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17/01/2017 | La nueva guerra de Kaczynski

Carmen Valero

Varsovia amenaza con la cárcel a los diputados que bloquearon el Parlamento en una protesta

 

Veintisiete días ha durado la ocupación de la sala de plenos del Parlamento polaco ('Sejm') por la bancada de oposición al Gobierno que dirige en la sombra el ultraconservador Jaroslav Kaczynski, una protesta por las libertades que ha terminado en caída libre. El ministro de Interior, Mariusz Blaszcaz, ha amenazado a los diputados que participaron en el bloqueo de "la normalidad parlamentaria" con penas de hasta 10 años de prisión.

"Finalmente se ha acabado la farsa y podremos volver a las normas civilizadas", fueron las palabras de Kaczynski, después de que el presidente de la liberal Plataforma Cívica (PO), Grzegorz Schetyna anunciara el pasado jueves el final de una acción que entró en un callejón sin salida, perdió objetivo político y el apoyo popular se convirtió en descrédito.

En el retorno a las "normas civilizadas" de Kaczynski, que llegó a calificar la ocupación del 'Sejm' de "intento de golpe de Estado" será doloroso y lento. El embrollo ha sido de tal calibre, tantas las acusaciones, irregularidades y amenazas, que el presidente de la Cámara, Marek Kuchinsci ha fijado la primera sesión del año para el próximo día 25.

"Necesitamos analizar en profundidad lo sucedido estas últimas semanas", arguyó Kuchinsci, cuya lealtad al gubernamental partido Ley y Justicia (PiS) ha quedado durante la crisis parlamentaria fuera de duda.

El último capítulo del 'thriller' que vive la democracia polaca desde la llegada del partido de Kazcynski al poder hace dos años, comenzó a mediados de diciembre con el anuncio de nuevas y muy restrictivas normas para el acceso y cobertura de prensa en el Parlamento. Básicamente, el reglamento anunciado por Kuchinsci, establecía condiciones de acceso y de trabajo a los informadores muy restringidas. Ampliaba la manga para el control de la información parlamentaria por parte del partido del Gobierno.

La bancada de la oposición protestó, los medios de comunicación, de por sí sujetos a una ley mordaza, hicieron lo propio; el Comité para la Defensa de la Democracia (KOD) se movilizó por libertad de prensa y la Comisión Europea volvió a mirar hacia Varsovia.

El 16 de diciembre, durante el debate sobre los presupuestos de 2017, se derramó el vaso. Ocurrió cuando el diputado del PO, Michal Szcerba, subió a la tribuna y dijo "Medios libres". El presidente del 'Sejm' le interrumpió y llamó al orden. Szcerba insistió con el mismo resultado. El diputado se giró entonces a la mesa y dijo "Señor presidente, mi querido".....No le dio tiempo a más. Kuchinsci, fuera de sí, le expulsó de la sala. La bancada del PO, perpleja e indignada, se amotinó en el estrado.

Los presupuestos de 2017

Poco después y con el hemiciclo aún revuelto, los diputados del PiS se reunían en una sala contigua, en la llamada "Sala de las Columnas" y aprobaban a mano alzada los presupuestos 2017. No hay constancia de que hubiera 'quórum' y sí muchas dudas sobre la legalidad de ese procedimiento. Los partidos PO y 'La Modernidad' decidieron entonces velar por turnos la sala de plenos, poniendo con ello de relieve que sólo las decisiones adoptadas en ese lugar, en plenario y con transparencia se ajustan a derecho.

Previo a las Navidades, el Gobierno, con dos frentes abiertos en el Sejm -prensa y presupuestos- decidió pinchar el globo antes de que pudiera estallar en la calle y revocó las restricciones a la Prensa previstas a partir del 1 de enero.

La oposición, sin embargo, siguió adelante con la ocupación. La calle, que quería celebrar la victoria, entendió esa decisión y muchos diputados implicados en la protesta tampoco. Quedaban razones de ética y moral y por ahí contraatacó el aparato del Gobierno.

Así y mientras los diputados de "Polonia Moderna" (Nowoczesna) se turnaban en la "ocupación" del 'Sejm' durante las fiestas navideñas, aparecieron fotos del presidente del partido, Ryszard Petru, de vacaciones en Portugal. También el líder de PO abandonó el retén para reponer fuerzas en las montañas de Austria. Y como guinda, un diario reveló que el fundador y presidente del KOD, Mateusz Kujowski, desvió 20.000 euros de donaciones para la defensa los derechos civiles a su empresa de informática.

El pasado miércoles 11 de enero, se reanudó el periodo de sesiones y como la oposición aún "velaba" en la sala de sesiones, la mesa y el PiS volvieron a la "Sala de las Columnas". Mientras, el Senado, dominado también por el partido de Kaczynski refrendaba la ley de presupuestos, pendiente ahora únicamente de la firma del presidente de la República. A última hora de la tarde el presidente del 'Sejm' abría un período de reflexión hasta el 25 de enero. Un día después, el jueves 12, la oposición tiraba la toalla

"Polonia termina venciendo a sus enemigos y traidores", proclamó Kaczynski, que avanza su contienda por la Gran Polonia arrastrando una larga columna de bajas. Entre ellas, la directora del Instituto de Cultura de Polonia en Berlín, Katarzyna Wielga-Skolimowska. Fue destituida en diciembre por "prestar demasiada atención a temas judíos" y relegar asuntos relevantes como "el diálogo polaco-ucraniano o polaco-lituano". La carta de destitución la firma el embajador polaco en Alemania, Andrezj Przylebski. La opinión del embajador es orden. Su esposa es Julia Przylesbka, figura central del PiS, y desde diciembre de 2015 presidenta del Tribunal Constitucional modelado por Kazczynski.

La misma suerte que Wielga han ya corrido sus colegas en Nueva York, Viena, Nueva Deli y Estocolmo.

El Mundo (España)

 



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