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08/01/2019 | Cuota de género y meritocracia

Farid Kahhat

Durante el debate que sostuvo el Parlamento peruano sobre la creación de la Junta Nacional de Justicia, se volvió a plantear la disyuntiva entre la cuota de género y el concurso de méritos. La disyuntiva radicaría en que, incluso aceptando que las cuotas de género revierten parte de los efectos de la discriminación en el mercado laboral, lo hacen a expensas de la competencia profesional (porque parte del personal no sería contratado con base en un concurso de méritos).

 

Pero la presunción de que tal disyuntiva existe se basa en la premisa de que, en promedio, no hay proporciones comparables de profesionales competentes entre hombres y mujeres. Existe un aspecto de la competencia profesional en el que esa premisa es falsa en la mayor parte del mundo: el de la formación educativa. Según un estudio de 2015 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 64 países, en todos ellos las niñas tenían un desempeño substantivamente mejor que los niños en comprensión de lectura (base fundamental para la ulterior adquisición de conocimientos). El desempeño en ciencias era similar, y los niños tenían una ligera ventaja en matemáticas, pero la brecha tendía a reducirse con el paso del tiempo.

En cuanto a la educación universitaria, en los países de la OCDE (entidad que incluye a la totalidad de los países desarrollados) las mujeres habían pasado de representar el 46% de los estudiantes en 1985 a representar el 56% del total en 2015. Tenían además una mayor probabilidad de graduarse y, en promedio, sus calificaciones eran superiores a las de los hombres. Es decir, si de grados y desempeño académico se trata (uno de los criterios en los que debería basarse un concurso de méritos), no debería haber igual número de mujeres que de hombres en puestos de responsabilidad: deberían haber más mujeres.

Y sin embargo, según el Foro Económico Mundial, poco menos del 3% de los directores ejecutivos de las corporaciones empresariales en el mundo son mujeres. Sabemos que esa cifra no es producto del mérito profesional no sólo por lo dicho (es decir, en una proporción creciente de países más mujeres que hombres obtienen títulos profesionales y, además, con mejor desempeño académico), sino también por experiencias como la de Noruega. En ese país se instauró hace una década una cuota femenina de 40% para cargos directivos de empresas que cotizan en bolsa. No pocas empresas se opusieron asumiendo que no encontrarían suficientes mujeres calificadas, lo cual redundaría en un deterioro de su desempeño. Diez años después, la proporción de mujeres en cargos directivos alcanza el nivel establecido por la cuota, sin que ello afecte el desempeño de las empresas involucradas.  

La principal razón por la que existe una brecha salarial entre hombres y mujeres, así como por la que estas últimas están sub-representadas en cargos directivos, es el hecho de que la mayor parte del costo que involucra la crianza de los niños sigue siendo asumido por las mujeres. Es por eso que estas suelen elegir profesiones con menor remuneración y posibilidades de ascenso, pero con mayor flexibilidad, lo cual las hace compatibles con la maternidad. Esa es también la razón por la que son más proclives a retirarse (sea de manera temporal o definitiva) del mercado laboral.

Continuaremos abordando este tema en mi siguiente columna.

América Economía (Chile)

 



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