A finales del siglo XVII fue la máquina de vapor. Esta vez, serán los robots integrados en sistemas ciberfísicos los responsables de una transformación radical.
Los economistas le han puesto nombre: la
cuarta revolución industrial.
Marcada por la convergencia de tecnologías digitales,
físicas y biológicas, anticipan que cambiará el mundo tal como lo conocemos.
¿Suena muy radical? Es que, de cumplirse los
vaticinios, lo será. Y está ocurriendo, dicen, a gran escala y a toda
velocidad.
"Estamos al borde de una revolución tecnológica
que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos
relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será
distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes",
vaticina Klaus Schwab, autor del libro "La cuarta revolución
industrial", publicado este año.
Los "nuevos poderes" del cambio vendrán de
la mano de la ingeniería genética y las neurotecnologías, dos áreas que parecen
crípticas y lejanas para el ciudadano de a pie.
Pero las repercusiones impactarán en cómo somos y nos
relacionamos hasta en los rincones más lejanos del planeta: la
revolución afectará "el mercado del empleo, el futuro del trabajo, la
desigualdad en el ingreso" y sus coletazos impactarán la
seguridad geopolítica y los marcos éticos.
La fábrica automática y muy,
muy inteligente
Entonces, ¿de qué se trata el cambio y por qué hay
quienes creen que se trata de una revolución?
Lo importante, destacan los teóricos de la idea, es
que no se trata de desarrollos, sino del encuentro de esos
desarrollos. Y en ese sentido, representa un cambio de paradigma, en lugar de
un paso más en la carrera tecnológica frenética.
5 claves para entender la
REVOLUCIÓN 4.0
- 1. Alemania
fue el primer país en establecerla en la agenda de gobierno como
"estrategia de alta tecnología"
- 2. Se
basa en sistemas ciberfísicos, que combinan infraestructura física con
software, sensores, nanotecnología, tecnología digital de comunicaciones
- 3. La
internet de las cosas jugará un rol fundamental
- 4. Permitirá
agregar US$$14,2 billones a la economía mundial en los próximos 15 años
- 5. Cambiará
el mundo del empleo por completo y afectará a industrias en todo el
planeta
-
WEF, 2016
Getty Images
"La cuarta revolución industrial, no se
define por un conjunto de tecnologías emergentes en sí mismas, sino por la
transición hacia nuevos sistemas que están construidos sobre la infraestructura
de la revolución digital (anterior)", dice Schwab, que es director
ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y uno de
los principales entusiastas de la "revolución".
"Hay tres razones por las que las
transformaciones actuales no representan una prolongación de la tercera
revolución industrial, sino la llegada de una distinta: la velocidad, el
alcance y el impacto en los sistemas. La velocidad de los avances actuales no
tiene precedentes en la historia… Y está interfiriendo en casi todas las
industrias de todos los países", apunta el WEF.
También llamada 4.0, la revolución sigue a los
otros tres procesos históricostransformadores: la primera marcó el paso de
la producción manual a la mecanizada, entre 1760 y 1830; la segunda, alrededor
de 1850, trajo la electricidad y permitió la manufactura en masa.
La primera
revolución industrial permitió pasar a la producción mecanizada, gracias a
novedades como el motor a vapor.
Para la tercera hubo que esperar a mediados del siglo
XX, con la llegada de la electrónica y la tecnología de la información y las
telecomunicaciones.
Ahora, el cuarto giro trae consigo una tendencia a la
automatización total de la manufactura - su nombre proviene, de hecho,
de un proyecto de estrategia de alta tecnología del gobierno de Alemania, sobre
el que trabajan desde 2013para llevar su producción a una total
independencia de la mano de obra humana.
La automatización corre por cuenta de sistemas
ciberfísicos, hechos posibles por el internet de la cosas y el cloud
computing o nube.
Los sistemas ciberfísicos, que combinan maquinaria
física y tangible con procesos digitales, son capaces de tomar decisiones
descentralizadas y de cooperar -entre ellos y con los humanos- mediante el
internet de las cosas.
Lo que veremos, dicen los teóricos, es una
"fábrica inteligente". Verdaderamente inteligente.
¿Y qué pasará con el empleo?
El principio básico es que las empresas podrán
crear redes inteligentes que podrán controlarse a sí mismas, a lo largo de toda
la cadena de valor.
Los guarismos económicos son impactantes: según
calculó la consultora Accenture en 2015, una versión a escala
industrial de esta revolución podría agregar US$14,2 billones a la
economía mundial en los próximos 15 años.
En el Foro de Davos, en enero de este año, hubo un
anticipo de lo que los académicos más entusiastas tienen en la cabeza cuando
hablan de Revolución 4.0: nanotecnologías, neurotecnologías, robots,
inteligencia artificial, biotecnología, sistemas de almacenamiento de energía,
drones e impresoras 3D serán sus artífices.
Pero serán también los gestores de una de las premisas más
controvertidas del cambio: la cuarta revolución podría acabar con cinco
millones de puestos de trabajo en los 15 países más industrializados
del mundo.
