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01/12/2018 | Opinión - Hay una confusión mundial que también se percibe en el G20

Armando Ribas

La izquierda ha monopolizado la ética de la sociedad, frente al supuesto materialismo de los intereses privados, que se reconocen en el mal llamado "sistema capitalista".

 

Por el momento, los acuerdos del G20 han sido no más que buenas intenciones aparentemente compartidas. Es indudable que el diálogo es conveniente, pero lo importante son las decisiones que surjan del mismo, y sus resultados. Creo no obstante que existe una gran confusión en el mundo. Esa confusión es aún mayor en esa parte del mundo que se considera a sí misma como representante de la civilización occidental. Esa confusión surge en dos ámbitos: la semántica y la conceptual.

La confusión histórica resulta precisamente de ignorar la antítesis entre la ética y la filosofía política angloamericana y la francogermánica. Tal como escribiera Balynt Vasony ellas son tan diferentes como el día y la noche. Esa confusión filosófica a la cual yo me refiero crea el sincretismo de la filosofía occidental y es el pretencioso nirvana de la democracia en esta parte del mundo.
 
DOS SISTEMAS

Conceptualmente la democracia puede dividirse igualmente en dos sistemas políticos antitéticos: the Rule of Law (la norma jurídica) y la regla de la mayoría. Esta última es el opuesto a la protección de los derechos individuales a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad. Al mismo tiempo al ignorar el carácter falible de la naturaleza humana, desconoce los necesarios límites al poder político, que es la garantía de la libertad. 

El supuesto derecho de las mayorías, no es más que el poder absoluto de los gobiernos en nombre del pueblo, que es la nueva deidad. En términos aristotélicos es la demagogia, y es por ello que la democracia fracasa en América Latina, así como fue en Europa desde Hitler y Mussolini representando la regla de la mayoría bajo el supuesto totalitario de la razón de Estado.

En Europa, desde la época de Montesquieu y con la decidida influencia de Rousseau, la democracia ha sido confundida con socialismo bajo el supuesto falso de la igualdad, tal como lo reconoció el propio Friedrich Nietzsche. 

La igualdad ante la ley es el opuesto a esa clase de igualdad que pretende asimilar los niveles de riqueza. El socialismo, pues tiende a la arbitrariedad del poder del gobierno, que supuestamente representa la ética de la sociedad frente a la concupiscencia de los intereses particulares. Como bien decía Alexis de Tocqueville: "Tan cierto es que la centralización y el socialismo son productos del mismo suelo. a tal punto son más fuertes los vicios del sistema que la virtud de los que lo practican".

ETICA TOTALITARIA

La aceptación a priori de que los intereses privados son per se contrarios al interés general constituye el principio ético fundamental del socialismo, y en definitiva determina la ética del totalitarismo. La consecuencia es la violación del rule of law que significa el límite al poder político. Desafortunadamente la aceptación de que la democracia es el resultado del sufragio universal, en tanto que el capitalismo representa el materialismo de los intereses privados, es la causa de que la izquierda cada vez mas monopoliza la ética de la sociedad y consecuentemente el poder político. Como bien reconociera Thomas Sowell en su The Vision of the Annointed, "el que no está de acuerdo con la izquierda no solamente está equivocado sino que es un pecador..."
Podemos decir entonces que Estados Unidos ha sido y sigue siendo una sociedad rodeada de naciones que no solo no aceptan, sino que desprecian los valores y principios en que se funda la sociedad americana.

Por esa razón es prácticamente imposible e inconveniente que Estados Unidos acepte que la defensa de esos principios sea delegada a organismos internacionales, donde prevalecen las naciones que desprecian a los mismos. Tanto así que se pretende ignorar que si no hubiese sido en Estados Unidos, hoy el mundo occidental sería nazi o comunista. Este hecho lo ha reconocido Jean Francois Revel en su obra La Obsesión Antiamericana donde dice refiriéndose a los europeos: "Ellos fueron los que provocaron los dos cataclismos de una amplitud sin precedentes que fueron las dos guerras mundiales; ellos fueron los que inventaron y realizaron los dos regímenes más criminales jamás infligidos a la especie humana"

Esos regímenes fueron el producto de la filosofía política europea, empezando con Platón, y siguiendo con Rousseau, Kant, Hegel, Fichte y Marx. Lamentablemente esas ideas siguen vigentes y como decía Ortega y Gasset, El mayor peligro es el Estado. Si bien hoy es necesaria la intervención del Estado, lo es para salvar al sistema que cambió la historia del mundo y no para cambiarlo.

La economía, por último, es un resultado y como bien dice Therence Hutchison: "El éxito obtenido por Adam Smith con la publicación de su obra La Riqueza de las Naciones tuvo un efecto no deseado que fue hacerle creer al mundo que la economía era una ciencia independiente de la ética y la política". 
Por tanto debemos insistir en que la verdadera alternativa es entre el respeto por los derechos individuales (no humanos) a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la propia felicidad y los supuestos derechos del pueblo, a través de los cuales se constituyen los gobiernos absolutos en nombre del Estado y se ignora la limitación del poder político que es la esencia de la libertad.

 

La Prensa (AR) (Argentina)

 



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