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26/02/2005 | Reformas Eslovacas: Lecciones para EE.UU.

Rastislav Kacer y Marian Tupy

El presidente George W. Bush visita esta semana a Eslovaquia para reunirse con funcionarios eslovacos y asistir a una cumbre con el presidente ruso Vladimir Putin. Aunque la visita del Sr. Bush probablemente esté dominada por la política exterior, los destinos de su viaje deberían también de ser vistos como el reconocimiento de los cambios que Eslovaquia ha experimentado en los últimos años. La alguna vez políticamente autoritaria y económicamente restrictiva Eslovaquia ha progresado notablemente hacia la democracia y el libre mercado. Es más, algunas de las reformas económicas recientemente emprendidas por Eslovaquia son relevantes para la ambiciosa agenda del segundo periodo del Sr. Bush.

 

La última visita de un presidente de EE.UU. a Eslovaquia se realizó en noviembre de 1990, cuando George H. W. Bush estaba en la Casa Blanca y Eslovaquia todavía era parte de la Republica Federal Checa y Eslovaca. El primero de enero de 1993 esta federación dejó de existir y Eslovaquia pasó a ser independiente. Sin embargo, los primeros años de Eslovaquia no fueron fáciles. El gobierno del nacionalista Primer Ministro Vladimir Meciar se volvió cada vez más autoritario e intentó silenciar a sus opositores políticos. El proceso de privatización de las empresas estatales estuvo plagado de corrupción. Muchas de las compañías fueron “vendidas” a partidarios del gobierno a precio de remate. Inquietudes acerca del sistema político eslovaco retrasaron la entrada del país a la OTAN y a la Unión Europea. Los líderes occidentales marginaron al país. Madeleine Albright, la Secretaria de Estado de EE.UU. bajo la presidencia de Clinton, llegó al punto de llamar a Eslovaquia el “agujero negro en el corazón de Europa”.

Desde entonces, mucho ha cambiado. El Sr. Meciar fue derrocado en 1998 por una coalición liderada por Mikulas Dzurinda. Pero el Sr. Dzurinda presidió sobre un gobierno ideológicamente dispar y entonces estuvo incapacitado de empujar la liberalización de la economía. Eso cambió después de la reelección del Sr. Dzurinda en el 2002 y la formación del primer gobierno eslovaco favorable al libre mercado. El gobierno procedió a mejorar el ambiente microeconómico de Eslovaquia mediante la eliminación de regulaciones innecesarias a los negocios. En reconocimiento a esas mejoras, el reporte del Banco Mundial, “Haciendo Negocios en 2005”, declaró a Eslovaquia líder mundial en reformas y lo clasificó entre el top 20 de los países con las mejores condiciones para hacer negocios.

Como consecuencia de la liberalización económica, el desempeño macroeconómico de Eslovaquia mejoró. Entre enero del 2000 y Junio del 2004 la inversión extranjera directa acumulada en Eslovaquia creció cinco veces. La lista de inversores extranjeros incluyó a varias de las corporaciones norteamericanas más importantes como Citibank, Ford, Motorola, U.S. Steel y Whirlpool. El crecimiento económico se aceleró a 4.9 por ciento el último año desde un bajo 1.5 por ciento en 1999. Según el Ministro de Trabajo, la tasa de desempleo en Eslovaquia cayó de un 19.8 por ciento en enero del 2001 a 13.1 por ciento en diciembre de 2004. Adicionalmente, los objetivos de política exterior de Eslovaquia fueron alcanzados en el 2004 cuando el país se unió a la OTAN y la Unión Europea. Steve Forbes, quien visitó Eslovaquia en 2003, escribió en Forbes Magazine: “La República Eslovaca está destinada a ser el próximo Hong Kong o Irlanda del mundo, es decir, un pequeño lugar que es motor económico”.

Pero son las reformas de los sistemas impositivos y de pensiones de Eslovaquia los que pueden ser de particular interés para el Sr. Bush. El 1 de enero de 2004, Eslovaquia adoptó un impuesto sobre la renta parejo para individuos y corporaciones de 19 por ciento. El impuesto sobre dividendos y una plétora de exenciones impositivas fueron eliminadas. La reforma impositiva resultó en un incremento de los ingresos fiscales de SK 200 mil millones en el 2003 a SK 209 mil millones en el 2004—un 30 por ciento arriba de las expectativas del gobierno. Esta reforma fiscal es parte de una tendencia regional. Las tasas parejas impositivas en Estonia, Letonia, Rusia y Ucrania también han probado ser exitosas. Más recientemente, el club del impuesto parejo creció para incluir a Georgia, Rumania y Serbia. Alvin Rabushka, del Hoover Institution, argumenta: “La forma más efectiva que el Presidente Bush tiene para promover la reforma fiscal [en los Estados Unidos] es exhibir las experiencias de Europa Central y del Este”.

Al igual que el Seguro Social en EE.UU., el esquema de reparto de pensiones en Eslovaquia enfrentaba una tendencia demográfica adversa y, consecuentemente, déficits financieros a largo plazo. José Piñera, miembro del Cato Institute, quien como ex ministro de trabajo y previsión social chileno lideró la privatización de las pensiones en Chile, ayudó a los reformadores eslovacos a diseñar la legislación que permitiera a los trabajadores eslovacos a invertir la mitad de sus contribuciones al seguro social en cuentas privadas. Otros países europeos, incluyendo Hungría, Polonia y Suecia, también permiten que sus trabajadores ahorren privadamente.

Por supuesto, todavía falta mucho trabajo por hacer en Eslovaquia. El gasto gubernamental como porcentaje del Producto Interno Bruto y los impuestos sobre la nómina continúan siendo altos, impidiendo inversión y crecimiento adicional. Aunque los padres de familia en Eslovaquia tienen total discreción de a que colegios—fiscales, privados o parroquiales—envían a sus hijos, las reformas en la educación universitaria deben ser aceleradas. Los pasos iniciales hacia una liberalización del sector de salud tienen que ser seguidos por reformas más amplias.

Aún así, las reformas fiscales y de pensiones en Eslovaquia y otros países de Europa Central y del Este representan una tendencia liberalizadora que otros países pueden encontrar ventajoso de seguir. El Sr. Bush lo podrá ver por si mismo esta semana.

Rastislav Kacer es el embajador en EE.UU. de la República Slovaka. Marian Tupy  es Director Adjunto del Proyecto sobre la Libertad Económica Global del Cato Institute.

Traducido por Nicolás López para Cato Institute.

El Cato (Estados Unidos)

 



 
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