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19/09/2016 | Una 'Armada invencible' para defender a China

Javier Espinosa

Pekín crea una milicia de pescadores y recurre a turistas "patrióticos" para reafirmar el control sobre el Mar del Sur de China

 

El acceso al puerto de Tanmen están dominado por un gran cartel con la fotografía del líder chino, Xi Jinping, estrechando la mano de un grupo de pescadores ataviados con el tradicional gorro de hoja de palma. "Las islas Nansha [la denominación local del archipiélago de las Spratly] han sido parte de Chinadesde tiempos inmemoriales. Habéis sido el ejército de vanguardia que ha protegido nuestros derechos marítimos", se lee en la pancarta que recuerda las palabras del dirigente local durante su visita a este enclave.

El viaje que realizó el mandatario a Tanmen el 8 de abril de 2013 se rememora aquí como una fecha histórica que confirmó la importancia estratégica de esta pequeña población pesquera de 31.000 habitantes, que se ha convertido en uno de los pilares del esfuerzo que realiza Pekín, tanto a nivel dialéctico como efectivo, para reclamar la soberanía de casi un 90% del territorio del Mar del Sur de la China, en pugna con otros cinco estados del entorno.

"Tanmen: corazón del Mar del Sur de la China", reza otro enorme monolito instalado en la villa situada en la isla de Hainan, donde decenas de barcos se alinean en los muelles de su amplio puerto pesquero.

Tras recorrer algunas callejuelas de la localidad, el vehículo llega hasta las inmediaciones del templo de la Hermandad de los 108. El evocador recinto dominado por el color rojo se encuentra escondido entre palmeras, a orillas del mar. En torno a él se ha tejido una leyenda popular que aquí se presenta como uno de los muchos vínculos históricos de Tanmen con el Mar del Sur de la China.

A sus pies se divisan los cubículos donde los pescadores realizan sus ofrendas antes de hacerse a la mar. El interior está decorado con una enigmática figura de caballo con escamas y cabeza de dragón, a la que se homenajea quemando incienso.

Horas más tarde, sentado en un salón de té decorado con un ingente mapa de la estratégica región marítima -toda ella incluida por supuesto en los límites de China-, Zheng Qingyang, un escritor local, explica que el recinto religioso hace alusión a un conglomerado de pescadores que hace más de siete siglos se alió para defender Hainan y los mares circundantes de las repetidas incursiones de los piratas "extranjeros".

"Desde entonces, el mito dice que los 108 protegen a los pescadores de Tanmen", asevera. Zheng fue pescador durante algunos años antes de iniciar su carrera universitaria. Su familia también. Su padre desapareció en el mar. Lo mismo que su abuelo y otros seis miembros de su clan. "El templo y su historia es una prueba más que confirma que nuestros barcos recorrían el Mar del Sur de la China desde hace siglos. Al menos desde la época de la dinastía Ming en el siglo XIV", añade.

El papel de los barcos pesqueros

Los cerca de 8.000 pescadores y 300 barcos de pesca que acoge Tanmen se han erigido en la punta de lanza de la política de expansión china en la estratégica región marítima, al combinar sus actividades comerciales con una presencia activa en las aguas en litigio que en múltiples ocasiones se ha traducido en su participación en los múltiples rifirrafes violentos que se han registrado en los últimos años en ese escenario.

Los barcos pesqueros jugaron un papel crucial en la propia captura de las Paracel/Xisha en 1974, fueron el detonante de la intervención que cimentó el control de Pekín sobre el atolón de Scarborough en 2012 -que reclama Filipinas- y volvieron a intervenir en la confrontación marítima que se libró en 2014 ante la presencia de un plataforma petrolífera flotante en una zona en disputa conVietnam. Un navío de Tanmen fue filmado en ese incidente arremetiendo contra otro pesquero vietnamita -Hanoi recurre a la misma táctica-, que terminó hundiéndose.

Pekín estableció en 1985 una milicia marítima en esta misma ciudad cuya existencia semeja ser ahora una suerte de tabú ante la presencia de periodistas extranjeros. "No queremos hablar de las Nansha", responde un pescador, repitiendo la argumentación de otros muchos.

Una singular posición, ya que los propios medios oficiales han confirmado con notable profusión de datos y fotografías la doble tarea de estos pescadores, reconvertidos en "unidad militar avanzada", en palabras del diario estatal 'China Daily'. Una realidad que hasta la compañía estatal Hainan South China Sea Modern Fishery Group reconoce en su página web, donde decía ser "a la vez, comercial y militar, soldados y civiles".

El grupo paramilitar ofrece entrenamiento a tiempo parcial a los pescadores, "recolecta información marítima de forma activa, ayuda en las construcciones que se realizan en los arrecifes y contribuye a la defensa de la soberanía en el Mar del Sur de la China", escribió 'Hainan Daily'.

A sus 69 años y con más de medio siglo faenando en estos mares tan codiciados, Deng Yehe es uno de los incontables pescadores locales que han sufrido los sobresaltos que propicia un vasto espacio por el que han peleado desde tiempos inmemorables flotas opuestas, salteadores y piratas de toda ralea.

"Nansha pertenece a Tanmen desde hace generaciones. Siempre hemos pescado allí", manifiesta con el mismo fervor patriótico que comparten todos los residentes locales.

