Será la primera prueba para medir las fuerzas políticas de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. La oposición, liderada por el expresidente Álvaro Uribe y el exprocurador Alejandro Ordóñez, llevará a examen a sus seguidores. Las calles serán el escenario. Este sábado, 1 de abril, el país que votó por el no en el plebiscito por la paz, y que logró mayoría, se manifestará. O al menos, así lo esperan sus promotores que han ido agregando motivos a una lista con la que invitan a los colombianos a rebelarse contra el gobierno del presidente Juan Manuel Santos. La economía, el proceso de paz con las FARC, la defensa de la familia (interpretada por muchos como el rechazo a la diversidad) y la corrupción son algunas de las consignas que los líderes de la protesta esperan que se escuchen durante este sábado. Aunque la acogida, sobre todo entre evangélicos, ha generado movimiento en redes sociales y en los mítines previos a la jornada se ha visto el respaldo, las voces contra la marcha también se han hecho notar. Sobre todo después de que alias Popeye, el sicario que servía para el cuadro criminal de Pablo Escobar, se uniera a la convocatoria. En un vídeo de los que suele difundir tras haber salido de la cárcel luego de pagar 22 años de pena, pide a los colombianos que se manifiesten en las calles para mostrar su desacuerdo con el gobierno.

Una de las posiciones más fuertes contra la marcha ha sido la de la senadora Claudia López (Alianza Verde), quien aunque no forma parte de la coalición de Gobierno, ha recordado varios capítulos de la vida política de Uribe para mostrar “la contradicción” de que sea él, uno de los líderes de la protesta contra la corrupción. Ha recordado que el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, apadrinado por Uribe, está salpicado por el escándalo de Odebrecht. “Deberían marchar contra ellos mismos. Dejar de decir mentiras. Su única marcha debería ser hacia la cárcel”, ha dicho López, entre gritos, ante el Congreso.

No ha sido la única en oponerse. También el senador liberal Juan Manuel Galán cuestionó la marcha. Aunque reconoció que el país necesita un nuevo rumbo, en un vídeo que circula por las redes sociales le dice al expresidente Uribe que no tiene la autoridad moral para señalar ese cambio que requiere Colombia y recuerda que 18 exfuncionarios de su gobierno están investigados, condenados y hasta prófugos por casos de corrupción.

El presidente Juan Manuel Santos no se ha pronunciado directamente sobre la protesta, pero en una inesperada entrega de resultados de su gobierno habló de sus logros. “Hemos protegido a los más vulnerables. Cinco millones 100 mil colombianos han salido de la pobreza. Llevamos 74 meses de 80 generando empleo”, señaló. El mandatario reconoce, sin embargo, que los ciudadanos tienen motivos para sentirse indignados. “La indignación de los colombianos es justificada, porque los corruptos roban los recursos de todos los colombianos, les roban las oportunidades a los más pobres y vulnerables del país. Por eso la lucha contra la corrupción ha sido y seguirá siendo una prioridad de mi Gobierno”, dijo y aunque no se refirió puntualmente a la marcha sí dejó entrever un mensaje para la oposición. “Puede que yo no sea monedita de oro para muchos. Buen gobierno es hacer lo correcto, no lo popular”.

Hasta ahora, más que una reflexión sobre los problemas que atraviesa Colombia, la marcha ha generado división. El senador Iván Duque, del Centro Democrático, partido liderado por Uribe, ha intentado bajar la tensión al asegurar que la protesta no debería verse como un acto político. “Es una marcha del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, dijo en declaraciones a medios. El expresidente Andrés Pastrana, al contrario, le volvió a subir el tono a la convocatoria al asegurar: “los conservadores estaremos en la marcha para protestar por la corrupción de Juan Manuel Santos y su golpe de estado a las instituciones”. Solo hasta el sábado se sabrá quién gana el pulso en esta primera prueba hacia las presidenciales.