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12/07/2016 | El gran reto de Colombia es que las FARC realmente abandonen las drogas

Antonio María Delgado

El general Oscar Naranjo, negociador del gobierno, dice sentir optimismo sobre el proceso de paz. Asegura que las FARC están “genuinamente” dispuestas a incorporarse a la vida pacífica. Insiste en que el diálogo era necesario, no había forma de alcanzar la paz militarmente en Colombia

 

Ha sido un duro y polémico camino, pero el proceso de diálogo está realmente cerca de sellar la paz en Colombia, dijo el lunes uno de los principales negociadores del gobierno al asegurar que la guerrilla está genuinamente interesada en dejar las armas y abandonar el negocio del narcotráfico para reincorporarse a la vida nacional.

“Yo lo que he visto en la mesa es esa disposición, porque ellos saben que sería inviable combinar narcotráfico y participación política”, dijo el general Óscar Naranjo, designado por el presidente Juan Manuel Santos como Negociador Plenipotenciario en la mesa de conversaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“No es un tema donde uno le pueda hacer trampa a un acuerdo”, agregó el general en una entrevista con el Nuevo Herald. “En la medida en que yo no corte ese vínculo con el narcotráfico quedo expuesto y soy sujeto de persecución penal por parte de la justicia ordinaria”.

El narcotráfico, actividad que tradicionalmente fue una importante fuente de financiamiento para las FARC, es uno de los temas centrales en las discusiones sostenidas en La Habana, donde la guerrilla se comprometió a “contribuir de manera efectiva” en la búsqueda de una “solución definitiva al problema de las drogas ilícitas”.

Agregó que esa cooperación será importante para ayudar al país a combatir el grave problema del narcotráfico.

“En Colombia ha persistido el narcotráfico fundamentalmente porque hay 68,000 familias de campesinos que se han dedicado a la siembra de cultivos ilícitos en zonas de conflicto”, explicó Naranjo.

“Pero si uno ya no tiene las FARC allá, como actor de ese conflicto, la presencia y la actuación integral e institucional sobre esos 68,000 familias campesinas podrá ser mayor”, agregó.

Al comentar sobre el debate abierto en Colombia sobre si las FARC realmente entregará las armas, ya que el lenguaje empleado hasta ahora en el dialogo habla solo de “dejación”, Naranjo dijo que el debate semántico en realidad no tiene gran importancia porque al final el armamento de la guerrilla quedará en manos de la Organización de Naciones Unidas.

Lo que ya ha sido acordado establece que las “Naciones Unidas, componente internacional de verificación del mecanismo, recibirá la totalidad del armamento de las FARC, y entonces, si alguien recibe es porque el otro entrega”, explicó el general.

Desde el inicio, los negociadores del gobierno han sido muy claros sobre el tema del desarme, comunicándoles a las FARC que “no podrá haber nunca un acuerdo que permita que haya paz armada en Colombia. Es decir, no a un armisticio”, dijo.

Naranjo, quien pasó gran parte de su carrera profesional de 36 años en la Policía Nacional de Colombia combatiendo el narcotráfico, dijo sentir optimismo en que el país pronto podrá superar su conflicto interno de más de cinco décadas.

“Están alineadas las estrellas. Tenemos el apoyo de la comunidad internacional. Tenemos el apoyo de la Iglesia. Tenemos el apoyo de sectores económicos muy importantes que entienden que ponerle fin al conflicto es una oportunidad para mejorar la calidad de vida ciudadanos que han estado condenados a la pobreza extrema”, manifestó Naranjo.

Algunos puntos de negociaciones aún quedan por ser acordados, incluyendo el espinoso tema de las penas por los crímenes cometidos durante el conflicto, pero Naranjo mostró optimismo de que estos serán superados en los próximos dos o tres meses y que el proceso sea aprobado por los colombianos este año en un plebiscito.

Al responder sobre las críticas de que el gobierno optó por pactar con la guerrilla en vez de concentrar sus esfuerzos para tratar de aplastarla militarmente, el general dijo que cualquier emprendimiento serio para conseguir la paz en Colombia iba a implicar que las partes se sentaran en una mesa de negociaciones.

“El aniquilamiento y la neutralización y derrota definitiva de movimientos insurgentes por vía militar es supremamente escasa, no existe en la historia reciente de la humanidad. Estos conflictos armados internos terminan normalmente en una mesa de negociación”, manifestó Naranjo.


El ex director de la Policía, por otra parte, admitió que hay personas en Colombia que consideran que hubiera sido preferible seguir combatiendo a las FARC, las cuales habían sido duramente golpeadas bajo la administración de Álvaro Uribe.

Pero Naranjo insistió en que difícilmente se podía esperar que las acciones militares por sí solas conquistaran la paz en Colombia.

“Los conflictos armados internos tienden a transformarse y las estructuras militares se adecuan y se adaptan a nuevas realidades, y son creativas, en las formas de generar violencia”, dijo el general.

Las acciones militares sí alcanzaron un importante objetivo, concedió Naranjo, y fue el de que convencieron a las FARC de que ya no les era posible llegar al poder por la fuerza.

Siga a Antonio María Delgado en Twitter:

@DelgadoAntonioM 

El Nuevo Herald (Estados Unidos)

 



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