Un papel de poco más de seis páginas en el que se hace una advertencia muy clara: "Después de que Reino Unido deje la Unión, ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá ser aplicado en el territorio de Gibraltar sin un entendimiento entre España y Reino Unido", una de las líneas rojas de Madrid y el único caso concreto, con nombre y apellido, entre las instrucciones negociadoras. Una exigencia de Mariano Rajoy que ha sido recogida negro sobre blanco desde el primer momento para que no haya dudas ni posibles interpretaciones ambiguas.

Desde La Valeta (Malta), Tusk, sentado junto al presidente de turno de la UE, el primer ministro local, Joseph Muscat, ha explicado las líneas generales. El documento, de 26 puntos y 2.200 palabras, comienza recordando que la "integración europea ha traído paz y prosperidad a Europa y permitido un nivel sin precedentes de cooperación en asuntos de interés común en un mundo que cambia rápidamente". Por tanto, dice el papel, "el objetivo global de la UE en estas negociaciones será el de preservar los intereses de sus estados miembros, los ciudadanos y sus negocios".

"En estas negociaciones la Unión actuará como una sola. Será constructiva a lo largo del proceso y se esforzará para lograr un acuerdo. Esto es lo que más interesa a ambas partes. La Unión trabajará arduamente para lograr ese resultado, pero se preparará para poder manejar la situación si las negociaciones fracasaran", advierte el Consejo Europeo.

El Gobierno británico destacó la voluntad de "enfocar de manera constructiva" las negociaciones para el Brexit a fin de lograr una "alianza profunda y especial" con la Unión Europea (UE), indicó hoy un portavoz de Downing Street.

En respuesta a Tusk, que dio detalles sobre las pautas de negociación para la salida británica del bloque, el portavoz dijo que Londres "espera con ganas comenzar las negociaciones, una vez (las directrices) hayan sido acordadas formalmente por los 27 estados miembros

Bruselas reaccionó el miércoles con prudencia ante la carta británica, fijándose más en la mano tendida que en posibles amenazas como las repercusiones en Defensa. "La decisión de Reino Unido ha creado incertidumbres significativas que tienen potencialmente capacidad disruptiva, en particular en Reino Unido pero también en los Estados Miembros", lamentan los líderes europeos, que el próximo 29 de abril, el Bruselas, tendrán que dar luz verde a estas directrices para dar un mandato negociador amplio y sólido a la Comisión Europea.