Alemania seguirá buscando "islas de cooperación" con Moscú. Esta expresión, acuñada en los últimos días por Dirk Wiese, coordinador para Rusia y Asia Central en el Gobierno de Alemania, se ha desplegado este viernes durante la rueda de prensa posterior al encuentro que han mantenido en Sochi, junto al mar Negro, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y la cancillera alemana, Angela Merkel.

Pasando de puntillas por las importantes diferencias que les separan y haciendo gala de grandes dosis de pragmatismo, ambos dirigentes hallaron un lenguaje común respecto a dos temas que amenazan con enturbiar las relaciones entre Berlin y Washington: el acuerdo sobre el programa nuclear iraní y la construcción del gasoducto Nord Stream 2.   

La UE, con Merkel a la cabeza, respalda sin fisuras el mantenimiento del pacto con Teherán. "Apoyamos este acuerdo y continuaremos haciéndolo en el futuro", ha recordado la cancillera alemana, parafraseando a sus colegas europeos.

Considera que el actual convenio, pese a sus posibles deficiencias, "es mejor que nada", una declaración que lleva implícto un mensaje al presidente norteamericano, Donald Trump, quien ha amenazado con castigar a empresas europeas que no respeten las sanciones que EEUU impuso en su día a Teherán y que recuperará en los próximos meses, tras decidir retirarse. Y de paso, ha conminado a Irán a respetar lo acordado, a la espera de que en un futuro la situación evolucione.

Presión de Washington a Berlín

En las últimas semanas, representantes norteamericanos ha venido ejerciendo también una intensa presión para que Alemania renuncie al proyecto de gasoducto Nord Stream 2 que debe unir Rusia y Alemania a través del mar Báltico, incluyendo una amenaza de posibles sanciones sobre empresas europeas participantes, como Shell o BASF, recién verbalizada en Berlín por la vicesecretaria de Estado para la Energía, Sandra Ourkirk. Alemania no piensa dar marcha atrás, según ha dado a entender la cancillera.

"Tiene una importancia estratégica para nosotros y Alemania participará", ha enfatizado Merkel, aunque eso sí, con disponibilidad a abordar las reticencias que el gasoducto ha generado en Ucrania, país que actualmente recibe millones de dólares por el tránsito de esta fuente de energía a través de la red de tuberías que cruza su territorio. "Debemos dar garantías a Kiev", ha prometido.

Putin se ha mostrado mucho más agresivo que su interlocutora y ha reprochado al presidente estadounidense Donald Trump haber confundido los intereses de su país con el interés general mundial. "Donald no es solo el presidente de EEUU, es también un buen y duro empresario...quiere impulsar su producto en el mercado europeo", ha acusado el líder del Kremlin durante su comparecencia ante los medios. Y es que Washington ofrece a Alemania como sustituto del gas ruso incrementar las exportaciones de gas licuado norteamericano, algo que Berlín desestima porque ser más caro.

Respecto a las guerras de Siria y Ucrania, los dos principales temas que han generado el actual clima de confrontación entre el Kremlin y Occidente, persisten las diferencias y fueron mencionados solo de refilón. Putin ha abogado por, según sus palabras, "despolitizar" la cuestión de la reconstrucción de Siria si Europa aspira a que los refugiados sirios regresen a su país. La petición ha dejado impertérrita a su invitada, consciente de que la UE ha asegurado en numerosas ocasiones que no colaborará financieramente en esta tarea mientras no haya un plan de transición política "creíble" e "inclusivo".

Respecto a Ucrania, Merkel se ha comprometido a elevar al presidente ucraniano Petró Poroshenko, la cuestión de la reciente detención de un periodista ruso en Kiev, que ha indignado en Moscú. Kiril Vyshinsky, de la agencia Ria-Nóvosti, fue arrestado el 15 de mayo y acusado de alta traición.