Firmado por los periodistas Francisco Artaza y Valeria Ibarra, la nota señala que dichas conversaciones fueron lideradas por el cónsul de Bolivia en Chile, José Enrique Pinelo, y que contaban con el aval de Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y miembros del gabinete.

Según la investigación, el negocio —que no vinculaba la entrega de gas a la demanda marítima— implicaba que una filial de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) comprara el 50% de las acciones de alguna de las dos principales operadoras eléctricas del norte chileno, Gas Atacama y el Grupo Suez. Estas operadoras abastecen de energía a las grandes empresas mineras de la I y II regiones del vecino país, responsables del 50% de las exportaciones chilenas.

Estas empresas enfrentan recortes en el suministro de hidrocarburos provenientes de Argentina, lo que podría llevar al colapso del sistema eléctrico, apunta el reportaje.

Es precisamente esa dificultad la que movió al cónsul boliviano a entablar las conversaciones con las empresas eléctricas chilenas. El plan era que YPFB ingresara al negocio eléctrico de ese país aportando como capital gas natural y así generar de termoelectricidad al norte de Chile por 20 años. Según La Tercera, se habló de inyectar cuatro millones de metros cúbicos diarios, más del doble de los que reciben desde Argentina.

Formar una sociedad conjunta permitiría a Bolivia bom- bear gas natural no a Chile, sino a las empresas bolivianas en territorio chileno, algo que está dentro de la quinta pregunta del referéndum realizado en julio del 2004, el que autoriza la exportación de hidrocarburos con fin de industrializar el país, señala la publicación periodística.

La nota revela, además, que la meta inicial del Ejecutivo boliviano era la de entablar negociaciones de gobierno a gobierno. Sin embargo, y a pesar del lobby realizado por altos ejecutivos de Gas Atacama y el Grupo Suez, la Cancillería del vecino país consideró como riesgoso el hecho de que los pagos de Bolivia con gas pudieran ser empleados como arma de presión sobre Chile para lograr una solución a las históricas demandas marítimas del país.

El reportaje señala que fuentes de la Cancillería boliviana afirmaron que el presidente Morales aceptó mantener el tema del mar en el plano bilateral, con el objetivo de concretar la integración energética entre ambas naciones.

Ayer, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, aseguró a La Razón que desconoce la existencia de las negociaciones reveladas por La Tercera, aunque no las calificó de falsas.

Quintana señaló que ese supuesto plan jamás se trató en el gabinete y que la agenda con Chile se basa en 13 puntos concretos.