Habiendo sido alumno de gigantes del tamaño de Norberto Bobbio y Giovanni Sartori, no es extraño que Gianfranco Pasquino (Trana, 1942) sea uno de los más reputados politólogos italianos. Especializado en Política Comparada, ha dado clase en la Universidad de Harvard, en la de Florencia, en la de California y, sobre todo, en la Bolonia. Y como Pasquino, la célebre estatua de Roma en la que desde el siglo XVI los ciudadanos tienen por costumbre dejar mensajes escritos con sus críticas a personajes públicos, este otro Pasquino tampoco tiene problemas en meterle el dedo en el ojo al poder...
P. ¿Se
esperaba un resultado tan clamoroso?
R. No.
Así de clamoroso no. Obviamente, habiendo hecho una larga y fatigosa campaña a
favor del No, esperaba que el rechazo a la reforma constitucional ganase
con un buen resultado. Pero esto va mucho más allá de mis expectativas.
P. ¿Los
italianos han rechazado realmente la reforma constitucional o el suyo ha sido
un voto de protesta?
R. No ha
sido un voto de protesta. Ha sido un No a las terribles reformas que
el Gobierno Renzi pretendía llevar a cabo en la Constitución. Ha sido
un No a la horrible campaña electoral que ha acompañado el casi
plebiscito personal en el que Renzi ha tratado de convertir este referéndum. Ha
sido un No al Gobierno Renzi, un rechazo frontal a las reformas
sociales y económicas que ha llevado a cabo, y que atañen sobre todo al mercado
laboral y a la escuela. Y ha sido también un No a los pequeños
regalitos que Renzi ha hecho a los jóvenes y a las mujeres. Todo eso, junto, ha
provocado un No sonoro y resonante, rotundo.
P. ¿Qué
ocurrirá ahora? ¿Se formará un nuevo Gobierno y en unos meses habrá elecciones?
R.
Espero que haya un nuevo Gobierno y que sea un Gobierno político, no técnico,
al frente de cual haya un exponente del Partido Demócrata. Nuestra Constitución
contempla que el presidente de la República nombre al primer ministro, que el
primer ministro nombre a sus ministros y que el Gobierno pase una votación de
confianza en las dos cámaras. Si Renzi, secretario general del Partido
Demócrata, no se opone en esa votación de confianza, el nuevo Gobierno obtendrá
luz verde tanto de la Cámara de los Diputados como del Senado. Cuando haya
Gobierno, será necesario aprobar una ley electoral. Ahora tenemos una ley
electoral para la Cámara de los Diputados que se debe que reformar y hay que
hacer una ley nueva para el Senado. Y luego hay que aprobar los presupuestos
generales. Hay cosas que hacer, cosas que llevan tiempo. Creo que es absurdo
hacer un Gobierno nuevo para sólo unos meses, el nuevo Ejecutivo debe agotar la
legislatura y llegar a 2018, a su conclusión natural.
P. Esta
derrota de Renzi ha sido interpretada como una nueva victoria del populismo
después del Brexit y en las elecciones presidenciales estadounidenses.
¿Comparte esa opinión?
R. No,
me parece un error clamoroso. Hay populismo en la Liga del Norte. Y si acaso
hay populismo en Renzi, en los mensajes que ha lanzado de cara a este
referéndum, en su insistencia en que lo que estaba en juego en esta consulta
era reducir los cargos públicos, disminuir los costes de la política y otros
mensajes parecidos... Todo eso son llamamientos populistas realizados por el
jefe del Gobierno y que, como se ha visto, han sido rechazados por la gran
mayoría de los italianos.
P. Pero
es evidente es que en Europa hay terror ante la posibilidad de que Cinco
Estrellas, el movimiento que lidera Beppe Grillo y que muchos tachan de
populista, pueda llegar al poder...
R.
Europa hace bien en tener miedo de Cinco Estrellas, porque es un movimiento muy
fuerte y que no está salpicado por ningún escándalo. Pero Europa hace mal en
considerar a Cinco Estrellas un movimiento populista. Es un movimiento de
crítica de la política y de los políticos, pero que no tiene características
populistas como las que por ejemplo puede tener la extrema derecha en Austria,
algunas formaciones en Holanda, organizaciones como los Demócratas Suecos o los
así llamados "Verdaderos Finlandeses"... Cinco Estrellas representa
una parte importante del electorado italiano, cuenta con el apoyo de muchísimos
jóvenes que quieren cambiar la política y desde luego no es un movimiento de
tipo xenófobo.
P. Muchos
predecían una hecatombe financiera en Italia si ganaba el NO. Pero no ha sido
así.
R.
Porque los mercados son sabios, porque la victoria del NO no genera ningún
apocalipsis. Provocará un cambio de Gobierno, pero los italianos estamos
habituados a los cambios de Gobierno y sabemos cómo administrarlos. Los
mercados financieros hacen bien en no atacar a Italia, si lo hicieran
perderían. La economía italiana probablemente sea lenta y perezosa, pero en
conjunto aún es bastante sólida.
P. ¿Fue
un error por parte de Renzi jugar la carta del miedo?
R. Renzi
ha jugado a meter miedo para tratar de vencer, trataba de amedrentar a los
italianos haciéndoles creer que sólo él podía resolver la situación y que todos
los demás era amasijo de inútiles. Sin embargo, en ese amasijo estaban la
mayoría de los italianos y muchas organizaciones que lo único que querían era
evitar unas nefastas reformas constitucionales.
P. Si
tuviera que apostar, ¿quién cree que será el próximo primer ministro?
R. No
quiero apostar sobre nombres. Pero creo que será alguien con experiencia
política, con una biografía, con presencia en el Parlamento y miembro del
Partido Demócrata. Hay cuatro o cinco personas que reúnen estas
características. Y creo también que debe ser alguien no muy distante a Renzi.
Muchos hablan de Dario Franceschini (en la actualidad ministro de Cultura). En realidad
son demasiados los que hablan de Franceschini, y tal vez por eso no será él el
elegido. Podría ser también Delrio (ministro de Infraestructuras y
Transportes), pero es una figura menos incisiva. Otros creen que podría ser el
turno de una mujer, como Roberta Pinotti, la ministra de Justicia. Y hay quien
sostiene que el nuevo primer ministro será alguien con un cargo institucional,
algo que yo espero que no ocurra porque ni la presidenta de la Cámara de
Diputados ni el presidente del Senado tienen experiencia política previa.
P.
Muchos dan en cabeza al ministro de Economía, Pier Carlo Padoan...
R. Creo
que no sería una buena elección. Si es bueno como ministro de Economía es justo
que siga siendo en ese cargo, y si no es bueno no veo por qué habría que ascenderlo.
Además Padoan es un técnico, y yo considero que el nuevo primer ministro debe
de ser un político.