La ofensiva anterior (2003-2004), según un estudio muy serio que acaba de publicar la revista Science, costó cerca de 300 mil muertos y el desplazamiento de 2 millones de personas. ¿Cuál será el costo de lo que viene, si la comunidad internacional no logra parar el golpe? La violencia ejercida por las milicias "árabes" apoyadas por el gobierno, los temibles zhanzhawidin, no ha cesado, ni con la presencia de los 7 mil soldados que mandó la Unión Africana para hacer respetar un frágil cese al fuego, hoy seriamente amenazado. El hambre y la enfermedad minan una población de campesinos que sobreviven difícilmente en sus rancherías, cuando no se amontonan en campos de refugiados en Sudán y en el Chad vecino.

La misión de la Unión Africana, respaldada por la ONU, tiene un magro presupuesto que se acaba en este 30 de septiembre, fecha inicialmente prevista, de manera muy optimista, para el final de la operación. Falta de todo, material, víveres, gasolina, hasta la paga de los soldados. Cuando Kofi Annan pasa la canasta, le dan muy poco dinero. Sé muy bien que no se vale comparar a los muertos, a los vivos tampoco, pero los conflictos del Medio Oriente despiertan la solidaridad internacional y hacen fluir millones y millones de dólares, mientras Darfur, con sus cientos de miles de muertos y sus millones de refugiados, espera una ayuda que llega a cuenta gotas, si es que llega.

Bien lo dice Rosa Montero: "Darfur es un moridero, uno de estos puntos de absoluta negrura en los que preferimos no pensar". ¿Será que le tenemos miedo a lo que puede pasar en Medio Oriente, que pensamos que puede ser un peligro para nosotros? Mientras que Darfur y el planeta Marte es lo mismo. En ese lejano planeta 2 millones de personas viven en campamentos de refugiados y más de tres dependen totalmente de la ayuda humanitaria internacional.

La grave novedad es que Umar al Bashir, el presidente de Sudán, se niega ahora a recibir las fuerzas de la ONU cuya intervención estaba prevista para esos días. La comunidad internacional fue capaz de parar la guerra en Líbano y está mandando allá un verdadero ejército. Imposible saber qué tan eficiente será esa fuerza de interposición entre Israel y el Partido de Dios (Hezbolá), imposible saber si Hezbolá aceptará su desarme y permitirá la construcción de un verdadero Estado nacional en Líbano. Por lo pronto la ONU se movió y logró algo; además la comunidad internacional aporta mucho dinero para reconstruir todo lo que destruyó la aviación hebrea. Nada de eso para Darfur.

¿Nadie podrá torcerle el brazo al gobierno sudanés? Los observadores y los periodistas internacionales reportan, filman la noria de los aviones de transporte Iliushin que descargan todo el día en el aeropuerto de Al Fasher, camiones, armas pesadas, cajas de rifles y de kalashnikov, soldados y más soldados. El general Collins Ihekire, comandante en jefe de la fuerza de la Unión Africana ha señalado que "por desgracia, nos encaminamos hacia un enfrentamiento armado a gran escala". Prevé, además, que tan pronto como empiece la ofensiva, todo el personal humanitario que trabaja desde hace años en el norte de Darfur tendría que salir, a la buena o a la mala, lo que dejaría millones de personas sin su vital ayuda. Por cierto, en los últimos meses las ONG humanitarias han sido víctima de los ataques brutales tanto de los rebeldes como de los zhanzhawidi.

Los grupos rebeldes que rechazaron, hace cinco meses, un acuerdo de paz difícilmente elaborado por la ONU, pretenden que esperan con ganas la ofensiva, que disponen "de capacidades ilimitadas para rechazar al enemigo, tanto en los aires como en tierra". A ellos tampoco les importa la gente ni la devastación que harían los bombarderos Antonov y los helicópteros de combate, comprados por Jartum. Mientras, la gente vive en un subdesarrollo absoluto, bajo la amenaza de "una catástrofe enteramente fabricada por los hombres", como bien dijo la ONU.

A mediados de septiembre el Consejo de Seguridad de la ONU votó el envío de una fuerza de 20 mil cascos azules para prevenir la ofensiva del ejército sudanés y sus amigos zhanzhawidin. El presidente Umar al Bashir vetó la operación y la denunció como "un complot contra la soberanía nacional". ¿Por qué la Liga Árabe no lo convence de renunciar a sus proyectos criminales? ¿Por qué China, Rusia, Malasia e India, sus grandes socios comerciales, no trabajan en convencerlo? Rusia es su principal fuente de armamentos; China, Malasia e India compran el petróleo sudanés, encontrado y producido por las grandes compañías de Estados Unidos y europeas. Frente a tantos intereses, ¿qué pesa la vida de unos campesinos muertos de hambre? Si China y Rusia estaban "en principio" de acuerdo con la resolución del Consejo de Seguridad, se abstuvieron de votarla, para no molestar, sin duda, a su amigo Al Bashir. En cuanto a los estados musulmanes de la Liga Árabe y a los no árabes, no parece importarles mucho la suerte de los Fur.

Deseo equivocarme y tener el papel del fallido profeta de desgracias; deseo poder alegrarme dentro de poco y anunciar que la paz reina en Darfur, no la paz de los cementerios, sino de los surcos de labor y de la ordeña de las vacas. Amén.

jean.meyer@cide.edu  

Profesor investigador del CIDE