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01/01/2019 | Inteligencia artificial en la industria financiera: ¿llegaron los robots?

Tomás Castro

Para algunos, cuando se habla del concepto Inteligencia Artificial o "IA" lo primero que se viene a la mente son recuerdos de distintas películas que abordaban esta temática. La lista de estas producciones es extensa, sin embargo, cómo no recordar aquel filme dirigido por Steven Spielberg donde un niño robot experimenta diversas vivencias en el futuro, y cuyo solo afán era el de convertirse en un ser humano.

 

Al respecto cabe preguntarse: ¿por qué actualmente la percepción de la IA se asocia cada vez más a los negocios? Porque si definiéramos IA como un conjunto de tecnologías habilitadas para poder predecir conductas, con la capacidad de reconocer patrones, prever acontecimientos futuros, de forma tal de poder tomar buenas decisiones, claramente podríamos visualizar que existe una directa relación entre la IA y el desarrollo empresarial.

Chile no se encuentra ajeno a esta tendencia, en una era donde la inmediatez de los procesos puede determinar éxitos o fracasos de negocios, y la información y administración de datos se han transformado para algunos sectores industriales en sus principales activos. Es ahí donde la IA será clave, y en el caso específico de la Industria Financiera, uno de los sectores más tecnologizados, donde la IA llegó para quedarse.

Durante varios años, nuestra firma ha trabajado en conjunto con el Foro Económico Mundial con el propósito de evaluar las distintas tendencias y cambios en los servicios financieros. En especifico, para el concepto de IA se realizaron más de 200 entrevistas a expertos de la industria, en distintos continentes; más de media docena de talleres mundiales con el solo propósito de analizar el impacto de la IA y cómo esta transformaría el ecosistema financiero. Una investigación que arrojó varias conclusiones interesantes para el futuro de los negocios, las cuales ahora desarrollaré brevemente.

En primer lugar, la adopción de estas tecnologías dará nuevos tipos de valor al entregar innovación de productos y servicios, entregando así una mayor inclusión financiera y una experiencia para el cliente más personalizada. Por otro lado, al remodelar los modelos operativos, las instituciones financieras serán más ágiles, especializadas y conectadas en red, aunque esto traerá más dependencia de las capacidades de los grandes actores de la tecnología.

Con respecto a las relaciones del capital humano con la IA, el intercambio de datos será fundamental para el éxito competitivo, destinando la ventaja a quienes lo adopten por primera vez; mientras que desde un punto de vista institucional y su encuentro con esta tendencia, la IA llevaría a la política pública a un territorio inexplorado, planteando interrogantes que desafiarán al gobierno y a la sociedad, provocando la necesidad de un nuevo conjunto de normas para proteger a los usuarios, regular las máquinas y rehacer la infraestructura financiera.

¿Cuál sería el resultado de toda esta adopción? Una gran agitación de capacidades, recursos y relaciones de gran potencial. Se romperán los antiguos lazos, formando nuevos en formas inesperadas, cambiando así el centro de gravedad tradicional que caracteriza a la industria.

Frente a toda esta espiral de mejoras cabe preguntarse: ¿los humanos pasaremos a segundo plano frente a esta estructura? La verdad es que todo este proceso de adopción dependerá ampliamente del ingenio humano para obtener un mayor valor del desempeño mejorado. Es así como el futuro de los servicios financieros residirá en su capacidad de beneficiarse plenamente de las nuevas tecnologías. De esa forma, un esfuerzo de colaboración triunfará sobre estos desafíos y revelará los beneficios de la IA para los mejores intereses de los negocios y la sociedad.

América Economía (Chile)

 



 
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