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05/09/2018 | La «verdad incómoda», en el punto de mira del poder

Susana Gaviña

Un juez de Birmania condenó ayer a siete años de cárcel a dos periodistas que investigaban la matanza de rohingyas

 

La libertad de información recibió ayer un nuevo y duro revés. Dos periodistas birmanos que trabajan para la agencia británica Reuters fueron condenados a siete años de cárcel, acusados de revelar secretos de Estado. Wa Lone y Kyaw Soe Oo, que se encontraban en Birmania para cubrir la crisis de los rohingya, fueron detenidos el pasado mes de diciembre después de que, según ellos mismos han relatado, varios policías les ofrecieran una serie de documentos, algo que ellos han calificado como una «trampa».

El juez de distrito Ye Lwin indicó que «los acusados habían vulnerado la ley de Secretos Oficiales de 1923 y por ello deben ser condenados a siete años de cárcel», informa Ep.

Organizaciones de todo el mundo -la ONU, la Unión Europea, Human Rights Watch, Reporteros sin Fronteras...- criticaron esta decisión judicial. Críticas a las que se sumó el ministro de Exteriores de Reino Unido, Jeremy Hunt: «Encarcelar a periodistas que escriben sobre verdades incómodas es un golpe inconcebible contra la libertad de expresión y, por tanto, contra la libertad de todos», afirmó Hunt, que tratará el tema en su próxima visita oficial a Birmania.

Los ataques físicos o verbales contra periodistas, así como la deslegitimación de su trabajo se han convertido desgraciadamente en algo viral, especialmente en países donde los derechos humanos no gozan de todas las garantías, pero no solo en ellos. Según Reporteros sin Fronteras (RSF), en la actualidad hay 162 profesionales encarcelados en todo el mundo, y medio centenar de informadores han sido asesinados mientras realizaban su labor.

MÉXICO: 8 periodistas muertos en 2018

Javier Rodríguez Valladares, cámara de la televisión local Canal 10 en Cancún, es uno de ellos. Con 28 años, se ha convertido en el último periodista asesinado este año en México, el país más peligroso para los trabajadores de medios de comunicación en 2017. Rodríguez Valladeres fue tiroteado el 29 de agosto en plena calle de Cancún, la joya turística de México. Su nombre pasa a formar parte, junto con el de otros siete compañeros de profesión, de la lista negra de periodistas asesinados en el país azteca en 2018, todos trabajadores en pequeños medios locales o corresponsales de las principales cabeceras en peligrosos estados como Tamaulipas o Veracruz.

México atraviesa una trágica ola de violencia impulsada por la lucha entre las bandas del crimen organizado. En 2017 fueron asesinados 11 periodistas, lo que le convirtió junto a Siria en el país más peligroso para informadores, según RSF, informa Adrián Espallargas.

NICARAGUA: Objetivo de la represión

La brutal represión ejercida por Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, para suprimir las protestas en su contra ha salpicado también a los trabajadores de medios de comunicación. El hecho más grave ha sido el asesinato de Ángel Gahona, reportero que murió el 21 de abril tras recibir un disparo en la cabeza mientras retransmitía en directo a través de Facebook un enfrentamiento entre manifestantes y policías antidisturbios.

Medios nicaragüenses como «La Prensa» denuncian la represión que están sufriendo, por parte del gobierno, los informadores y medios independientes que quieren contar la verdad de unas protestas que han dejado ya casi 400 muertos.

VENEZUELA: Sin papel y en el exilio

Los medios venezolanos llevan años sufriendo la censura del Gobierno chavista. La falta de papel ha obligado a muchos a migrar al formato digital, y las amenazas de llevar a la cárcel a los editores ha obligado a muchos a buscar refugio en otros países, como el director de «El Nacional», Miguel Henrique Otero. A él se han sumado recientemente cuatro reporteros de la plataforma de periodismo de investigación Armando.info, que han escrito sobre temas tan sensibles para el gobierno chavista como las cajas CLAP. A pesar de la prohibición judicial de salir del país, los cuatro se encuentran ya en EE.UU., trabajando para otros medios.

ESLOVAQUIA: A manos de la mafia

Han pasado algo más de seis meses y todavía no ha sido esclarecido el asesianato del periodista Jan Kuciak, de 27 años, y de su novia. Kuciak investigaba los vínculos de la mafia con personas cercanas al entonces primer ministro, Robert Fico, que dimitió como consecuencia de la crisis política que provocó el asesinato de Kuciak. La prensa del país ha denunciado irregularidades en la instrucción del caso.

ESTADOS UNIDOS: Criminalizados y silenciados

La prensa estadounidense, capaz de descabalgar presidentes en el pasado, está viviendo quizá uno de sus peores momentos tras la llegada al poder de Donald Trump. El actual mandatario además de desvirtuar el trabajo de medios de reconocido prestigio, calificando sus informaciones de «fake news», ha ido más lejos al considerar a la prensa «enemiga del pueblo», lo que ha desencadenado un clima de crispación contra los medios que ha provocado amenazas y ataques contra algunos de ellos. A esto se suma la expulsión de periodistas de las ruedas de prensa de la Casa Blanca por hacer preguntas incómodas, como fue el caso de Kaitlan Collins al abordar el tema de su abogado Cohen, o sobre Putin.

ABC (España)

 



 
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