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21/02/2005 | Marchas y contramarchas políticas en Ecuador

Luis Dávila

Si en las manifestaciones políticas hubiera un jurado calificador, no hay duda que, el miércoles 16, los jueces habrían dictaminado un triunfo aplastante de la oposición frente al Gobierno de Lucio Gutiérrez.

 

En medio de una pertinaz lluvia y de un día nublado, los opositores al Gobierno ecuatoriano protagonizaron una enorme marcha que terminó en la plaza de San Francisco en la capital Quito. Por otro lado, los simpatizantes del Gobierno organizaron una contramarcha que finalizó en la Plaza de la Independencia, frente al Palacio de Gobierno. Sin pecar de subjetivos, señalaremos que la marcha opositora fue, por lo menos, cuatro veces más grande.

La oposición, encabezada por el alcalde de Quito Paco Moncayo, aglutinó a decenas de miles de ciudadanos y ciudadanas que rechazan las actitudes dictatoriales de Lucio Gutiérrez. El Gobierno de Gutiérrez ha ido captando en los últimos meses instancias del Estado como la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral, y para lograrlo se ha valido de una mayoría legislativa simple que ha hecho tabla rasa de los procedimientos constitucionales.

Sobre lo sucedido conversamos con el doctor Carlos Arcos, politólogo quiteño, quien considera que "el Gobierno debe poner sus barbas autoritarias en remojo y escuchar lo que le dice la ciudadanía". Arcos piensa que la viabilidad de una dictadura, de un gobierno que no respeta la Constitución, ha encontrado un clarísimo límite en la respuesta que dio la ciudad de Quito.
"Fue una respuesta masiva, que ha establecido un hito histórico en términos de participación ciudadana, en donde la democracia y los derechos de las personas se ubicaron en primer plano de la demanda ciudadana".

Preguntamos a Carlos Arcos su opinión acerca de la contramarcha: "Primero, fue una reacción desacertada por una simple razón: la contramarcha aparece como un acto de coacción, para provocar temor a la respuesta ciudadana. Por otro lado, algo que es ya evidente es que a ella fueron llevados campesinos e indígenas de la costa y de la sierra que fueron pagados en cantidades de 20 ó 30 dólares, algo realmente vergonzoso. Así, hubo manipulación aunque también hayan asistido personas que apoyaron voluntariamente al Gobierno".

Carlos Arcos piensa que lo importante de esto es plantear que se trata de una estrategia del Gobierno que busca la confrontación. "Estrategia que, pese a todo, se vio sobrepasada por la respuesta de la ciudadanía de Quito".

Arcos ve con mucha preocupación el futuro del Ecuador. "Si el Gobierno no aprende o no lee adecuadamente la respuesta que dio Quito, las posibilidades de mayores niveles de confrontación y, sobre todo, de un fortalecimiento de los rasgos autoritarios de Gutiérrez serán más evidentes. Yo creo que la lucha por restablecer la democracia es algo que está comenzando".

En torno a la denuncia de que se habría pagado a personas para que asistieran a la contramarcha de los simpatizantes del presidente, obtuvimos el testimonio de una persona que aseguró haber conversado con una mujer indígena que vino a Quito con el ofrecimiento de que le pagarían 30 dólares y se regresó a su tierra frustrada porque solo recibió 5 dólares.

Marchas y contramarchas, ese es el escenario de un país donde una minoría en el poder está acusada de impulsar políticas dictatoriales, y una mayoría opositora empieza a despertar en función de asegurar la democracia.

Radio Nederland (Paises Bajos)

 



 
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