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10/12/2018 | Francia - París: Las cuatro caras de los chalecos amarillos que hacen dar marcha atrás a Macron

Iñaki Gil

Retrato de quienes cada sábado 'toman' París. En un día ardieron 112 coches.Al principio era una protesta contra la subida de los impuestos al gasoil. Ya no. El 70% de la opinión pública los apoya.

 

Arde París. Literalmente. El sábado 1 de diciembre hubo 249 fuegos provocados en los que ardieron 112 vehículos. Los bomberos sofocaron incendios en seis inmuebles, a raíz de ataques a los locales de la calle. En uno, las llamas alcanzaron los pisos superiores.

Arde París. Policialmente. «Desde mayo del 68, París no había vivido una movilización tan violenta» Libération dixit. Hubo 133 heridos, entre ellos 23 miembros de fuerzas del orden. El despliegue policial sumaba unos 5.000 agentes. Los cañones de agua lanzaron 136.800 litros. La policía disparó 9.861 proyectiles de todo tipo, además de 3.827 granadas lacrimógenas... De alguna forma, en esa sola jornada se disparó más que en todo 2017. Ayer, el dispositivo era abrumador: 89.000 policías, 8000 en la capital reforzados por una docena de tanquetas

Arde París. Radicalmente. Unas 10.000 personas acudieron a la convocatoria de los chalecos amarillos en su tercer sábado. En los disturbios hubo unos 3.000. La policía detuvo a 412 personas: más de 350 han pasado o pasarán ante el juez. Mano dura. Decenas de condenas de prisión, generalmente en suspensión. En la jornada del pasado sábado hubo menos saqueos e incendios. Pero muchas más detenciones, desde primera hora. El último balance cifra en 1.723 los arrestos.

Arde París. Políticamente. Emmanuel Macron, contra el que se concentran los ataques, ha tenido que anular la subida de las tasas del gasoil. Está contra las cuerdas, no por el acoso de la oposición en la Asamblea, donde dispone de mayoría absoluta. Ha reculado por la presión de la calle.

Desde hace ya cuatro semanas, un movimiento espontáneo, sin líder, ni estructura organizativa, que adoptó como emblema el chaleco amarillo que todo automovilista debe llevar, organiza bloqueos a depósitos petroleros o centros comerciales, levanta barreras de peaje en las autopista o las cierra a los camiones españoles en la frontera. El primer ministro, Édouard Philippe, está fundido. Ambos baten récords de impopularidad. Justo lo contrario que los chalecos, apoyados por el 70% de la opinión pública, según los últimos sondeos, una bajada de (sólo) seis puntos desde la jornada violenta.

La cólera inicial de profesionales con sueldos bajos y necesidad de desplazarse se ha convertido en una suma de cabreos a la que se adhieren estudiantes, camioneros y agricultores. Un desafío a las élites. Al margen de sindicatos y de los partidos, aunque la extrema derecha (Le Pen), la extrema izquierda (Mélenchon) y la derecha clásica (Wauquiez) la apoyan expresamente y comunistas y socialistas la «comprenden».

Arde París. Y la vida sigue. El lunes por la mañana, los turistas sacaban fotos al Arco de Triunfo, saqueado, ultrajado el sábado. Por la noche se entregó el Balón de Oro. Porque en París no hay chalecos amarillos. En un mes, fuera de las manifestaciones, no recuerdo haber visto ninguno. Quitando los primeros días, no ha habido cortes de carretera. La vida seguía... hasta ayer sábado, Acto IV La Insurrección.

Arde París. Pero ¿quién la quema? Este reportaje está basado en observaciones a pie de calle en la zona del conflicto y en informaciones de los medios parisinos sobre los incidentes y los juicios rápidos. Éstos son los que queman París, revolucionarios sin revolución.

Antisistema

Se suman (tarde) a la revolución. El domingo por la mañana, antes de que las borraran, pude ver las pintadas del Arco de Triunfo. Entre ellas, éstas: 'No a la guerra entre pueblos. No a la paz entre clases. Cortamos cabezas por menos que esto', clara referencia a la Revolución francesa. En los aledaños se leían cosas como "Abajo el Estado, sus maderos ('flics') y los patronos" y un abanico de insultos a los CRS, los antidisturbios. Eran visibles la 'A' de los anarquistas y el acrónimo ACAB ('all cops are bastards', todos los maderos son unos bastardos).

Otra pintada reclamaba 'Justicia para Adama', en alusión a Adama Traoré, muerto en una comisaría en 2016. La utiliza una asociación próxima a Action Antifasciste.

La policía les atribuye el saqueo del interior del Arco del Triunfo, la quema de coches policiales (de uno desapareció un fusil) y el intento de asalto a la comisaría del distrito 8.