En el Foro de
Davos, en enero pasado, la cuarta revolución industrial fue la estrella del
debate.
Revolución, ¿para quién?
Son precisamente los países más avanzados los que
encarnarán los cambios con mayor rapidez, pero a la vez los expertos destacan
que son las economías emergentes las que podrán sacarle mayor
beneficio.
La cuarta revolución tiene el potencial de
elevar los niveles de ingreso globales y mejorar la calidad de vida de
poblaciones enteras, apunta Schwab, las mismas que se han beneficiado con
la llegada del mundo digital (y la posibilidad, por caso, de hacer pagos,
escuchar música o pedir un taxi desde un celular ubicuo y barato).
Sin embargo, el proceso de transformación sólo
beneficiará a quienes sean capaces de innovar y adaptarse.
Un esquema de la internet de las cosas (IoT, en
inglés) sobre la que se apoya la transformación.
"El futuro del empleo estará hecho de trabajos
que no existen, en industrias que usan tecnologías nuevas, en condiciones
planetarias que ningún ser humano jamás ha experimentado", resume David
Ritter, CEO de Greenpeace Australia/Pacífico, en una columna sobre la cuarta
revolución para el diario británico The Guardian.
Aunque los empresarios parecen entusiasmados - más que
intimidados- por la magnitud del reto: un sondeo revela que 70% tiene
expectativas positivas sobre la cuarta revolución industrial.
Así se desprende del último Barómetro Global de
Innovación, una medición que publica General Electric cada año
y que recoge opiniones de más de 4.000 líderes y personas interesadas en las
transformaciones de 23 países.
LA CUARTA REVOLUCIÓN
¿Qué opinan los empresarios?
70%
de los ejecutivos tiene expectativas positivas
- 85% cree
que las innovaciones de los sistemas ciberfísicos serán beneficiosas
- 64% está
dispuesto a asumir los riesgos de innovar
- 17% teme
por el impacto negativo en los trabajadores
Barómetro Global de Innovación 2016, GE
Getty
Aunque la distribución regional es desigual y
son los mercados emergentes de Asia principalmente los que están
adoptando los cambios de manera más disruptiva que sus pares de
economías desarrolladas.
"Ser disruptivo es el estándar de oro para
ejecutivos y ciudadanos, pero sigue siendo un objetivo complicado de llevar a
la práctica", reconoce el estudio.
Los peligros del cibermodelo
Así, no todos ven el futuro con optimismo: los
sondeos reflejan las preocupaciones de empresarios por el "darwinismo
tecnológico", donde aquellos que no se adapten no
lograrán sobrevivir.
Y si ello ocurre a toda velocidad, como señalan los
entusiastas de la cuarta revolución, el efecto puede ser más devastador que el
que generó a su turno la tercera revolución.
La revolución tendrá que escribir una nueva relación
entre los hombres y los robots. Pero detrás hay dilemas éticos y sociales por
resolver, dicen los críticos.
"En el juego del desarrollo tecnológico, siempre
hay perdedores. Y una de las formas de inequidad que más me preocupa es la de
los valores. Hay un real riesgo de que la élite tecnocrática vea todos
los cambios que vienen como una justificación de sus valores", le dice
a BBC Mundo Elizabeth Garbee, investigadora de la Escuela para el Futuro de la
Innovación en la Sociedad de la Universidad Estatal de Arizona (ASU).
"Ese tipo de ideología limita gravemente las
perspectivas que se traen a la mesa a la hora de tomar decisiones (políticas),
lo que a su vez exacerba la inequidad que ya vemos en el mundo hoy",
agrega.
"Dado que mantener el status quo no
es una opción, necesitamos un debate fundamental sobre la forma y los objetivos
de esta nueva economía", apunta Ritter, que considera que debe haber un
"debate democrático" en torno a los cambios tecnológicos..
Los mercados emergentes de Asia están a la vanguardia de
la cuarta revolución, dicen los expertos.
Por una parte, hay quienes descreen que se
trate de una cuarta revolución: es cierto que los cambios son muchos y
muy profundos, pero el concepto fue por primera vez usado en 1940 (en un
documento de una revista de Harvard titulado "La última oportunidad de
Estados Unidos", que pintaba un futuro sombrío por el avance de la
tecnología) y su uso representa una "pereza intelectual", dice
Garbee.
Otros, más pragmáticos, alertan que la cuarta
revolución no hará sino aumentar la desigualdad en el reparto del
ingreso y traerá consigo toda clase de dilemas de seguridad geopolítica.
El mismo WEF reconoce que "los beneficios
de la apertura están en riesgo" por medidas proteccionistas, especialmente
barreras no tarifarias y normativas del comercio mundial, que se han exacerbado
desde la crisis financiera de 2007: un desafío que la cuarta revolución
deberá sortear si quiere entregar lo que promete.
"El entusiasmo no es injustificado, estas
tecnologías representan avances asombrosos. Pero el entusiasmo no es excusa
para la ingenuidad y la historia está plagada de ejemplos de cómo la tecnología
pasa por encima de los marcos sociales, éticos y políticos que necesitamos para
hacer buen uso de ella", remata Garbee.