Los Republicanos (centro-derecha) han decidido apoyar unánimemente la discutida candidatura a las presidenciales francesas de François Fillon, al que la Justicia probablemente imputará por un caso de malversación. El anuncio lo efectuó Gérard Larcher, miembro de Los Republicanos y presidente del Senado, al término de la reunión del comité político celebrado hoy en París.

Tras la manifestación de apoyo de sus simpatizantes, el domingo, François Fillon, candidato conservador a la presidencia de la República, ha continuado perdiendo intenciones de voto este lunes, pero confirmó al Comité político de su partido, Los Republicanos (LR), que no hay plan B ni alternativa a su candidatura.

Horas antes de la reunión del Comité político, Alain Juppé, alcalde de Burdeos, había anunciado su renuncia a cualquier intento de sustitución de Fillon, con un ataque brutal contra su rival y contra el «campo de ruinas políticas» de la derecha, en estos términos: «Renové mi apoyo a Fillon, desde el primer momento. Su denuncia de un presunto complot y asesinato político lo han conducido a un callejón sin salida. Qué desastre. La derecha solo podrá ganar presentándose unida ante los electores. Estamos muy lejos de esa unidad. Muchos de nuestros amigos han abandonado el barco. La obstinación personal de François Fillon está alentada por unos simpatizantes fanatizados que no permitirán la unión con el centro. Así, las cosas, tampoco yo puedo ofrecer la unidad de nuestras familias políticas. De ahí mi renuncia irrevocable».

Siete horas más tarde, Fillon abrió el debate del Comité político con una sentencia lapidaria: «Nadie puede sustituirme. No hay plan B. No hay alternativa a mi candidatura. La semana pasada, algunos senadores, diputados, alcaldes y dirigentes de nuestras familias, rompieron la solidaridad, retirándome su apoyo. Ante tal situación, lancé un llamamiento a nuestros electores. El éxito de la manifestación del domingo legitima mi campaña. Seguiré adelante. Ha llegado el momento de que cada cual asuma sus responsabilidades».

Antes de la intervención de Fillon, el Comité político estaba dividido en cuatro tendencia nada conciliables: Los partidarios de Alain Juppé se han quedado solos. Los partidarios de Nicolas Sarkozy piden a Fillon que evalúe «el mismo» sus posibilidades e intente ofrecer una síntesis a las distintas familias. La dirección de Los Republicanos aspira al «legitimismo» entre familias enfrentadas. Los centristas siguen soñando con una candidatura más ecuménica.

«El debate está cerrado»

Gérard Larcher, presidente del Senado y presidente del Comité político de LR, sacó esta primera conclusión práctica: «François Fillon ha puesto fin a las vacilaciones. El debate está cerrado». Por parte de Larcher, se trata de una manifestación de voluntarismo muy alejado de la realidad.

Fillon quizá enterró provisionalmente la contestación contra su candidatura. Pero el debate interno y externo corre el riesgo de prolongarse indefinidamente. El ritmo implacable del calendario judicial y los sondeos de opinión pueden convertirse en una tormenta permanente de granizo y chuzos de punta.

El primer sondeo realizado, tras la manifestación que Fillon considera triunfal, volvió a confirmar la tendencia a la baja del candidato conservador.

Según el sondeo publicado por el semanario independiente «Paris Match», publicado la tarde del lunes, veinticuatro horas después de la manifestación del domingo, en la parisina plaza del Trocadero, Fillon corre el riesgo de ser eliminado en la primera vuelta de la próxima elección presidencial, el próximo 23 de abril, con un decreciente 19 % de intenciones de voto, siempre más alejado de Emmanuel Macron (25,5 % intenciones de voto) y Marine Le Pen (26,5 % de intenciones de voto).

A cincuenta y un días de la primera vuelta electoral, Fillon se considera capaz de ganar una parte sustancial de los 14 puntos que ha perdido en los dos últimos meses. Solo sus amigos y simpatizantes tienen esa fe ciega en sus posibilidades.

El vespertino Le Monde comentaba ayer tarde: «Con Fillon, la derecha corre el riesgo de quedar eliminada en la primera vuelta presidencial, por vez primera en la historia de la V República». Horas antes, Alain Juppé, conservador histórico, desde hace cuarenta años, había llegado a la misma conclusión: «Para ganar, el candidato de la derecha debe contar con el apoyo de todo el centro derecha. Fillon solo se apoya en las familias más reaccionarias de nuestro electorado, incapaz de hacer la unidad con la derecha más moderada y el centro».

Instalándose en la soledad definitiva de la alcaldía de Burdeos, Alain Juppé dijo en voz alta lo que muchos senadores, diputados, alcaldes y dirigentes de centro derecha piensan en voz baja, alarmados ante el riesgo de un suicidio colectivo.

Durante el Comité político de este lunes, François Baroin, exministro, amigo de Sarkozy, asumió con laconismo la nueva línea oficial de Los Republicanos, dirigiéndose a Fillon en estos términos: «Si lo deseas, eres nuestro candidato. Pero debes guardar la línea política por la que fuiste elegido». Se trata de una vaga, difusa pero real «advertencia»: los barones conservadores defienden una «derecha sin complejos», pero temen el riesgo de un «populismo a lo Berlusconi».