Disentir no es fácil en Esenler. En este distrito islamista de 390.000 votantes potenciales, donde el 65,4% de residentes confió en las Generales en el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) que fundó Recep Tayyip Erdogan, quienes se oponen a su proyecto presidencial hacen campaña con un ojo en la nuca. "Al menos, ahora, podemos salir a la calle sin sufrir ataques. Durante las últimas dos elecciones, ni eso", lamenta Ersel Aydogdu, jefe de campaña local, a favor del No, del socialdemócrata Partido Popular Republicano (CHP).

"Aquí la gente nos gritaba 'comunistas', 'ateos' o 'mejor moríos', nos tiraba huevos o dañaba nuestros vehículos de campaña y escupía a quienes reparten panfletos. En ocasiones, aparecían turbas con garrotes y nos agredían", enumera Aydogdu. EL MUNDO lo acompaña en el coche de campaña. Sus altavoces despiden un himno patriótico republicano, y un grupo de chavales no tarda en acercarse y responder, cantando uno otomano. "Ahora no pasan del insulto y algún ataque aislado", añade.

Los obstáculos para la campaña del No en Esenler se reproducen en otros rincones. En las últimas semanas, casetas de campaña del CHP han sido dañadas, grupos organizados han atacado a sus participantes e incluso una miembro de sus juventudes, Sera Kadigil fue detenida por 'incitación al odio'. Estos acontecimientos, sumados al estado de emergencia, a las purgas masivas de funcionarios y a denuncias contra cientos de críticos, ha generado un clima de miedo a oponerse al poder en público.

"El SÍ nos devolvería a la época otomana"

El gobierno turco alega que la campaña para el referéndum del próximo domingo, cuando se votará una reforma de la Constitución para dotar al Presidente de nuevos poderes y, según la oposición, de menos rendición de cuentas, es libre y limpia. No han faltado mítines en los que Erdogan - violando el principio presidencial de no partisanismo - ha acusado a los defensores del No de "estar con los golpistas". O, a políticos de su entorno, asegurar que "terroristas" y "traidores" están con el No. El Ministerio de Salud retiró de los hospitales folletos a favor de no fumar. Y No, una película de Pablo Larraín sobre el referéndum chileno, fue retirada de un proveedor turco de cable.

En la plaza central de Esenler AKP, CHP y el pro kurdo HDP compiten, simultáneamente para atraer a cuantos más curiosos mejor. Cerca de 60 seguidores del HDP, partidario del No, bailan una alegre danza kurda casi en silencio, para evitar problemas. A cien metros, unos cincuenta del AKP agitan, ufanos, banderas turcas. Los más estridentes, los del CHP, se han procurado una potente instalación, con pantallas y música. "Es crucial juntar a cuantos más mejor. Disuade a los atacantes", explica Aydogdu.

"Les explicamos que el sistema que persigue, controlado por un solo hombre, es contrario a la democracia, nos devolverá a la época otomana", explica Bülent Ütebay, presidente del CHP en Esenler. "Les aclaramos que el problema no es Erdogan, que no estamos confrontándolo a él, sino su proyecto. Él es mortal. Quién sabe qué puede venir tras él si el sistema cambia, puede ser peor", sigue, y detalla cómo su campaña, a fin de ser para todos los públicos, ha prescindido de la bandera del partido.

Los defensores del 'Hayir' - No, en turco - han diseñado una campaña alegre y vistosa. En la plaza de Esenler hacen sonar primero un rap, cuya letra elogia a los pueblos de Turquía; luego, un conocido himno patriótico dedicado al fundador del país, Mustafa Kemal 'Atatürk'. Seguidamente, una versión, especial para la ocasión, del We will rock you de Queen. Acaban, para sorpresa de muchos, dado que el CHP carece de una base amplia de voto kurdo, danzando uno de sus bailes, llamado 'halay'.

Decenas de transeúntes se arremolinan junto a la caseta del No. Observan, en silencio, a los bailarines. No hay incidentes. "La mayoría en Esenler, cuando les entregamos un panfleto, lo recogen, se lo guardan, y nos dicen discretamente 'buena suerte. Unos menos cogen el folleto, lo parten y lo tiran al suelo, o directamente pasan de largo sin cogerlo", recuerda Ütebay. Pero no todo es paz. "Cada noche nos encontramos con que los del AKP nos arrancan pancartas y colocan las suyas", dice Ersel Aydogdu.

Las celebrities se posicionan

En el informe de su reciente visita de observación, la OSCE menciona "algunos casos" en que "partidarios del No se han enfrentado a intervenciones policiales al hacer campaña; un número de ellos fueron arrestados bajo cargos de insultar al presidente u organizar eventos públicos ilegales. En las provincias de Van y Sirnak, la canción de campaña del HDP, en lengua kurda, fue prohibida por las autoridades bajo alegaciones de violar los principios de integridad del Estado y oficialidad del turco".

A finales de marzo, la Policía confiscó el bus de campaña del HDP, cuyos colíderes siguen en prisión. A parte del CHP y el HDP, otros políticos que han sufrido obstáculos y ataques durante su campaña por el No han sido un grupo de críticos del ultra nacionalista MHP. Organizados bajo el paraguas organizativo 'Los nacionalistas turcos dicen No', cuatro miembros, entre ellos la ex ministra de Interior Meral Aksener, han desafiado a su líder, Devlet Bahçeli, defensor del Sí tras años oponiéndose.

Esta persecución se ha extendido al mundo de las celebridades. Si personajes conocidos, como el futbolista del Barcelona Arda Turan, se posicionaron a favor del Sí incluso antes de comenzar el periodo de campaña, el presentador del matinal de Canal D, Irfan Degirmenci, fue despedido tras tuitear por el No. En la televisión, como en la calle, la promoción a favor del Sí gana por goleada. "Mira", advierte Ersel Aydodgu, "mientras nos entrevistabas alguien ralló un 'Sí', con spray, en nuestro tenderete".