El año pasado, el excongresista y abogado Moisés Orozco Vicuña se encontraba en su finca de Yumbo cuando vio por las cámaras de seguridad la llegada de una camioneta Toyota TX blanca y dos motocicletas.
En ese
momento, el político llamó a la Policía, que acudió al lugar. Los ocupantes de
los vehículos ingresaron al predio y tuvieron una conversación con Orozco. Los
policías los requisaron y los condujeron a la estación, pero al no tener armas
ni requerimientos judiciales los dejaron libres.
El
miércoles pasado, casi un año después de ese hecho, Orozco fue
asesinado por un grupo sicarial cuando montaba bicicleta en la vía
Yumbo-La Cumbre. Al abogado lo interceptaron sicarios, que se movilizaban en un
vehículo Kia, con placas de Barranquilla, y tres motocicletas. La
Policía capturó a uno de los presuntos pistoleros en el Plan Candado
desplegado en esta zona conocida como Yumbillo. También halló dos de las motos
y dos pistolas 9 milímetros automáticas: una SIG Sauer y otra Walther
P99.
La
incursión del 2016 en la finca de Orozco, junto a la información entregada por
informantes de la Policía, que revelaron que en esa ocasión enviados de ‘Los
Comba’ contactaron al abogado para cobrarle una deuda por unos bienes que
supuestamente administraba para los capos (en Estados Unidos) llevó a las
autoridades a establecer como principal hipótesis sobre su asesinato las
presuntas amenazas de ‘Los Comba’.
“Él,
como abogado manejaba bienes de los hermanos, como fincas y otras propiedades.
La información que tenemos es que tenía problemas de dinero y empezó a
venderlos y se quedó con esa plata. Las amenazas vinieron por el cobro de ese
dinero por parte de los delegados de los narcos”, explicó una fuente de la
investigación.
Lo
cierto es que esta no es la primera vez que abogados penalistas, que han
trabajando con narcos, son asesinados por líos de bienes de estos. En el Valle
del Cauca, según denuncias del Colegio de Abogados, en las últimas décadas han
sido asesinados 200 juristas, aproximadamente. Un informe de esta entidad,
revelado en 2015, indicó que el Valle del Cauca era el departamento con más
casos en todo el país.
Entre
las víctimas de estos crímenes se recuerdan casos como los ocurridos en 1999
cuando en medio de la disputa por las propiedades Élmer Pacho Herrera, uno de
los jefes del Cartel de Cali, fueron asesinados dos abogados del capo: el
exprocurador Guillermo Villa Alzate y Vladimir Ilich Mosquera. También mataron
a un contador y a otros dos juristas.
Cinco
años después, en 2004, doce abogados, la mayoría relacionados con el capo del
cartel del Norte del Valle, Víctor Patiño Fómeque, fueron asesinados en Cali y
otros desaparecidos.
Las
investigaciones revelaron que los asesinatos fueron ordenados por Juan Carlos
Ramírez, ‘Chupeta’, en una disputa con Patiño, quien estaba detenido en EE. UU.
y estaba colaborando con las autoridades de ese país.
Los
abogados, al igual que varios testaferros, contadores y familiares del capo,
fueron presionados y amenazados para que les entregaran las propiedades que le
manejaban a este.
Deisy
Fómeque, madre de Patiño, reveló que ‘Chupeta’ y Wílber Varela, ‘Jabón’, les
arrebataron 299 bienes. En esa ocasión, la mujer también acusó al abogado
Ignacio Londoño (político liberal, también mencionado por otros narcos) de ser
uno de los diez abogados que los narcos comisionaron para tramitar los
traspasos de los bienes que le quitaron a su familia.
“Mi hijo
me dijo que se había filtrado la información de que él colaboraba porque
Ignacio Londoño iba a visitarlo a Estados Unidos y todo lo que hablaban se lo
contaba después a ‘Chupeta’ y a Varela”, le aseguró a la Fiscalía Deisy
Fómeque.
Paradójicamente,
Ignacio Londoño fue asesinado en julio de 2015, en Cartago, cuando era
candidato a la Alcaldía de esta población. La información que manejaban las
autoridades es que el crimen fue ordenado por alias Gafas, un militar retirado
que ha ganado poder en el narcotráfico de esta zona. Las versiones han indicado
que los problemas entre Londoño y ‘Gafas’ se dieron por la Alcaldía, un fortín
que ambos querían.
Pero
también se dijo que la pelea entre ellos también se dio por los intentos de
negociación que ambos estaban realizando para que Dairo Antonio Úsuga, alias
Otoniel, jefe de ‘Los Urabeños, se entregara a las autoridades, como lo
hicieron los hermanos ‘Comba’. Y tanto Londoño, quien participó en los procesos
de los Calle Serna, como ‘Gafas’ pretendían ser mediadores de Úsuga.
“En
muchos casos, el riesgo está en comprometerse con los narcos con cosas que
luego no se pueden cumplir, como libertades. Hay que ser lo más claro posible
desde el comienzo. Yo incluso, tampoco recibo propiedades como pagos de
procesos porque eso también puede ser delicado”, aseguró un abogado, quien ha
defendido narcotraficantes desde hace más de dos décadas.