El cambio climático no es sólo un problema ambiental de primer orden, sino que se ha convertido en un reto económico global. Y para hacer frente a este desafío planetario se deben aprovechar todos los recursos disponibles, sin olvidar la energía nuclear.
La necesidad de
combatir el cambio climático con todo el esfuerzo y todas las energías a
nuestro alcance es la conclusión más destacadas de la jornada Retos para la
transición energética, celebrada esta semana, en el marco de los Encuentros de,
en el aula magna de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de
Barcelona (Universitat Politècnica de Catalunya).
La sesión de reflexión
y debate contó con la participación destacada de Alberto Amores y Kirsty Gogan,
dos expertos en energía y clima. Alberto Amores es ingeniero industrial y socio
de Monitor Deloitte, donde lidera el grupo de strategy consulting de energía y
recursos.
Los objetivos del
acuerdo de París son difíciles de alcanzar si se cierran de golpe todas las
nucleares
Durante los últimos años,
Alberto Amores ha acumulado una larga experiencia en consultoría estratégica y
regulación energética en los sectores de la electricidad, el gas y el petróleo.
En esta faceta profesional ha asesorado a diversas instituciones y empresas del
sector energético y es un destacado conocedor de los retos a los que se
enfrenta este sector en nuestro país y en el conjunto de Europa.
Po su parte, Kirsty
Gogan ha trabajado durante más de una década en diversas organizaciones
ambientalistas y está especializada en temas de energía, clima y desarrollo.
Fue investigadora invitada en la Universidad de Manchester y asesora independiente
del Gobierno del Reino Unido y diversas entidades empresariales, académicas y
grupos ambientalistas.
Kirsty Gogan es
cofundadora y directora general de Energy for Humanity, una entidad sin ánimo
de lucro de ámbito global que trabaja en dos de los retos más importantes con
los que se enfrenta nuestra sociedad: el cambio climático y la disponibilidad
de energía no contaminante.
Los conferenciantes
coincidieron en destacar la necesidad de hacer frente al cambio climático desde
todos los frentes; y recordando que la generación y consumo de energía se
encuentran en la raíz de este problema global.
El rápido aumento de la
concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero está estrechamente
vinculado con la Revolución Industrial y el uso de combustibles como el carbón;
y más recientemente, con el aumento del consumo de derivados del petróleo en
sectores como el transporte.
El objetivo a escala
global es frenar y revertir esta situación, y para ello se ha definido un
proceso de transición energética hacia una economía descarbonizada (es decir, sin
emisión de gases como el dióxido de carbono).
Alemania se puede ver
obligada a mantener centrales con emisiones de gases que contaminan
Alberto Amores presentó
ante el público presente en la sala de la UPC y las personas que seguían el
acto a través del streaming ofrecido por LaVanguardia.com los resultados de un
estudio realizado recientemente por Monitor Deloitte sobre la transición
energética en España.
En cumplimiento del
acuerdo de París, la Unión Europea ha establecido sus propios objetivos de reducción
de emisiones de gases de efecto invernadero, y España deberá seguir estas
pautas en la medida que le corresponde, recordó Alberto Amores.
“Los objetivos
europeos, especialmente en el horizonte del 2050, son tremendamente exigentes y
significan un cambio de estructural de la economía y de las fuentes de energía,
y no sólo del sector eléctrico”. “La buena noticia es que tenemos la tecnología
necesaria para conseguirlo; y hacerlo con alternativas económicamente
competitivas”, explicó Alberto Amores.
Para conseguir los
objetivos del año 2050 se debe avanzar de forma decidida en tres grandes -áreas:
electrificación de la demanda, generación con fuentes que no provocan emisiones
de gases de efecto invernadero y eficiencia energética, resaltó el ponente.
Combinando estos
elementos con la evolución de la economía y el consumo de energía, el estudio
presentado por Alberto Amores obtiene cuatro escenarios.
El único escenario en
que se conseguirían los objetivos marcados para el 2050 sería el que -incluye
una alta eficiencia energética y, “por lo tanto, todas las decisiones e
inversiones que tomemos en los próximos años deben ir destinadas a conseguir
este objetivo final”, explicó Alberto Amores.
Para conseguir la alta
eficiencia energética marcada en este escenario del año 2050 nuestro país
necesita disponer de un mix energético que incluya muchas más centrales de
energías renovables, pero también todas las fuentes actuales que no producen
gases de efecto invernadero, entre las que destacan las centrales nucleares,
explicó Alberto Amores refiriéndose a los resultados del estudio sobre
transición energética mencionado.
China es un ejemplo de
apoyo a las renovables sin renunciar al desarrollo de la energía nuclear
“Es importante entender
el papel de la energía nuclear en la transición energética, porque cuando
reflexionamos sobre lo que tenemos que hacer para conseguir la descarbonización
nos damos cuenta de que no podemos prescindir de esta tecnología a corto y
medio plazo; y diría que incluso no está claro que podamos prescindir de la
energía nuclear a largo plazo”, indicó.
Kirsty Gogan recordó en
su conferencia la gravedad del cambio climático y sus efectos sobre el medio
ambiente y los seres humanos para concluir que nos enfrentamos a “un problema
estrechamente relacionado con nuestras fuentes de energía”. La solución del
cambio climático pasa por la generación de electricidad “limpia” (es decir, sin
emitir gases de efecto invernadero), la electrificación masiva de nuestra
sociedad y -–donde no podamos electrificar– utilizar tecnologías que
contribuyan a la descarbonización global.
Para llegar a estos
objetivos, Kirsty Gogan defendió el papel actual y futuro de la energía nuclear
como una tecnología que puede ser utilizada de forma eficiente en coordinación
con energías renovables como la solar y eólica, que no pueden cubrir el total
de la demanda debido a su dependencia de factores ambientales (sol y viento).
En cambio, indicó
Kirsty Gogan mencionando un estudio de doctorado del MIT, cuando una economía
avanzada como la de Alemania opta exclusivamente por el desarrollo de las
energías renovables y rechaza la energía nuclear, el resultado es que, para
mantener la demanda de energía de la sociedad, es obligatorio recurrir a
fuentes contaminantes como el carbón.
Kirsty Gogan explicó
que su trayectoria personal tiene su origen en movimientos ecologistas pero que
después de analizar la realidad y tener en cuenta el problema del cambio
climático y las necesidades de energía con contaminante de miles de millones de
personas en todo el mundo, se ha convertido en una “ecologista pronuclear”.
Gogan lamentó que “el
tabú que desde hace décadas afecta a la energía nuclear” ponga en peligro no
sólo la lucha global contra el cambio climático sino también la disponibilidad
de energía a precios razonables por parte de miles de millones de personas en
todo el planeta.
Para explicar el
trabajo de Energy for Humanity, Kirsty Gogan utilizó una declaración del
ministro británico de Clima y Energía, Matt Hancock. “Es fantástico y es
absolutamente vital que exista una oenegé como esta que defiende el uso de la
energía nuclear como parte de la solución –aunque no la única solución– para
conseguir un futuro bajo en carbono”.
El debate posterior a
la presentación de conferencias, los dos invitados de Encuentros en destacaron
la importancia de países como Estados Unidos, China o India en el futuro del
desarrollo de fuentes de energía que no emitan gases de efecto invernadero. En
estos casos, como también ocurre con países como Francia o Reino Unido, el
decidido apoyo a las energías renovables se lleva a cabo sin renunciar al
mantenimiento y crecimiento de la energía nuclear, indicaron Amores y Gogan.