Los grupos de extrema izquierda no llevan 'chalecos amarillos'. Desconfiados, esperaron a después del primer sábado para tomar parte en la movilización. Les une la denuncia de las élites, el odio a Macron, presentado como el presidente de los ricos, y la oportunidad de participar en un movimiento antiliberal, antiglobalización y antipolítica. 'Derribemos a la burguesía, destruyamos el capitalismo', se leía en las paredes de nobles edificios vecinos al Arco.

Vándalo

Estaban pero no los pillaron. El hombre no quiso dar su nombre. Pero me contó que trabajaba de portero en un inmueble elegante cercano al Arco de Triunfo. "Los 'casseurs' (vándalos) han venido de la 'banlieue' (el extrarradio), como siempre. La última, cuando la Copa del Mundo. A pillar. Van de negro, la policía los conoce, los detiene pero los suelta enseguida". La realidad es que no los pillaron.

'Le Monde' contaba un diálogo entre dos policías en una sala de juicios rápidos: «¿Pero, no tenemos 'casseurs'?», decía uno. «Corren más y son más malos», le respondía el otro. Bajaron al centro al caer la noche. Con los disturbios ya en los bulevares. Se les vio en la tele saliendo de Chanel y Dior a la carrera hasta el punto de dejarse un vestido nuevo enganchado en los restos del escaparate. Los concesionarios de la Grande Armée me lo explicaron: lunas rotas, motos (casi siempre) sin tocar, pero cascos no queda ni uno. Farmacias, ópticas (las gafas de sol tienen salida) son objetivos claros. Y tiendas de vinos... Entre los (pocos) presentados al juez, tres detenidos con un lote de medallas de colección de las que venden en el museo del Arco. Decían que las habían comprado a un reventa a 10 la pieza. Pero sus móviles los situaban en el centro por la mañana. Error. Los profesionales no llevan el móvil cuando van a pillar.

Recalentado

Se calentaron pero traían el martillo. Hasta el domingo, el Gobierno y los medios no se salieron de lo políticamente correcto. La bronca y el pillaje eran cuestión de extremistas infiltrados en la protesta. Esa noche compareció el prefecto de policía, Michel Delpuech: en los incidentes participaron "extremistas de derecha y de izquierda" pero los 'gilets jaunes' "también tomaron parte en la violencia". El prefecto adujo como prueba (y el vídeo que circula en redes le da la razón) el incidente en el jardín de las Tullerías: un grupo de 'chalecos amarillos' arrancaron una verja que al caer dejó en coma a un manifestante.

Los juicios le ratifican. Un obrero del metal de Nevers llevaba en su mochila varios cócteles molotov, dos porras telescópicas, un puño americano... Adujo que era para hacerse el malote ante los colegas: tres meses de condena. Otros tenían petardos, navajas, cojinetes de acero, tirachinas. Hasta martillos. Todos pretextaron que era para defenderse.

Su locuacidad en las redes los condenó. "Vamos a trincar un madero. Subimos a París, es la guerra y hay que organizarse". Alegaron que no iban en serio, que era para impresionar a la novia o los amigos. Facebook, el arma de comunicación de los 'chalecos', ha sido para la mayoría de detenidos también la prueba de cargo con la que han estrenado la casilla de antecedentes penales.

Ultra

Contra la policía, con la bandera nacional. Lo primero que me llama la atención al llegar al Arco de Triunfo es un manifestante solitario que desafía el impresionante cordón de seguridad que impide el acceso a los Campos Elíseos ondeando una bandera nacional francesa. Como español, pensé que era un excéntrico... hasta que vi otras tres o cuatro tricolores. Se oyen los disparos de botes lacrimógenos y se escucha 'La Marsellesa', himno nacional francés.

Son las 11 de la mañana. Desde las 9 hay enfrentamientos. 'France 2' informará más tarde de que el primer centenar de detenidos está compuesto por ultraderechistas fichados. Varios medios han identificado a militantes de Action Française (monárquicos) y de Bastion Social (nacionalistas revolucionarios) entre los madrugadores. Por la tarde, Yvan Benedetti, antiguo jefe de Obra Francesa, un grupúsculo petenista y antisemita ya disuelto, es sacado a golpes de una manifestación. La hora ultra acaba.

El movimiento contestatario ha sido apoyado desde el primer día por Marine Le Pen. Chalençon, portavoz de los 'chalecos', considerado un moderado, propuso que el primer ministro sea sustituido por el general de Villiers (dimitió de jefe del Estado Mayor tras enfrentarse a Macron por razones presupuestarias): "Necesitamos un verdadero comandante que crea en el futuro de Francia.

El Mundo (España)

 



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