En la 4T ya se hicieron bolas con el tema del diálogo con los grupos armados (¿autodefensa o crimen organizado?). Ya no saben cómo dar credibilidad a la fallida estrategia de “abrazos, no balazos”.
Las cifras de homicidios, secuestros, asaltos a mano
armada rompen récords, evidencian el fracaso de los abrazos.
Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, hizo una
extraña declaración en la que admitió que se dialoga con estos grupos. Lo
curioso es que se empleó a fondo para convencer de la prisa que traen los
violentos por devolver la paz a México.
Se armó tal barullo que el presidente López Obrador tuvo
que salir a decir, tajante, que su gobierno no dialoga con criminales. El
mero-mero de la 4T le jaló las orejas al subsecretario de Gobernación, Ricardo
Peralta, por haberse reunido con las autodefensas de la Huacana, Michoacán.
Para ponerlo en palabras del gobernador perredista de esa
entidad, Silvano Aureoles, Peralta fue al municipio michoacano a “premiar” a
los que humillaron e insultaron a elementos del Ejército.
De todo lo que se dijo ayer nos quedamos con el retuit
que el expresidente Felipe Calderón le dio al exdirector del Cisen, Guillermo
Valdés, para expresar su sentir en cuanto dialogar con grupos armados.
“Al no entender el problema ni poder diseñar una
estrategia seria contra el crimen organizado, recurren a la fantasía de que vía
un pacto pacificarán al país. Eso revela ignorancia, desesperación e
impotencia”.