallo judicial sobre el mar de China Meridional

Ismael Arana

Este martes, un panel de cinco expertos en derecho marítimo dará a conocer su decisión final sobre la disputa territorial que mantienen China y Filipinas en el mar de China Meridional, un fallo que que será clave para el futuro de la soberanía marítima de Asia.

 

Durante meses, el contencioso ha tensado las relaciones de las naciones vecinas de estas aguas. Hasta seis países (China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Taiwán y Brunei) reclaman para sí diferentes partes del territorio, mientras que potencias como Estados Unidos permanecen muy atentas a todo lo que allí sucede. Pese a que Pekín se ha negado a participar en el proceso y no reconoce la competencia de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya para dirimir este caso, el resultado podría tener consecuencias directas en sus aspiraciones a consolidarse como una superpotencia económica y militar.

Aquí van algunas claves para entender este contencioso y la decisión del tribunal.

1. ¿En qué consiste este conflicto?

Basándose en mapas antiguos y otros textos -algunos de ellos de la dinastía Ming, que reinó entre los siglos XIV y XVII-, China reclama su derecho histórico a gobernar sobre los territorios (islotes, arrecifes, rocas) y aguas englobados en la "la línea de los nueve puntos", que incluye zonas situadas a 2.000 kilómetros de sus costas. La primera vez que esta línea de demarcación se fijó oficialmente en un mapa fue en 1947, y las autoridades comunistas heredaron esta reclamación cuando tomaron el poder en 1949, defendiendo su validez hasta hoy mismo.

Frente a la historia, Filipinas y otras naciones esgrimen la cercanía geográfica a su territorios como base de sus peticiones. Además, Vietnam arguye que sus pescadores han faenado en partes de esas aguas desde hace cientos de años, por lo que considera que tienen derechos sobre ese territorio.

2. ¿Por qué presentó Filipinas este caso en La Haya?

En 2013, Filipinas presentó una denuncia ante el tribunal después de que China tomara el control de un arrecife conocido como los bancos de Scarborough, situados a 225 kilómetros de la costas filipinas. Manila acusó a Pekín de violar el derecho internacional interfiendo en la pesca, poniendo en peligro el tráfico marítimo y no protegiendo lo suficiente el medio ambiente marino.

Pero Filipinas fue más allá en sus demandas, y pidió a la corte que rechazara las alegaciones de soberanía que China hace sobre las aguas comprendidas dentro de la "línea de los nueve puntos", que engloban un 90% del territorio del mar de China Meridional.

Además, Manila acusa a Pekín de violar el derecho internacional por sus trabajos de dragado de arena para construir islas artificiales en varios arrecifes e islotes presentes en esta zona, incluido uno que aseguran que está en sus aguas nacionales. Aunque no es el único país que ha robado terreno al mar para edificar en suelo bajo disputa, ha sido el que más lo ha hecho de entre todos los contendientes, y EE.UU. le acusa de utilizar estos terrenos para albergar instalaciones militares.

3. ¿Qué dice el derecho internacional al respecto?

Filipinas se remite a la convención de la ONU sobre Derecho Marítimo (UNCLOS en inglés), firmada por ambos países junto a otros 163, para sus reclamaciones. Pese a que la corte no concederá la soberanía de los territorios a un país en concreto, será muy importante su definición exacta de qué es lo que controla cada uno de los implicados.

A tenor de este tratado, dominar una isla genera el derecho a disfrutar de una zona económica exclusiva de hasta 200 millas marinas cuyos recursos pueden ser explotados, mientra que una roca tan solo da derecho a una frontera territorial de 12 millas marinas. Poseer una elevación en bajamar no otorga beneficios territoriales en absoluto.

Esto explica en parte por qué las naciones implicadas, en especial China, se han lanzado a una carrera por controlar la mayor cantidad de accidentes geográficos posibles en los últimos tiempos, algo que más tarde puede servir para legitimizar sus reclamaciones.

4. ¿Por qué es importante la sentencia?

El mar de China Meridional es una de las regiones políticamente más sensibles de todo el mundo, con hasta seis países peleando por partes de su soberanía. Además, lo que allí sucede tiene implicaciones globales, ya que es vital para el comercio internacional (por sus aguas transitan anualmente 5 billones de euros en mercanías) y es muy rica en recursos naturales, incluídos los posibles depósitos de gas y petróleo.

Además, la zona se ha convertido en un tablero en el que tanto China como Estados Unidos han ido midiendo sus fuerzas, con frecuentes altercados entre ambos. Pese a que EE.UU. no reclama ningún territorio, ha realizado varias patrullas en nombre de la defensa de la libertad de navegación en zonas que Pekín considera suyas. Washington ha declarado varias veces que lo seguirá haciendo en el futuro, por lo que es posible que se produzca algún incidente más serio.

Si finalmente el tribunal falla contra China, es muy probable que el resto de las naciones que toman parte en la disputa presenten casos similares ante los tribunales de la ONU.

5. ¿Cuál es la posición de China?

Desde un principio, el gobierno comunista ha dicho que no reconoce la jurisdicción de la corte en este caso y que no "aceptará, reconocerá o ejecutará" su decisión. Aunque el fallo es vinculante, el tribunal no tiene poder para forzar su cumplimiento.

En el plano diplomático, el país lleva meses orquestando una campaña para sumar aliados a su causa, y los medios estatales han publicado cientos de artículos sobre el tema para ganar el favor de académicos y profesores en el mundo entero. Incluso han surgido algunas voces en el país que instan a dialogar y cooperar con Filipinas, que hace unos días estrenó a su nuevo presidente, Rodrigo Duterte.

Sin embargo, si como todo apunta, el veredicto es contrario a sus intereses, existe la posibilidad de que China responda con un tono desafíante, incrementando la presencia militar en la zona, retirándose de la UNCLOS o incluso decretando una "zona de identificación aérea". Sin ir más lejos, desde el pasado martes, el gigante asiático está llevando a cabo unas maniobras militares en una zona de las Paracel, una de las cadenas de islotes que también están en disputa.

6. ¿Y la de Filipinas?

Desde que el nuevo presidente Duterte se hizo con el cargo, ha apostado por rebajar la tensión y se ha mostrado dispuesto a entablar el diálogo con China, una postura más relajada que la que adoptó durante la reciente campaña electoral.

El viernes, el nuevo ministro de Exteriores filipino, Perfecto Yasay, aseguraba en una entrevista con AFP que aunque su país gane el recurso que se decidirá mañana, Filipinas podría compartir los recursos naturales de la zona disputada con Pekín, algo que el propio Duterte insinuó a Reuters al poco de ganar las elecciones. Según el ministro, estarían contemplando la posibilidad de llevar a cabo explotaciones conjuntas de gas natural o pesca, para lo que deberían entablar conversaciones "lo antes posible".

No obstante, tampoco hay que descartar que Duterte siga adelante con la política de confrontación con China de su predecesor, Benigno Aquino III, aunque diferentes analistas auguran que este no será el caso.

El Mundo (España)

 



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