Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Profundidad  
 
11/12/2017 | El dedo de Sykes

Lorenzo Silva

Un siglo después del acuerdo Sykes-Picot, que decidió las fronteras de Oriente Próximo

 

Hace apenas tres años un grupo bien organizado, con la moral alta y sobradamente aguerrido, se propuso borrar tu obra. Se lo propuso sin ambages, y hasta llegó a grabar un vídeo, con un curioso locutor chileno, que se titulaba justamente El fin del Sykes-Picot. Era un vídeo muy profesional, de veras impactante, como todos los salidos de su potente factoría audiovisual. En él se veía a un puñado de guardias de frontera iraquíes a los que habían hecho prisioneros, los flamantes vehículos de fabricación norteamericana que utilizaban y que habían sido requisados por los barbudos y, finalmente, como guinda apoteósica de la pieza, la demolición con explosivo del puesto fronterizo. Con esa acción simbólica declaraban borrado tu legado, ese que le dejaste a la humanidad contra tu voluntad, una vez que te diste cuenta del error cometido, y que se tradujo en la frontera sirio-iraquí.

La frontera que tú dibujaste sobre un mapa en un despacho de Londres, hace ahora 101 años, cuando quienes entonces mandaban te pidieron una referencia para el reparto de Oriente Medio y tú, con la audacia que da la imprudencia, trazaste con el dedo una línea recta desde Acre hasta Kirkuk. La línea que, con alguna leve rectificación posterior, sirvió para el acuerdo que negociaste con el francés Picot, encantado de recibir tan jugoso e inesperado regalo, y que tomó el nombre de ambos. La divisoria que desde entonces, con el añadido de la declaración Balfour,otorgando a los judíos el derecho a un hogar en Palestina, alentó una guerra interminable, que antes de tu muerte viste venir y te empujó a una retractación de la que ya nadie hizo caso.

No sabías bien, cuando se te llamó a asesorar en condición de presunto experto al gobierno británico, lo que tu dedo partía. Igual dio, porque a veces es así como se escribe la Historia.

Y como los hechos acreditan, este origen casi aleatorio no la despoja de vigor. Porque he aquí que ahora, cuando agoniza este 2017, las tropas iraquíes han vuelto a alcanzar la raya que trazó tu dedo, para restaurar la frontera con Siria, aventando como moscas importunas a los pocos barbudos que quedaban para tratar de sostener su supresión. Volverán a alzar los puestos fronterizos volados, izarán de nuevo la bandera iraquí en los mástiles, y no tardarán en colocarse al otro lado sus homólogos sirios para hacer otro tanto y defender con su vigilia la herencia que les dejó un británico del que ninguno de ellos es posible que sepa, y si sabe quizá no recuerde mucho más que el nombre.

Tu dedo, Sykes, conserva el poder que quizá nunca contaste con alcanzar, que seguramente nunca ostentaste en ningún otro asunto de tu vida, que tal vez jamás habrías querido tener. Es la envidia de aquellos que quieren dibujar otras fronteras, incluso en estos días de globalización, y que pese a montar zafarranchos inverosímiles no consiguen salirse con la suya. A ti te bastó ese gesto resuelto, ese segundo memorable en que sin detenerte a pensar deslizaste el dedo sobre la superficie de un mapa, para alterar la historia y la geografía de tantos seres humanos.

Dondequiera que estés, sabrás que no es mérito tuyo. Que sólo fuiste el instrumento de un poder ajeno, un poder férreo que todavía hoy se despliega y medra, pese a la pintoresca y más bien episódica resistencia de quienes, como los de la bandera negra, tan sólo sirven al final para que ese poder sea más pétreo e indiscutible. Quizá no sea casualidad que coincidiendo con la liquidación de quienes osaron poner en cuestión tu frontera el histriónico individuo que ejerce la facultad de firmar decretos en la Casa Blanca haya decidido dar por definitivamente israelizada la ciudad de Jerusalén. Con ello ratifica el designio del que fuiste inconsciente ejecutor, ese que condena a las tierras de Oriente a ser repartidas al margen del carácter y los deseos de quienes las habitan. A seguir siendo el polvorín donde arde el mundo.

El Mundo (España)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
10/04/2017|
20/03/2017|
10/03/2013|
30/11/1999|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House