Hoy corresponde desarrollar una tarea que tenga por objeto consolidar lo avanzado y aprovechar la coyuntura. Hoy, esta ya madura relación propia de naciones hermanas, unidas por un cúmulo de tradiciones, costumbres y usos que cada vez se integran en ambas sociedades, tiene por obligación profundizar aspectos finos de mejoras de entendimiento. Y es que si bien ambos países pertenecen a la gran nación latinoamericana donde se habla un mismo idioma, utilizamos distintos lenguajes para comunicarnos, lenguajes que es importante conocer.

Entonces, es importante entender que el factor cultural, la forma, el protocolo, los tiempos en cada país son distintos y sustancialmente la forma de hacer negocios, en donde, antes de sentarse en una fría mesa de directorio a tratar aspectos propios del tema que convoca a los negociadores, importa sentarse en una cálida y generosa mesa con lo más representativo de la gastronomía del país anfitrión, en donde el tema de fondo será conocerse y construir las bases para que posteriormente se revise el objeto del negocio.

En la experiencia del suscrito, al analizar en términos agregados las diferencias entre ejecutivos chilenos y peruanos, se puede concluir que los primeros son transaccionales, orientados al objetivo (transacción), por lo tanto, sus tiempos son menores; mientras que los ejecutivos peruanos son netamente relacionales y les importaría más conocer en otros aspectos a quien sería su potencial socio o cliente, buscando así afianzar el escenario en torno a la fiabilidad.

Respecto de los tiempos de concreción y maduración de negocios, podría ser que para el ejecutivo peruano que interactúa con su par chileno, perciba la ligera sensación de presión por el cierre inmediato del negocio y la verdad es que dicha percepción solo obedece a los respetables tiempos de decisión de cada país.

En cuanto a formas de negociación, deberá entenderse que en Perú no necesariamente las negociaciones cerradas lo están; es probable que más de alguna vez le toque volver a negociar un capitulo que ya daba por cerrado. En Perú hay una frase con alto contenido de sabiduría popular: "todo es conversable y negociable”. Sin embargo, en Chile no necesariamente es así. La negociación cerrada no necesariamente volverá a ser revisada, mucho más cuando eso implique renegociar lo ya pactado de común acuerdo.

Por lo tanto, si bien podrían parecer cuestiones subjetivas las expuestas, son mucho más relevantes de lo que pensamos al momento de construir y/o fortalecer una potencial relación económica-comercial; no en vano los ejecutivos a cargo de los más de US$ 16.000 millones invertidos por Chile, en Perú, son peruanos o chilenos que conocen en profundidad la idiosincrasia local.