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21/10/2006 | James Baker, al rescate de Bush en Irak

Marta G. Hontoria

El presidente estadounidense recurre al apagafuegos del clan familiar para reconducir la situación en el país árabe ? Propone la retirada gradual de tropas y el acercamiento a Irán y Siria

 

Muerte a muerte, la sanguinaria guerra en Irak está instalando a Estados Unidos en un callejón sin salida. En Washington, los corrillos políticos señalan el parecido entre el fango iraquí de hoy y el cenagal de Vietnam de finales de los 60. Admita o no por fin el presidente analogías, en algo George W. Bush sí se parece al ex presidente Lyndon Johnson y es que éste echó mano de los gabinetes de otros presidentes para salvar los muebles.
   
Si Johnson buscó el consejo de Dean Acheson, secretario de Estado de Harry Truman, para salir del campo de minas en que se había convertido Vietnam, Bush ha recurrido, de nuevo, a James Baker III, el legendario apaga fuegos republicano y fiel amigo del clan familiar para encauzar un conflicto cuajado de paralelismos con el asiático. El interrogante está claro: ¿encontrará esta vez Baker una fórmula para salir honrosamente de Irak, o ya es demasiado tarde?
   
Apodado el «martillo de terciopelo» por sus habilidades negociadoras, Baker encabeza un comité de sabios llamado «Iraq Study Group» que lleva desde marzo buscando una alternativa razonable al fiasco en que ha degenerado la invasión de Irak. El «Iraq Study Group» es la señal más evidente de que la Administración Bush necesita ayuda para salir del país árabe y poner freno a la avalancha de desencanto popular por una guerra sin final que está diezmando a las tropas. La presión aumenta a medida que nos acercamos al 7 de noviembre, fecha de los comicios legislativos y pistoletazo de salida de las presidenciales de 2008. Las recomendaciones del panel de sabios saldrán a la luz a principios del año que viene.
   
Diplomático fiable
   
Baker, ex secretario de Estado con Bush padre, se ha forjado una fama de gestor conservador, pero pragmático. «La comisión cree que hay alternativas entre las ya planteadas como “mantener el curso en Irak” o “salir huyendo”», ha declarado recientemente. Muchos analistas ven a Baker, de 76 años, como la única persona capaz de salvar la reputación política de Bush.
   
El mandatario norteamericano ha acogido la formación de esta comisión con cierto recelo, pero de Baker se fía. No en vano, el diplomático ha ayudado a su familia en las más profundas crisis, incluida la ofensiva legal para ganar el recuento de votos de Florida que le dio a Bush la Presidencia en 2000.
   
Muchos expertos creen que si alguien puede extraer un consenso entre ambos partidos para sacar a Estados Unidos de Irak es el hombre que forjó la coalición de la primera guerra del Golfo para expulsar a Sadam Husein de Kuwait en 1991. De hecho, Andrew Card, ex jefe de Gabinete de Bush, reconoció hace poco que sugirió dos veces que Baker sería un buen sustituto para el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, en caso de que éste tuviera que abandonar su cargo dadas las circunstancias. Sin embargo, Bush rechazó la idea.
   
Como también podría rechazar algunas de las recomendaciones de choque que baraja el «Iraq Study Group», algunas de las cuales ya se han filtrado a la prensa. «Hay probablemente algunas cosas en nuestro informe que no le gusten a la Administración», ha advertido el propio Baker.
   
Según «Los Angeles Times», el panel está considerando proponer una retirada de las tropas estadounidenses por fases y un acercamiento a Irán y a Siria. «Creo en hablar con tus enemigos», afirmó Baker en una entrevista para la cadena ABC, donde recordó que como secretario de Estado hizo 15 viajes a Damasco. Baker también explicó que en la diplomacia no es poco frecuente que haya que «taparse la nariz» de vez en cuando para lograr tus intereses.
   
La primera opción de la comisión se titula «Estabilidad Primero» y propone estabilizar Bagdad incrementando la presión para que los insurgentes se involucren en la política, y tratar que Irán y Siria se unan a los planes para parar la violencia. La otra es «Re-desplegar y contener», que insta a retirar gradualmente las tropas americanas a bases militares fuera de Irak donde estarían disponibles para atacar a las organizaciones terroristas en cualquier lugar de la región. El nivel de las fuerzas estadounidenses subió de 126.000 en mayo a 141.000 este mes de octubre. Una última posibilidad que se rumorea es dividir Irak en tres regiones autónomas -chií, suní y kurda-, una opción que la Casa Blanca se ha apresurado a rechazar de plano. No esta muy claro cómo reaccionará el presidente Bush ante las propuestas definitivas. En los últimos meses, el inquilino de la Casa Blanca se ha mostrado impasible ente las demandas de cambio.

La Razón (España)

 



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