Una exnotaria eclesiástica le acusa de intervenir ilegalmente sus comunicaciones informáticas.
El arzobispo
de Zaragoza, Vicente Jiménez, ha sido imputado por el juzgado de
Instrucción número 11 de Zaragoza tras ser investigado por un presunto
caso de espionaje ilegal de la que habría sido víctima una exnotaria
eclesiástica de esta diócesis que, a su vez, ha sido denunciada por el
arzobispado por supuestas irregularidades documentales y económicas, y por
lanzar injurias a través de anónimos.
El
enrevesado caso se remonta tiempo atrás y, a su vez, está vinculado con la
etapa final del antecesor de Jiménez al frente del arzobispado de
Zaragoza, José Ureña, quien en noviembre de 2014 fue apartado del
cargo desde el Vaticano tras detectar una inusual indemnización que pagó a
un joven diácono al que abonó más de 100.000 euros para pactar su conformidad
tras indicarle que no iba a ser ordenado sacerdote. Aunque el relevo de Ureña
fue presentado como una renuncia personal, posteriormente trascendió que en
realidad había sido forzado por el Vaticano.
En el
seno del arzobispado surgieron tensiones y enfrentamientos internos. Un grupo
-del que formaba parte la exnotaria- se mostró crítica con la gestión de Ureña.
Al parecer, corrieron mensajes por Whatsapp apuntando a la existencia de graves
irregularidades económicas y a oscuras tramas en la cúpula del arzobispado.
Tiempo
después, y ya con Jiménez como arzobispo de Zaragoza, la exnotaria denunció
haber sido víctima de un espionaje ilegal de sus comunicaciones. Según ha
desvelado El Periódico de Aragón, eso motivó la apertura de una
investigación por parte de la Unidad de Delitos Tecnológicos de la Policía, que
ha acabado en el juzgado de Instrucción número 11 de Zaragoza, el que ahora ha
decidido llamar a declarar al arzobispo como imputado en la causa.
La
exnotaria, María del Carmen Amador, trabajaba en el tribunal
interdiocesano de Zaragoza. La investigación apunta la sospecha de que Vicente
Jiménez pudo haber ordenado la intervención ilegal de las comunicaciones por
Whatsapp y por correo electrónico de la exnotaria, comunicaciones que mantuvo,
entre otros, con el entonces juez del tribunal interdiocesano, Antonio
Mas, y con varios periodistas.
Se hizo
mediante un volcado del disco duro del ordenador que tenía en su trabajo
la exnotaria. Asimismo, se apunta a que la información obtenida con este
espionaje habría sido utilizada por el arzobispado para incorporarla como
prueba a una investigación abierta por la Signatura Apostólica contra la
exnotaria y dos sacerdotes de esta diócesis aragonesa.