Deng fue encarcelado en la década de los 80 por la marina de Malasia después de que su barco se adentrara en aguas controladas por esa fuerza naval. Un hecho recurrente entre los pescadores locales. Recuerda que les persiguieron a tiros."Llegaron a disparar con un avión", dice. Pasó 48 días encerrado.

"Los barcos de Filipinas o Vietnam suelen disparar al aire para echarnos de la zona. Pero la gente de Tanmen no tiene miedo a nada. Estamos dispuestos a hacer lo que sea, incluso a morir, por conseguir algo de dinero", afirma.

Desde hace años, las autoridades chinas fomentan la construcción de buques de mayor calado para facilitar los desplazamientos de los pescadores hasta las Spratly/Nansha, otorgan subvenciones al consumo de combustible y han facilitado equipos de GPS a casi 50.000 navíos de forma casi gratuita.

Para Lin Yongxin, del Instituto Nacional de Estudios sobre el Mar de la China (NISCS), todas las acciones de los pescadores locales se deben entender como mera autodefensa.

"Tienen derechos defenderse. No estamos diciendo que tengan que jugar un papel activo en un posible conflicto, pero sí que la industria [pesquera] tiene que estar preparada. La mejor manera de evitar una guerra es estar listo para ella", opina el experto en el flamante complejo del NISCS, construido a las afueras de Haikou, la capital de Hainan.

Pekín no parece dispuesta a ahorrar presupuesto o inventiva a la hora de reforzar su posición. En Tanmen construye un museo sobre su particular historia sobre el Mar del Sur de la China que costará más de 1.000 millones de yuanes (133 millones de euros), y recientemente inauguró otro gran puerto en la ciudad de Sanya, que será capaz de acoger hasta 2.000 navíos pesqueros, algunos de hasta 3.000 toneladas, muy superiores a la mayoría de los guardacostas de las naciones vecinas.

Dentro de la misma estrategia, y aferrándose a la estela "histórica" del templo de la Hermandad 108, los medios oficiales ha decidido también otorgar un tratamiento casi reverencial a unos manuscritos que los locales llaman Genglubu.

La familia de Wang Zhezhong es propietaria de uno de ellos y el joven de 31 años ha creado incluso un museo particular en torno al citado texto, que según su relato es uno de los pocos ejemplares que se conservan de los "libros de apuntes que usaban los pescadores desde tiempos inmemoriales para guiarse por el Mar del Sur de la China" cuando los mapas no eran un objeto común, aclara.

La sala de exhibiciones incluye las barcazas de madera que usaba su abuelo, todo tipo de utensilios de pesca y otra recreación cartográfica donde aparece la isla de Hainan conectada por rutas a través del mar que llegan hasta todos los atolones e islotes que reivindica Pekín. "Los pescadores se orientaban gracias a estos libros. Escribían sus conocimientos y los pasaban de generación a generación. Hablan del clima, de las rutas para llegar a Nansha, Xisha...".

Cuando se le pide que nos muestre el documento, Wang sólo puede exhibir una supuesta fotocopia. "El original lo tiene mi padre", acota.

'Cruceros turísticos'

La ofensiva mediática y logística no se circunscribe sólo al sector pesquero. Las autoridades han "movilizado" incluso a las agencias de viaje. Los "cruceros turísticos" desde Hainan a las Paracel comenzaron en 2013 y China contempla incorporar las Spratly a estos viajes "de placer" para 2020 dentro de una estrategia global que intenta convertir los territorios en una "alternativa a las Maldivas", según otro periódico estatal.

En la urbe costera de Sanya, Guo Huaming, director de la agencia de viajes Zhongzhai International, muestra el folleto publicitario que han diseñado para atraer a los ciudadanos chinos -los extranjeros están excluidos de este posible periplo- que deseen embarcarse en este recorrido patriótico de cuatro o cinco días que como incide, comienza "con la ceremonia de izar de la bandera" de China en los territorios insulares.

Zhongzhai International es una de las firmas que ha recibido permiso de Pekín para organizar cruceros hasta las Paracel, que sólo el año pasado registró la visita de 16.000 turistas. "Podrás encontrar las aguas más maravillosas de China, la tierra más virgen de este mundo", se lee en el catálogo. "Solemos ir entre tres y cinco veces al mes, pero es el Gobierno quien decide los días en los que viajamos", reconoce Guo.

En mayo, las autoridades permitieron que un equipo del diario 'South China Morning Post' se sumara a una de estas expediciones en un paquebote de 10.000 toneladas cuyo coste oscila entre 400 y 2.700 euros.

El periodista se entrevistó con el responsable de una de las diminutas aldeas instaladas en los islotes, Ye Xingbin, un pescador y veterano de la batalla de 1974 contra las fuerzas del entonces Vietnam del Sur, que no dudó que admitir que su presencia en ese enclave era "vigilar esta isla para el país".

Según el informador, las actividades lúdicas de la travesía incluían la visión de un documental sobre la confrontación de 1974 o la transmutación de los turistas en coro dominado por el frenesí nacionalista, que lo mismo se ponía a cantar el himno de su país que cuando el guía les preguntaba a voz en grito "¿De quién es el Mar del Sur de China?" respondían al unísono: "¡De China!".

El Mundo (España)

 



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