Andrew Wood, embajador británico en Moscú en el 2000 y el 2005, ha defendido públicamente la credibilidad del ex espía del MI6 Christopher Steele, autor del informe de 35 páginas sobre las supuestas conexiones del presidente Donald Trump con el Kremlin. Según Wood, la tesis del informe es "muy plausible" y el autor cuenta con un "respeto" ganado a pulso por su trabajo durante años para los servicios secretos.

Wood ha reconocido a varios medios británicos que ésta fue la opinión que transmitió el pasado mes de noviembre al senador republicano John McCain, con quien celebró un encuentro confidencial durante la Conferencia de Seguridad celebrada en Halifax (Canadá) en la que participaron ambos.

A sus 77 años, retirado ya de la carrera diplomática, Wood se ha visto involuntariamente en medio del huracán de las alegaciones contra Donald Trump a falta de una semana para su investidura como nuevo inquilino de la Casa Blanca.

En declaraciones a la BBC4, el ex embajador británico se refirió al ex espía como "un profesional muy competente". "No es alguien que suele inventarse las cosas, aunque tampoco es alguien que necesariamente tenga siempre el juicio correcto", matizó Andrew Wood.

"Yo me tomaría su informe seriamente", agregó Wood a 'The Guardian'. "Pero es también concebible que le hayan podido engañar o que haya podido exagerar lo que le han contados sus fuentes".

Christopher Steele está en paradero desconocido desde última hora del miércoles, cuando los medios norteamericanos revelaron su nombre y tuvo que hacer las maletas apresuradamente y macharse de su mansión en Surrey, al sur de Londres. "Cuidadme el gato", fueron sus últimas palabras a un vecino, antes de fugarse sin dejar rastro por temor a represalias de los servicios secretos rusos.

Steele trabajó para el MI6 en Moscú en los últimos lances de la Unión Soviética. Aparentemente, lleva más de 20 años sin pisar Rusia, por lo que tuvo que apoyarse en fuentes internas para elaborar el informe. El ex espía dirige una empresa de investigación privada, Orbis Business Intelligence, que colaboró recientemente con el FBI para desenmascarar la trama de la corrupción en la Fifa.

Durante sus años en el FBI pudo llegar a tener contacto con el ex espía doble Alexander Litvinenko, que murió envenenado con polonio radiactivo en Londres. La embajada rusa en Londres ha arrojado más misterio al caso con un mensaje en la redes sociales, alegando que "los espías del MI6 nunca dejan de serlo" e insinuando que los servicios secretos británicos podrían haber jugado un papel en el informe Trump.