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29/07/2017 | El futuro de Pakistán sin Nawaz Sharif

Ahmed Rashid

La decisión del Tribunal Supremo de Pakistán de inhabilitar de por vida al primer ministro por corrupción aboca al país a un vacío político que puede ser ocupado por los militares

 

El Tribunal Supremo de Pakistán ha inhabilitado de manera ignominiosa al - tres veces elegido - primer ministro, Nawaz Sharif, elegido también en dos ocasiones como ministro en jefe de Punjab, para presentarse a cualquier cargo político por el resto de su vida.

El veredicto sobre la presunta corrupción de Nawaz Sharif sitúa a Pakistán en terreno desconocido y lo aboca a un posible caos político. Más aún, el partido político más poderoso y coherente de Pakistán - los militares - hallará ahora un vacío aún mayor que le facilitará hacerse con el control de la seguridad nacional y la política exterior. El ejército encontrará pocas interferencias por parte del débil gobierno civil interino que se hará cargo del país hasta las elecciones a celebrar el año que viene.

La sentencia significa que Nawaz Sharif tendrá que dejar su escaño en el parlamento, y que nunca más podrá presentarse a un cargo político. Le espera así mismo otro juicio criminal por corrupción, al no poder explicar cómo se pagaron los pisos que su familia compró en el barrio Mayfair de Londres, ni su papel en una compañía con sede en Dubai.

Todo ello es consecuencia de las revelaciones de los Papeles de Panamá - 11 millones de documentos filtrados desde el bufete panameño Mossack Fonseca en abril de 2016 - según los cuales tanto la familia Sharif como otros políticos paquistaníes tenían sociedades offshore en paraísos fiscales.

Los cinco jueces del Tribunal Supremo de Pakistán a cargo del caso de los Papeles de Panamá emitieron un veredicto no unánime el 20 de abril, lo que llevó a la formación de un Equipo Conjunto de Investigación (JIT en sus siglas en inglés) compuesto por agencias de inteligencia militares y civiles. El informe del JIT fue enviado al Tribunal Supremo, que basó en él su sentencia final dictada este viernes.

Causa abierta contra su hermano

Tanto la Interservices Intelligence (ISI) como la Military Intelligence (MI), dos agencias militares, formaron parte del JIT. Es por todos conocido que durante muchos años ambas se han dedicado a recopilar información sobre corrupción política de los políticos del país. Los dos hijos de Sharif, Hussain y Hassan Nawaz, así como su hija Maryam y su esposo, el capitán Mohammed Safdar, también se enfrentan a cargos criminales por corrupción. Existe así mismo una causa abierta contra su hermano Shabaz Sharif, actual ministro en jefe de Punjab, y el candidato mejor posicionado para sucederlo como primer ministro interino.

Quien también se enfrenta a cargos criminales es el actual ministro de economía y pariente de Sharif, Ishaq Dar. Los partidarios de Sharif opinan que tanto el tribunal como quienes apoyan su cada vez mayor poder - militares y políticos de derechas entre otros -, quieren liquidar políticamente a la familia Sharif al completo.

Su familia lo ha sido todo para Nawaz Sharif. Su propio partido, la Liga Musulmana de Pakistán (PML en sus siglas en inglés) le ha criticado constantemente por confiar mucho más en su familia que en el partido. Como consecuencia, y conforme pasan los días, cada vez es menos probable que los políticos más veteranos del PML permanezcan junto a Sharif, y más probable que busquen en su lugar otros líderes políticos.

Blanqueo en la oposición

El caos a un nivel más general se debe a que los políticos que lideran la oposición, entre los que se cuentan el antiguo jugador de cricket Imran Khan, líder del Movimiento por la Justicia, y Asif Ali Zardari, marido de la ex primer ministro Benazir Bhutto y jefe de su formación, el Partido del Pueblo, también se enfrentan a cargos por corrupción y blanqueo de dinero.

Durante los próximos seis meses los tribunales podrían barrer a los principales políticos del país y hacer que no tuvieran ningún papel en las próximas elecciones. Aunque es bueno tener caras y líderes nuevos, la incertidumbre que esto crearía en un país profundamente conservador podría llevar a un grave declive económico y al caos político. Ningún primer ministro paquistaní elegido en unas elecciones ha conseguido completar su mandato en el cargo, un triste testimonio de la democracia de un país que fue fundado sobre la fuerza del principio de una persona, un voto.

Muchos ciudadanos tienen una opinión dividida sobre el futuro. El hecho de que los políticos ricos finalmente sean juzgados por sus prácticas corruptas satisface a muchos votantes de clase media, pero ha tenido poco impacto en la mayoría pobre rural para la cual la corrupción es parte de la vida. En consecuencia, hay pocas probabilidades de que se organicen protestas callejeras o un movimiento en favor de Sharif.

Sin embargo, también existe la fuerte sensación por parte de la clase media de que se debería haber permitido a Sharif completar su mandato en el cargo antes de prohibírsele volver a presentarse, y de que los militares deberían abstenerse de intentar manipular el sistema político y legal.

Desde su creación en 1947, Pakistán apenas ha vivido estabilidad política, y parece que ahora el sistema judicial va a estar muy ocupado limpiando los establos de Augías de corrupción política. Pakistán podría beneficiarse de ello a largo plazo, siempre que sea el poder judicial el encargado, y los militares no lo utilicen como una forma de acceder al poder.

*Ahmed Rashid es periodista y escritor paquistaní. Su último libro es 'Descenso al caos'.

El Mundo (España)

 



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