Los ánimos están caldeados en el corazón de la coalición oficialista Cambiemos. Las últimas encuestas no están lejos de darle a la fórmula Fernández-Fernández un triunfo en la primera vuelta y ahora desde el PRO llegan los pases de factura contra Marcos Peña y Jaime Durán Barba.
Algunos dirigentes les reprochan a los dos ideólogos de
la campaña, no haber permitido que María Eugenia Vidal adelantara las
elecciones en la provincia de Buenos Aires, algo que le hubiera permitido
alcanzar un triunfo seguro en el territorio más disputado del país. La teoría
de Peña, con la que convenció a Mauricio Macri, era que la gobernadora
bonaerense con su imagen podría darle votos al Presidente. Ahora, ante el
avance de Axel Kicillof en los sondeos provinciales, la realidad parece estar
invirtiendo la teoría del jefe de Gabinete, la imagen de Macri le está restando
votos a Vidal. Más allá de esta polémica que ya no tiene vuelta atrás, reparar
el error de estrategia de campaña o será una tarea fácil.
Barba y Peña saben que estas primarias del 11 de agosto,
tendrán la misma fuerza que una elección general y que la polarización que
ellos estimularon resultará inevitable y todo quedará reducido a macristas
versus kirchneristas. Ambas fuerzas decidieron ampliar su imagen personalista e
incluyeron en sus fórmulas a quienes hasta no hace muchas semanas fueron
opositores políticos. Cristina prefirió aparecer como candidata a vice para
dejar la imagen que dejará de ser protagonista exclusiva y eligió para ir a la
Casa Rosada a uno de sus más duros detractores, Alberto Fernández. Macri optó
por colocar como compañero de fórmula al senador peronista Miguel Angel
Pichetto, buscando demostrar una apertura dentro de la alianza oficialista.
EL OBJETIVO DE CFK
Si las predicciones de que las PASO serán el equivalente
a unas elecciones generales, las de octubre será meramente un ejercicio del que
ya se sabe cómo terminará. Está claro que el objetivo de Cristina y Alberto es
alcanzar a superar el 45 por ciento al menos por un voto, cifra obligatoria
para evitar ir a una segunda vuelta, donde ya será necesario superar el 50 por
ciento. El otro cálculo para imponerse en la primera votación es conseguir más
del 40 por ciento de las boletas y superar en al menos diez puntos.
Estos guarismos le darían a Fernández-Fernández un
triunfo seguro, aunque desde la misma coalición lo ven poco probable. La meseta
por la que atraviesa el dólar sumada a una nueva cifra de inflación baja para
el uso en nuestra economía (Se calcula que junio arrojará un 2,7), debilita el
esquema de campaña del kirchnerismo, que por ahora está basada en el fracaso
económico de la gestión Macri.
Los K apuntan a ganar en la primera elección y en Juntos
por el Cambio, por el contrario, juegan todas las cartas al ballotage porque
tendrían más tiempo para intentar convencer con hechos y cifras contra que ?lo
peor ya pasó?. En el medio de esta polarización están los llamados indecisos en
especial a los que se autodenominan anti kirchneristas pero que tampoco
votarían a Macri precisamente desilusionados por los resultados económicos del
gobierno de Cambiemos e inclinados ahora por el frente que lidera Roberto
Lavagna junto a Juan Manuel Urtubey. En mucha menos medida algunos piensan en
la opción de José Luis Espert.
Como un anticipo de la paridad de la disputa, María
Eugenia Vidal le dijo a los líderes de Juntos por el Cambio que esta es la
elección más importante desde la llegada de la democracia. "El que no
quiere el regreso del kirchnerismo nos tiene que votar a nosotros. Esta es la
consigna, métansela en la cabeza", les dijo uno de los organizadores de la
campaña macrista a los líderes y colaboradores del nuevo Frente oficialista
reunidos en el CCK.
EN LA PRIMERA VUELTA
Si bien ya está decidido que la ex presidente no tendrá
una excesiva presencia durante la campaña, por voluntad propia, sí dejó el
argumento principal del eje de la campaña: la crisis económica producida por el
Gobierno.
Por otro lado todo el esfuerzo estará puesto en intentar
no llegar a la segunda vuelta de noviembre. Para muchos dirigentes del
kirchnerismo llama la atención la falta de interés que ha demostrado CFK al
menos en este comienzo de campaña. Solo se limitó a retwittear los spots
oficiales en su sitio de la popular red. La viuda de Kirchner no participará de
ningún debate con la oposición y dejará en manos de su candidato Alberto
Fernández, la decisión de participar o no en los mismos. La líder monitoreará
los resultados desde atrás del escenario y seguramente aparecerá si las cosas
se ponen feas para su alianza.
Cristina no le va a dar el gusto a Marcos Peña de subirse
al cuadrilátero de la pelea, ella sabe que si entre en ese juego la atacarán
por el tema de la corrupción y ese es un asunto del que no hablará
públicamente.
Por su parte, Alberto Fernández dedica la mayor cantidad
de su tiempo para recorrer el conurbano junto al candidato a gobernador, Axel
Kiciloff y tal vez su éxito más importante hasta ahora haya sido conseguir el
apoyo de gobernadores, legisladores nacionales y algunos intendentes del peronismo
que junto a Sergio Massa. "Esta es la foto del millón de dólares"
habría dicho uno de los senadores presentes en una reunión en La Plata.
Sin embargo algunos dirigentes justicialistas de mucho
peso, le exigen a Alberto F. que se mueva por el centro del país, donde Macri
tiene mucha fuerza como quedó demostrado en las urnas de 2015. Estos hombres
fuertes le pidieron a Fernández que vaya solo, sin Cristina, "allí no cae
bien", le aseguraron.
Otra advertencia que recibió el candidato a presidente
fue que deje de hacer frases para defender los errores de Cristina. "El no
puede decir que hoy nos parecemos más a Venezuela que cuando gobernaba
Cristina", aseguró un intendente del conurbano.
Los dos frentes mayoritarios tienen ya definida su
estrategia de campaña lo que hace suponer que habrá una varadera batalla
dialéctica.